Saturday, February 21, 2009

Una batalla perdida - Yair Lapid - Ynet


©Menahem Kahana

Al comienzo de la semana viajé hasta una base de entrenamiento del IDF, cerca de Mitzpe Ramon, en el sur, con el fin de dar una charla a los cadetes de infantería que estaban a punto de completar el curso de oficial. El viaje fue agradable, el sur estaba hermoso esos días.

Conduje a través de un vasto y polvoriento desierto, mientras que aquí y allá veía un paisaje lunar, por encima del cual emergía equipamiento minero de color amarillo, asemejándose a monstruos prehistóricos amarillentos que excavaban la roca caliza.

Fui recibido por el sub-comandante, el teniente coronel Avi, quién me acogió en el estacionamiento y me condujo a la oficina del coronel Aharon Haliwa, el comandante de la base. El despacho del comandante es una de esas cosas que nunca cambian. Un soldado sonriente nos preparó café y los tres permanecimos sentados y hablando, matando el tiempo hasta el comienzo de la conferencia.

Hay algo relajante en estas conversaciones. Le recuerdan a uno nuevamente que el IDF está lleno de gente sabia, de gran valía, y que realmente llaman la atención. Por curiosidad, y con el fin de pasar el tiempo, le pregunté al comandante cuántos profesores invitados habían sido llegado hasta la fecha. "Siete u ocho", respondió el Teniente Coronel Avi. ¿Quiénes fueron los oradores? , le pregunté. El comandante y su adjunto se cruzaron miradas incómodas. "Todos eran rabinos", dijo finalmente Avi.

Reconozco que me quede asombrado. Las opiniones de los rabinos sionistas religiosos son, por supuesto, dignas de ser escuchadas, sin embargo, representan una muy delimitada y pequeña parte dentro del espectro general israelí. Este no es el camino para formar la percepción de los futuros comandantes de división y de brigada.

"No nos equivoquemos", me dijo el coronel Haliwa. "Esto no es lo que queríamos, sin embargo con los rabinos siempre es más fácil. Siempre están felices de poder venir aquí. Se les llama, y rápidamente preguntan cuándo sería una fecha conveniente para nosotros y cuanto antes".

"¿Qué tiene que ver eso con la conveniencia?", les pregunté. "¿Qué hay de los A.B.Yehoshua, Amnon Dankner, Amos Oz, Shlomo Artzi yYaron London? ¿Qué pasa con todos los miembros de los medios de comunicación, de los artistas, de los autores, de los poetas...? ¿Por qué no los invitan?"

"Les invitamos todo el tiempo", dijo uno de los comandantes, casi insultado. "No pasa una semana sin que les llamemos y les pidamos que vengan".

"Bueno", dije, "¿Cuál es el problema?"

"No tengo ni idea", me respondió el coronel Avi. "Usted es el primero que ha aceptado venir".

Me quede en silenció. El Coronel Haliwa, viendo que estaba conmocionado, me palmeó cariñosamente la espalda. "Bueno", me dijo, "no hay mucho que se pueda hacer al respecto. Mitzpe Ramon está un poco alejado para ellos".

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3 Comments:

Blogger Fabián said...

Qué dolor.

2:07 PM  
Blogger José Antonio said...

¿¿?? Lo siento, demasiado hermético para mí

Sinceramente, siempre me había creído eso de las virtudes de la pedagogía y de enseñar con el ejemplo...

Debo estar anticuado

10:29 PM  
Blogger Sedoni said...

muy tipico, es facil hablar desde la barrera y despues acusar a los rabinos de manipular a las tropas oO

10:17 PM  

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