La trastienda de las estrellas de los medios de comunicación de Israel - Caroline Glick - Jerusalem Post
(Las opiniones de Caroline Glick son un tanto radicales y sus artículos muy largos, pero este artículo que trata sobre las denuncias por parte de algunos soldados de supuestos crímenes de guerra durante el conflicto en Gaza, hecho que ha tenido una gran trascendencia a nivel internacional, es muy interesante para comprobar la trastienda y las apuestas de ciertos medios de comunicación mayoritariamente apegados a una izquierda cada vez más no sionista y post-sionista. El artículo recoge las dos terceras partes finales del artículo)
Hasta la semana pasada, tanto el gobierno saliente como el IDF fueron capaces de minimizar la importancia de la campaña desatada en contra de Israel tras la finalización de la Operación Plomo Fundido, ya que dicha operación contaba con el apoyo de la izquierda israelí y en particular de los medios de comunicación. En tanto que la izquierda permaneció fiel, tanto el gobierno saliente como el IDF supusieron razonablemente que el impacto de las alegaciones en contra de Israel no perjudicaría la capacidad de funcionamiento del IDF.
Pero ahora los medios de comunicación están comenzando a cambiar de campo.
La Operación Plomo Fundido se ha convertido en un acontecimiento desagradable para la izquierda israelí, en particular para los medios nacionales de comunicación que controla. Hay dos razones principales para ello.
En primer lugar, estos medios de comunicación eran los principales defensores del plan del entonces primer ministro Ariel Sharon de evacuar a todos los civiles y militares israelíes de Gaza en el 2005. En el período previo a la retirada, los medios de comunicación demonizaron a todos los que pusieron en tela de juicio la conveniencia de dicho plan y a los que advirtieron que su aplicación podría exponer al sur de Israel a los cohetes, morteros y misiles palestinos
El ataque con cohetes y misiles por parte de los palestinos contra el sur de Israel ha sido la prueba incontrovertible de su profunda estupidez.
En segundo lugar, la Operación Plomo Fundido fue llevada a cabo por un gobierno de izquierdas en vísperas de unas elecciones. Los medios de comunicación que habían incluso pensado en criticarla, nos han demostrado que la afirmación de la líder del Kadima, Tzipi Livni, de que sólo una guerra llevada por la izquierda es sostenida por todos, era una mentira. Para apuntalar los votos de Kadima y de Avoda (laboristas), esos mismos medios de comunicación tuvieron que tragarse su orgullo y todas su monsergas pacifistas.
Por esos esfuerzos, los medios de comunicación se encontraron posteriomente ridiculizados por parte del popular programa satírico de izquierdas, Eretz Nehederet, que los retrató como a unos belicistas.
Es difícil saber si los medios de comunicación hubieran mantenido su apoyo vigilante a la Operación Plomo Fundido si el Kadima hubiera ganado las elecciones [N.P: para poder formar gobierno], pero ahora que Kadima ha perdido y el líder del Likud Binyamin Netanyahu está formando su gobierno, es evidente que los medios de comunicación ya no sienten que sea necesario apoyar al IDF. Después de todo, la próxima batalla será conducida por el Likud.
La primera señal de que los medios de comunicación se volvían en contra del IDF llegó el mes pasado. Siguió una pauta bien conocida: un activista político de la extrema izquierda hizo acusaciones infundadas contra un comandante del IDF. Los medios de comunicación dieron credibilidad a las denuncias considerándolas como creíbles y exigieron una investigación. En resumen, el Prof. Haim Ganz de la Universidad de Tel Aviv, que dirige el Centro Minerva de Derechos Humanos, informó al Haaretz de que había escrito una carta al Prof. Hanoch Dagan, el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Tel Aviv, en protesta por su decisión de contratar al coronel retirado del IDF Pnina Baruch-Sharvit como profesor de derecho internacional. Baruch-Sharvit había terminado su servicio en el IDF como comandante de de la División de Derecho Internacional.
Ganz denunció que Baruch-Sharvit había cometido crímenes de guerra al dar su autorización legal a las fuerzas del IDF para llevar a cabo misiones en Gaza, así pues su presencia en la Facultad de Derecho sería un insulto a los valores humanitarios de la universidad.
Las denuncias de Ganz eran manifiestamente absurdas y calumniosas, pero el Haaretz se sintió muy feliz a la hora de darlas credibilidad y publicar un editorial pidiendo que su contrato fuera cancelado. Al final, después de que el ministro de Defensa Ehud Barak y el Primer Ministro Ehud Olmert defendieran el nombramiento, Dagan mantuvo su decisión de traer a Baruch-Sharvit a la facultad.
El daño, sin embargo, ya se había producido. En primer lugar, Ganz y el Haaretz dieron pretextos a los activistas anti-Israel alegando que nuestros soldados y oficiales eran criminales de guerra. Y en segundo lugar, el ataque contra Baruch-Sharvit permanecería en la mente del resto de abogados del IDF en lo que respecta a su futuro tras su carrera militar. Después de esto, se pensarían dos veces antes de dar una aprobación legal a posibles misiones militares, sabiendo claramente que podían ingresar en una lista negra por defender a su país.
Si la tormenta Baruch-Sharvit había sido el inicio, el primer gran asalto de los medios de comunicación contra el IDF se produjo el jueves. También en este caso la campaña fue una coproducción de un activista de la extrema izquierda y de periodistas de extrema izquierda.
La pre-academia militar Yitzhak Rabin de Jaffa está dirigida por el movimiento kibbutz. Es la única pre-academia militar que es abierta y expresamente de izquierdas. Su fundador y director, Danny Zamir, fue encarcelado en 1990 por negarse a servir en Nablus durante el auge del levantamiento palestino. En 2004 hizo el manifiesto 1990 apelando a los soldados a rechazar ordenes tal como fue reproducido en un libro, “Refusnik: Los soldados de Israel con conciencia”, que se publicó con un prologo de Susan Sontag y una recomendación de Noam Chomsky.
En el año de duración de su programa, los cadetes de la pre-academia militar Yitzhak Rabin son sometidos a una filosofía política post-sionista que, según fuentes familiarizadas con la institución, les adoctrina para creer que Israel no tiene derecho a existir como un Estado judío. En una reciente conferencia de esta academia, organizada conjuntamente con los drusos y previa a su entrada en la academia militar del ejército, los soldados drusos expresaron su asombro de que mientras ellos se identificaban con Israel y con el sionismo, sus homólogos judíos de la pre-academia Yitzhak Rabin estuvieran expresamente en contra de esos ideales.
El mes pasado, Zamir organizó una conferencia con sus antiguos alumnos y oficiales que ahora están sirviendo en las unidades de combate del IDF. Allí, el orador alentó a esos jóvenes soldados a que le contaran sus historias de guerra. En lo que sólo puede ser comparado con una especie de sesiones de autocríticas propias de un grupo comunista, Zamir le dijo al Canal 10 que los jóvenes soldados fueron alentados a revisar y visionar sus acciones en la Franja de Gaza como inmorales. Algunos de ellos aceptaron los términos del debate y describieron supuestamente presuntos actos inmorales que se llevaron a cabo en Gaza. En la mayoría de los casos Zamir reconoció que los soldados no estaban presentes durante los sucesos que describían. Estos sucesos incluían el asesinato de mujeres y niños palestinos que entraron dentro de las zonas de fuego y comportamientos hostiles con los civiles palestinos cuyos hogares fueron utilizados durante el desarrollo de la operación. Otros comentarios suponían juicios éticos, tales como el requisito de que los soldados valoraran más sus vidas y la de sus camaradas que las vidas de los sospechosos de terrorismo, estimación considerada como inmoral o ilegal.
Zamir afirma que proporcionó esos supuestos testimonios al IDF y pidió que se investigaran. Desde el momento en que se negó a proporcionar los nombres de los soldados implicados en esas denuncias y que los testimonios procedían de soldados que no habían sido testigos directos de los hechos narrados, los oficiales del IDF le comunicaron que tendrían dificultades a la hora de investigar.
Descontento con esta respuesta, Zamir publicó esos testimonios en el boletín de su escuela y se lo proporcionó a dos periodistas de la extrema izquierda: Ofer Shelach del Canal 10 y Amos Harel del Haaretz.
En un acto de absoluta mala práctica periodística, Shelach presentó durante la noche del viernes esas fuentes anónimas como testimonios en primera persona. Utilizó a otras personas para dar lectura a las declaraciones de los soldados como si fueran narrados realmente por los propios soldados, y nunca comunicó a su audiencia que las voces que se oían no eran las voces reales de los soldados. Posteriormente atacó al IDF por negarse a tomar en serio estos informes y tener el descaro de señalar que la pre-academia militar Yitzhak Rabin era una conocida institución izquierdista. Por supuesto, no mencionó el hecho de que el propio Zamir había cumplido una condena de prisión por negarse a prestar un servicio en una fecha tan reciente como 2004, participando en un libro que explicaba por qué el IDF era un ejército inmoral.
En cuanto a Harel, publicó las declaraciones de los soldados en el Haaretz. Posteriormente escribió un "análisis" con el argumento de que el IDF no puede ignorar las declaraciones de estas voces anónimas porque, en su opinión, los soldados “no tenían ninguna razón para haber mentido”. El hecho de que no presentaran pruebas de sus afirmaciones aparentemente no resultaba importante.
Ahora, mediante la presentación de estos informes de segunda mano de los combates como hechos comprobados, con el propio Zamir convertido en un observador objetivo y creíble, y con llamamientos para que el IDF se avergüence de sí mismo y enmiende sus procedimientos, tanto Shelach como Harel conseguirán por fin expiar su “pecado” de haber apoyado al ejército durante la Operación Plomo Fundido. Tal vez para ellos, sólo se trataba en definitiva de esto.
Pero las consecuencias de sus actos serán devastadoras tanto para el IDF como para el país. Así como la campaña contra Baruch-Sharvit por parte del Haaretz trató de amedrentar a los restantes abogados militares llamados a evaluar la legalidad de las operaciones militares propuestas, ya que así se negaran a tomar decisiones y porque incidentes como este harán que los comandantes en el terreno se lo piensen dos veces antes de decir algo a sus soldados y así protegerse a sí mismos. Es decir, que harían del IDF una fuerza de combate menos efectiva.
Internacionalmente, la publicidad que Shelach y Harel han dado a estos informes anónimos y sin fundamento servirá para legitimar a Hamas ante Occidente. Ya mismo, miles de noticias acogiendo esos informes han sido publicados en todo el mundo. ¿Y por qué no? ¿Qué puede ser más abrumador que la propia prensa israelí citando a soldados israelíes? Si estas son las gentes contra las que lucha Hamas, no es de extrañar su deseo de destruir a Israel.
Aparte de la ayuda y el confort que sus informes proporcionan a los políticos occidentales deseosos de fotografiarse con Khaled Mashaal, las informaciones de Shelach y Harel darán lugar a que cada soldado o comandante del IDF que viaje a Europa corra el riesgo de ser detenido, acusado y enjuiciado por crímenes de guerra imaginarios ante tribunales irregulares surgiendo por todo el continente. Sin duda, gracias a sus esfuerzos, Shelach y Harel podrán contar con billetes de primera fila como primeras estrellas de los medios de comunicación. Que les vaya bien.
PD. Mañana, eso espero, la traducción de un tremendo artículo de Melanie Phillips, "El libelo de sangre del Haaretz", donde desmonta las supuestas acusaciones de esos testigos no directos (y que se basan en rumores de rumores) publicadas en el Haaretz.
Hasta la semana pasada, tanto el gobierno saliente como el IDF fueron capaces de minimizar la importancia de la campaña desatada en contra de Israel tras la finalización de la Operación Plomo Fundido, ya que dicha operación contaba con el apoyo de la izquierda israelí y en particular de los medios de comunicación. En tanto que la izquierda permaneció fiel, tanto el gobierno saliente como el IDF supusieron razonablemente que el impacto de las alegaciones en contra de Israel no perjudicaría la capacidad de funcionamiento del IDF.
Pero ahora los medios de comunicación están comenzando a cambiar de campo.
La Operación Plomo Fundido se ha convertido en un acontecimiento desagradable para la izquierda israelí, en particular para los medios nacionales de comunicación que controla. Hay dos razones principales para ello.
En primer lugar, estos medios de comunicación eran los principales defensores del plan del entonces primer ministro Ariel Sharon de evacuar a todos los civiles y militares israelíes de Gaza en el 2005. En el período previo a la retirada, los medios de comunicación demonizaron a todos los que pusieron en tela de juicio la conveniencia de dicho plan y a los que advirtieron que su aplicación podría exponer al sur de Israel a los cohetes, morteros y misiles palestinos
El ataque con cohetes y misiles por parte de los palestinos contra el sur de Israel ha sido la prueba incontrovertible de su profunda estupidez.
En segundo lugar, la Operación Plomo Fundido fue llevada a cabo por un gobierno de izquierdas en vísperas de unas elecciones. Los medios de comunicación que habían incluso pensado en criticarla, nos han demostrado que la afirmación de la líder del Kadima, Tzipi Livni, de que sólo una guerra llevada por la izquierda es sostenida por todos, era una mentira. Para apuntalar los votos de Kadima y de Avoda (laboristas), esos mismos medios de comunicación tuvieron que tragarse su orgullo y todas su monsergas pacifistas.
Por esos esfuerzos, los medios de comunicación se encontraron posteriomente ridiculizados por parte del popular programa satírico de izquierdas, Eretz Nehederet, que los retrató como a unos belicistas.
Es difícil saber si los medios de comunicación hubieran mantenido su apoyo vigilante a la Operación Plomo Fundido si el Kadima hubiera ganado las elecciones [N.P: para poder formar gobierno], pero ahora que Kadima ha perdido y el líder del Likud Binyamin Netanyahu está formando su gobierno, es evidente que los medios de comunicación ya no sienten que sea necesario apoyar al IDF. Después de todo, la próxima batalla será conducida por el Likud.
La primera señal de que los medios de comunicación se volvían en contra del IDF llegó el mes pasado. Siguió una pauta bien conocida: un activista político de la extrema izquierda hizo acusaciones infundadas contra un comandante del IDF. Los medios de comunicación dieron credibilidad a las denuncias considerándolas como creíbles y exigieron una investigación. En resumen, el Prof. Haim Ganz de la Universidad de Tel Aviv, que dirige el Centro Minerva de Derechos Humanos, informó al Haaretz de que había escrito una carta al Prof. Hanoch Dagan, el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Tel Aviv, en protesta por su decisión de contratar al coronel retirado del IDF Pnina Baruch-Sharvit como profesor de derecho internacional. Baruch-Sharvit había terminado su servicio en el IDF como comandante de de la División de Derecho Internacional.
Ganz denunció que Baruch-Sharvit había cometido crímenes de guerra al dar su autorización legal a las fuerzas del IDF para llevar a cabo misiones en Gaza, así pues su presencia en la Facultad de Derecho sería un insulto a los valores humanitarios de la universidad.
Las denuncias de Ganz eran manifiestamente absurdas y calumniosas, pero el Haaretz se sintió muy feliz a la hora de darlas credibilidad y publicar un editorial pidiendo que su contrato fuera cancelado. Al final, después de que el ministro de Defensa Ehud Barak y el Primer Ministro Ehud Olmert defendieran el nombramiento, Dagan mantuvo su decisión de traer a Baruch-Sharvit a la facultad.
El daño, sin embargo, ya se había producido. En primer lugar, Ganz y el Haaretz dieron pretextos a los activistas anti-Israel alegando que nuestros soldados y oficiales eran criminales de guerra. Y en segundo lugar, el ataque contra Baruch-Sharvit permanecería en la mente del resto de abogados del IDF en lo que respecta a su futuro tras su carrera militar. Después de esto, se pensarían dos veces antes de dar una aprobación legal a posibles misiones militares, sabiendo claramente que podían ingresar en una lista negra por defender a su país.
Si la tormenta Baruch-Sharvit había sido el inicio, el primer gran asalto de los medios de comunicación contra el IDF se produjo el jueves. También en este caso la campaña fue una coproducción de un activista de la extrema izquierda y de periodistas de extrema izquierda.
La pre-academia militar Yitzhak Rabin de Jaffa está dirigida por el movimiento kibbutz. Es la única pre-academia militar que es abierta y expresamente de izquierdas. Su fundador y director, Danny Zamir, fue encarcelado en 1990 por negarse a servir en Nablus durante el auge del levantamiento palestino. En 2004 hizo el manifiesto 1990 apelando a los soldados a rechazar ordenes tal como fue reproducido en un libro, “Refusnik: Los soldados de Israel con conciencia”, que se publicó con un prologo de Susan Sontag y una recomendación de Noam Chomsky.
En el año de duración de su programa, los cadetes de la pre-academia militar Yitzhak Rabin son sometidos a una filosofía política post-sionista que, según fuentes familiarizadas con la institución, les adoctrina para creer que Israel no tiene derecho a existir como un Estado judío. En una reciente conferencia de esta academia, organizada conjuntamente con los drusos y previa a su entrada en la academia militar del ejército, los soldados drusos expresaron su asombro de que mientras ellos se identificaban con Israel y con el sionismo, sus homólogos judíos de la pre-academia Yitzhak Rabin estuvieran expresamente en contra de esos ideales.
El mes pasado, Zamir organizó una conferencia con sus antiguos alumnos y oficiales que ahora están sirviendo en las unidades de combate del IDF. Allí, el orador alentó a esos jóvenes soldados a que le contaran sus historias de guerra. En lo que sólo puede ser comparado con una especie de sesiones de autocríticas propias de un grupo comunista, Zamir le dijo al Canal 10 que los jóvenes soldados fueron alentados a revisar y visionar sus acciones en la Franja de Gaza como inmorales. Algunos de ellos aceptaron los términos del debate y describieron supuestamente presuntos actos inmorales que se llevaron a cabo en Gaza. En la mayoría de los casos Zamir reconoció que los soldados no estaban presentes durante los sucesos que describían. Estos sucesos incluían el asesinato de mujeres y niños palestinos que entraron dentro de las zonas de fuego y comportamientos hostiles con los civiles palestinos cuyos hogares fueron utilizados durante el desarrollo de la operación. Otros comentarios suponían juicios éticos, tales como el requisito de que los soldados valoraran más sus vidas y la de sus camaradas que las vidas de los sospechosos de terrorismo, estimación considerada como inmoral o ilegal.
Zamir afirma que proporcionó esos supuestos testimonios al IDF y pidió que se investigaran. Desde el momento en que se negó a proporcionar los nombres de los soldados implicados en esas denuncias y que los testimonios procedían de soldados que no habían sido testigos directos de los hechos narrados, los oficiales del IDF le comunicaron que tendrían dificultades a la hora de investigar.
Descontento con esta respuesta, Zamir publicó esos testimonios en el boletín de su escuela y se lo proporcionó a dos periodistas de la extrema izquierda: Ofer Shelach del Canal 10 y Amos Harel del Haaretz.
En un acto de absoluta mala práctica periodística, Shelach presentó durante la noche del viernes esas fuentes anónimas como testimonios en primera persona. Utilizó a otras personas para dar lectura a las declaraciones de los soldados como si fueran narrados realmente por los propios soldados, y nunca comunicó a su audiencia que las voces que se oían no eran las voces reales de los soldados. Posteriormente atacó al IDF por negarse a tomar en serio estos informes y tener el descaro de señalar que la pre-academia militar Yitzhak Rabin era una conocida institución izquierdista. Por supuesto, no mencionó el hecho de que el propio Zamir había cumplido una condena de prisión por negarse a prestar un servicio en una fecha tan reciente como 2004, participando en un libro que explicaba por qué el IDF era un ejército inmoral.
En cuanto a Harel, publicó las declaraciones de los soldados en el Haaretz. Posteriormente escribió un "análisis" con el argumento de que el IDF no puede ignorar las declaraciones de estas voces anónimas porque, en su opinión, los soldados “no tenían ninguna razón para haber mentido”. El hecho de que no presentaran pruebas de sus afirmaciones aparentemente no resultaba importante.
Ahora, mediante la presentación de estos informes de segunda mano de los combates como hechos comprobados, con el propio Zamir convertido en un observador objetivo y creíble, y con llamamientos para que el IDF se avergüence de sí mismo y enmiende sus procedimientos, tanto Shelach como Harel conseguirán por fin expiar su “pecado” de haber apoyado al ejército durante la Operación Plomo Fundido. Tal vez para ellos, sólo se trataba en definitiva de esto.
Pero las consecuencias de sus actos serán devastadoras tanto para el IDF como para el país. Así como la campaña contra Baruch-Sharvit por parte del Haaretz trató de amedrentar a los restantes abogados militares llamados a evaluar la legalidad de las operaciones militares propuestas, ya que así se negaran a tomar decisiones y porque incidentes como este harán que los comandantes en el terreno se lo piensen dos veces antes de decir algo a sus soldados y así protegerse a sí mismos. Es decir, que harían del IDF una fuerza de combate menos efectiva.
Internacionalmente, la publicidad que Shelach y Harel han dado a estos informes anónimos y sin fundamento servirá para legitimar a Hamas ante Occidente. Ya mismo, miles de noticias acogiendo esos informes han sido publicados en todo el mundo. ¿Y por qué no? ¿Qué puede ser más abrumador que la propia prensa israelí citando a soldados israelíes? Si estas son las gentes contra las que lucha Hamas, no es de extrañar su deseo de destruir a Israel.
Aparte de la ayuda y el confort que sus informes proporcionan a los políticos occidentales deseosos de fotografiarse con Khaled Mashaal, las informaciones de Shelach y Harel darán lugar a que cada soldado o comandante del IDF que viaje a Europa corra el riesgo de ser detenido, acusado y enjuiciado por crímenes de guerra imaginarios ante tribunales irregulares surgiendo por todo el continente. Sin duda, gracias a sus esfuerzos, Shelach y Harel podrán contar con billetes de primera fila como primeras estrellas de los medios de comunicación. Que les vaya bien.
PD. Mañana, eso espero, la traducción de un tremendo artículo de Melanie Phillips, "El libelo de sangre del Haaretz", donde desmonta las supuestas acusaciones de esos testigos no directos (y que se basan en rumores de rumores) publicadas en el Haaretz.
Labels: Amenazas, Antisionismo, Israel
1 Comments:
Se está convirtiendo en un axioma el binomio izquierda-basura, pero lo de la izquierda israelí no deja de conmocionarm; no he visto en mi vida mas lerdos que esta gente que se posiciona contra el sentido común y contra su propia vida, pero si eso no les importa, la de los demás.No, no lo entiendo y eso que a veces han actuado con cabeza, seguramente sin pretenderlo. Es lo que hay, el contagio de los progres está resolviéndose como una pandemia.
Post a Comment
<< Home