Tuesday, February 10, 2009

Las elecciones y la imagen de Israel - Petra Marquardt-Bigman - JPost BlogCentral

En un reciente editorial, David Horovitz ofrece una sombría evaluación de los desafíos que enfrenta Israel como país que celebra unas elecciones esta semana. Horovitz se centra en particular en el "implacable proceso de deslegitimación" al que ha sido expuesto Israel desde hace bastante tiempo y nos sugiere que este proceso es probable que se intensifique si el Likud gana las elecciones, ya que los críticos de Israel lo interpretarían como una señal de que Israel ha "dado la espalda a la paz".

Sin embargo, Horovitz también deja claro que lo que Israel hace o deja de hacer, realmente influye muy poco en los que están ansiosos por deslegitimar al Estado judío. De hecho, los recientes acontecimientos han demostrado una vez más que hay un coro de indignación cada vez que Israel se mueve para defender a sus ciudadanos, por ejemplo, esas inconmensurables broncas que, evidentemente, dan como resultado comentarios como este: "la reputación internacional de Israel cayó a su nivel más bajo desde hace dos décadas el día de ayer, en medio de las condenas por parte de Gran Bretaña y de Europa por la conducta del ejército israelí... Además, se ha solicitado que las Naciones Unidas dirijan una investigación sobre las denuncias de que el ejército israelí ha llevado a cabo una masacre y que sus soldados son culpables de crímenes de guerra". Esto puede sonar como una reciente condena por los recientes enfrentamientos en Gaza, pero es en realidad esta fechado en abril del 2002: es la manera con la cual The Guardián, y de hecho otros muchos medios de comunicación de todo el mundo, informó acerca de la “masacre“ de Jenin, hecho que nunca se produjo.

Aunque yo personalmente no celebre una victoria del Likud, soy perfectamente consciente de que aquellos que lo utilizarán para acusar a Israel de "volver la espalda a la paz", de todos formas nunca han estado dispuestos a reconocer que Israel haya realizado esfuerzos de buena fe para lograr dicha paz. David Horovitz destaca el hecho de que el primer ministro saliente de Israel [Ehud Olmert] "estaba dispuesto a renunciar a casi toda Cisjordania, con un canje del territorio restante en una proporción 1:1, estando de acuerdo a la hora de aceptar compromisos para compartir el poder en Jerusalém y a considerar un retorno simbólico de los refugiados palestinos a Israel".

Puede uno cuestionarse si estas ofertas realizadas por Olmert han sido “registradas” por aquellos obsesionados con la deslegitimación de Israel y por esos medios de comunicación que atienden a unos determinados círculos de opinión y conocen que su audiencia prefiere un flujo constante de noticias que demuestren que Israel es el único culpable. Además, para muchos de los críticos de Israel basta con que los palestinos decidan rechazar una oferta de Israel para sostener a su vez que Israel no es "serio" en la búsqueda de la paz, mientras que la idea de que quizá sean los palestinos los que en realidad no son tan serios en dicha búsqueda de la paz, sería obviamente para ellos una pura y simple blasfemia.

Lo cierto es que para los palestinos, como sucedió en Camp David y Taba, lo que Israel ofrece nunca es suficiente: rechazaron de plano las propuestas del verano pasado, y el alto negociador palestino, Ahmed Qureia, también pareció rechazar la idea de que los canjes de territorio podrían ser una forma pragmática para llegar a un acuerdo, insistiendo en que Israel debe retirarse por completo a las fronteras de 1967, ya que de otra manera, amenazó Qureia, los palestinos exigirían un estado bi-nacional.

Por supuesto, la "solución de un único estado" invocada repetidamente por Qureia en los últimos años no es algo nada nuevo, como bien lo señala el título de un artículo muy pertinente de Jonathan Spyer: "Hacia el futuro desde el pasado: La caída y ascensión de la Solución de un único estado". Spyer demuestra que los palestinos siempre han visto al sionismo como "un movimiento del colonialismo europeo", y esto, evidentemente, se vende muy bien hoy en día: convierte el objetivo de la abolición del estado judío en una causa progresista que debe lograrse por medio de una noble lucha anticolonial, en la cual también pueden colaborar los combatientes occidentales por la libertad y que deseen hacer suya la causa de "liberar Palestina desde el río [Jordan] hasta el mar [Mediterraneo]".

A fin de cuentas es la razón por la cual, como señala con enorme frustración David Horovitz , "se acepte el ridículo argumento de Hamas, completamente respaldado por sus enemigos de Fatah, de que el lanzamiento de miles de cohetes y tiros de mortero contra la población civil de Israel, y desde que en Gaza ya no hay más judíos, se lleva a cabo con el fin de resistir la ocupación y la empresa de colonización, y de que esa argumentación sea ampliamente aceptada, no sólo en el mundo árabe, sino también en Occidente".

Sin embargo, si alguien puede ser acusado con razón de dar la espalda a la paz, son quienes afirman que Gaza está "aún ocupada" y que por haber sido "elegidos democráticamente" [Hamas] sus gobernantes, poseen algún tipo de derecho inalienable a castigar a cientos de miles de ciudadanos israelíes con ataques indiscriminados con cohetes y tiros de mortero cada vez que les convenga. Negar el derecho de Israel a defenderse contra los ataques lanzados desde un territorio que ha sido completamente evacuado por Israel, es la mejor manera de convencer a los votantes israelíes de que "territorios por paz" es una propuesta arriesgada.

Del mismo modo, quienes insisten en las fronteras de 1967 sin ningún tipo de rectificación sólo demuestran que la paz y un estado palestino, viviendo al lado de Israel, no son sus prioridades. La oferta de Olmert del pasado verano preveía que los palestinos recibirían el 93% de Cisjordania y un territorio compensatorio por el resto, con un intercambio de territorio que añadiría superficie a la Franja de Gaza. Dada la importancia que normalmente se asigna a la demanda de "viabilidad" del futuro estado palestino, el rápido rechazo de esta propuesta por parte de los funcionarios palestinos es difícil de justificar. Aunque hay pocas cosas en las fronteras de 1967 que hagan al estado palestino más viable, el incremento territorial de la Franja de Gaza sería una excelente opción para aliviar su terrible hacinamiento, tanto más cuanto que Gaza, obviamente, tiene un enorme potencial económico para el estado palestino por su salida al mar.

Pero los críticos de Israel, e inclusive algunos autodeclarados amigos de Israel que pretenden saber que es lo mejor para Israel incluso por encima de los propios israelíes, apenas han encontrado tiempo para observar que otra perfectamente razonable propuesta israelí para un arreglo fue rechazada de plano: y es que están demasiado ocupados escribiendo, leyendo y aplaudiendo los innumerables artículos y blogs que alegremente repiten el mantra de que "Israel tiene un montón de tácticas para la guerra, pero ninguna para la paz".

Es el mismo estribillo que oímos y oiremos antes y después de las elecciones, e independientemente de quién las gane. No nos engañemos: si no votamos a favor de Hamás, siempre habrá "progresistas" que sabrán que nosotros tenemos toda la culpa...

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