Thursday, September 25, 2008

¿Qué tienen que perder? - Alex Fishman - Ynet

No más alertas, ni más disuasiones, y lo peor de todo, los departamentos dedicados a la seguridad ya no tienen mejores soluciones.

Y si esto no fuera suficiente, el sistema jurídico israelí pone obstáculos de cara a cualquier solución que pueda crear algún tipo de disuasión, y por lo tanto, vamos a seguir contando, casi a diario, más y más intentos de ataques del tipo que se denomina como "atentado terrorista espontáneo", con un único atacante, que no pertenece a ninguna organización, que se despierta por la mañana y decide resolver la pugna con la judíos él mismo, y para ello está dispuesto a morir.

¿Qué tienen que perder? Él puede morir en paz. Sabe que nadie aparte de él pagará cualquier tipo de precio. Su familia gozará de prestigio y de una compensación adecuada. En algunos casos, incluso recibirá un subsidio del Instituto Nacional de Seguros de Israel. Nadie tocará su casa, nada será destruido.

Entonces, ¿qué pasa si el ministro de Defensa decide, a raíz de la masacre de la yeshiva de Jerusalén y de los ataques con excavadoras posteriores, arrasar las casas de los asesinos? Los funcionarios del sistema judicial presentarán sus obstáculos jurídicos, y la idea se desvanecerá rápidamente. Cuentan con una opinión pública con una memoria de corto recorrido. Tuvimos un breve período de calma en Jerusalém y regresaron a la rutina sin optar por verdaderas soluciones.

Ahora traten de explicárselo a la madre del soldado de la brigada Golani que fue cegado después de que una loca arrojara ácido sobre él: que no hay nada que se pueda hacer, que se trata de un único atacante, y que no tiene el apoyo de una organización terrorista, ni recibe órdenes de Beirut o de Nablus. Nosotros no sabíamos nada acerca de ella y no pudimos prever su ataque.

Cómo tratar de explicar a los familiares de las víctimas del ataque del lunes que era imposible predecir el comportamiento del atacante palestino, y que en esos casos, en efecto, nada se puede hacer, que no tenemos suficientes oficiales de la policía, soldados y agentes del Shin Bet para vigilar a todos los palestinos que entran en Jerusalém.

Pero de hecho, los funcionarios nos prometieron introducir una estricta supervisión de los obreros palestinos que trabajan en la parte occidental de Jerusalém y comprobar los permisos y los antecedentes de todos los palestinos que operan con maquinaria pesada. Entonces, ¿qué ocurre? Si no se les detiene así no se puede disuadir a nadie. Apuñalamientos y más intentos de apuñalamientos se han convertido en una rutina casi diaria que a veces ni sale por los medios de comunicación.

Todos están de acuerdo en que no existían advertencias sobre el tipo de ataque que vimos en Jerusalém el lunes por la noche. Sin embargo, esto no justifica el hecho de que hasta que se produjo, por adelantado, luchemos para crear la suficiente disuasión. Si no somos capaces de crear un nuevo nivel de disuasión, y no queda claro de antemano que se pagará un alto precio de forma inmediata en lo que respecta a la familia del terrorista y de sus bienes - en forma de hogares arrasados y de expulsiones de las familias -, se seguirá viviendo con la amenaza.

Cuando un ataque tenga éxito, le seguirá otro, y luego otro más, hasta que la secuencia se convierta en una amenaza existencial. La gente ya se asusta de caminar por las calles, al igual que lo solía estar a bordo de los autobuses. Así pues, nos mantendremos apegados a los derechos humanos, pero también seremos estúpidos, impotentes y miserables. Y esto es un suicidio.

Arrasar las casas de los familiares de los terroristas es una solución cruel, inhumana. Sin embargo, ¿alguien tiene una solución mejor para detener esta ola asesina? ¿Tal vez esperar hasta que prevalezca la paz?

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