Sunday, March 29, 2009

Las malas razones de un best-seller (Shlomo Sand) - Eric Marty - Le Monde

Todo el mundo se acuerda de ciertas declaraciones que, antaño, provocaron un escándalo: según un rumor proveniente de Europa, las cámaras de gas nunca existieron, según otro, emanando del mundo árabe, el Templo judío de Jerusalém fue una invención de los colonos sionistas, a pesar de que se atestigua en el Corán describiendo a Jesús orando "de pie".

Pero con el siglo que viene, y que se anuncia formidable, comprenderemos que estas negaciones no son más que meros detalles. El libro de Shlomo Sand, "¿Cómo fue inventado el pueblo judío: de la Biblia al sionismo", resuelve definitivamente la cuestión. El pueblo judío no existe: !! divina sorpresa !!

Inútil convertirse en aprendiz de químico declarando la inocuidad del Zyklon B, inútil jugar a arqueólogo para convertir el Muro de las Lamentaciones en una excrecencia de la Mezquita Al-Aqsa, puesto que si el pueblo judío no es más que una invención del siglo XIX bajo el paradigma occidental del estado-nación, entonces la cuestión está resuelta. Algunos podrán concluir que es bastante natural que un pueblo que no existe se invente infinitas leyendas para atestiguar su pseudo-existencia.

No es este el lugar para exponer y denunciar las confusiones, y sobre todo el carácter enormemente ingenuo de la tesis del libro de Shlomo Sand. Los especialistas ya lo han hecho. Se trata de la obra de un historiador autodidacta cuyas informaciones son de segunda mano, donde mezcla aproximaciones a cosas ya conocidas, pero que las presenta bajo el ángulo sesgado de descubrimientos sulfurosos.

Sand presenta el hecho de que no hay ninguna raza judía como un descubrimiento que convierte la existencia del pueblo judío en una invención histórica. Pero al hacerlo, confunde dos categorías extrañas la una de la otra, la de "raza" y la de "pueblo". La tradición de Israel no es una tradición racial como lo demuestra la propia Biblia (la esposa no judía de Moisés, Zipporah, Ruth, la extranjera, antepasado del rey David), una tradición perpetuada por el actual Israel, como cualquier visitante actual puede atestiguarlo admirando al pueblo judío en su extraordinaria pluralidad: judíos negros, amarillos, blancos, orientales, rubios, morenos... La substitución raza/pueblo se pone de manifiesto en el título: "Cómo fue inventado el pueblo judío" ... Sin embargo, todo el libro consiste en querer probar que los judíos actuales no son "genéticamente" los descendientes de los hebreos.

Se dirá que el pueblo judío nunca ha dejado de ser "inventado": por Abraham, Jacob, Moisés... Pero también por cada judío. Porque la invención del pueblo judío, lejos de ser una prueba de su inexistencia, es una prueba radical - irrefutable - de la singularidad de su propia existencia. Existencia fundada sobre el principio abrahámico de su invención o de su vocación, puesto que esa existencia es una respuesta a una llamada.

Pueblo único en el sentido de que es fundamentalmente logocéntrico - ligado al lenguaje, ligado al nombre - y textocéntrico, vinculado a un texto: la Toráh. Que la filiación sea constitutiva del pueblo judío puede aparecer como un elemento ontológico. El principio de filiación no es más que la regulación civil de la existencia histórica de ese pueblo, de las condiciones de posibilidad de una perpetuación que autoriza su inscripción en el tiempo cronológico, en el tiempo de la historia humana. Es por ello que existe un pueblo judío, es por eso que no hay una "raza judía", aunque parece patente que los Cohen y los Levy del mundo entero encarnan algunos de esos enlaces [N.P.: "genéticos"]. Es lo que puede ser denominado simplemente como la facticidad judía: el hecho de ser judío.

El libro de Sand manifiesta la indigencia de su "epistemología". Sand es un "moderno". Él querría convertirse en un Michel Foucault del siglo XXI. Espera, proclamando que el pueblo judío es una "invención del siglo XIX", reproducir, imitándola, la afirmación de Foucault de que el hombre era "un invento reciente". Sin embargo, para Foucault resultaba fundamental, dentro del discurso filosófico moderno, reflexionar metódicamente sobre esta "invención" dentro de los conocimientos y saberes - del hombre - y deconstruirla.

Pero es aquí donde el libro de Sand se revela vacío. Porque él niega a los judíos una aspiración que nunca han tenido como pueblo, la de constituirse en raza, pero sin deconstruir la noción de raza. Por el contrario, le confiere [N.P.: a esa aspiración de constituir una raza], por su diseño o no, un estatuto de verdad que la posibilita como verdad última. De hecho, la conclusión verdaderamente perversa de su libro es atribuir a la población palestina lo que ha sido negado a los judíos, es decir, !! que ellos son - los palestinos - los verdaderos descendientes genéticos de los hebreos originales !!

Este epílogo revela la auténtica finalidad del libro. Ya conocemos el "principio mitológico de inversión", ese que tiene como víctima habitual al pueblo judío: lo judíos se convierten en no judíos y los palestinos en los judíos genéticos. Por lo tanto, se puede deducir siguiendo esta presunción que es el ocupante legítimo del país. Al no deconstruir radicalmente la noción de la herencia genética para así conseguir, por contra, beneficiar a la población palestina, Sand nos revela todo lo impensado que oscuramente pudre lo que él tiene por una empresa liberadora [N.P.: alusión a la justificación de la raza o genética, como valor máximo y último]. Esto nos demuestra que el método substitutivo que emplea es simplemente mistificador [N.P.: raza por pueblo], y sobre todo cuando pretende estar al servicio de una entente entre los enemigos.

Negar la identidad judía es una vieja manía y una antigua obsesión, y hoy mismo un parásito obstinado del pensamiento contemporáneo. ¿De dónde viene ese vértigo por lo negativo? Se comprenderá al leer el libro de Shlomo Sand: un oscuro deseo de hacer de los judíos unos puros fantasmas, unos simples espectros, unos muertos vivientes, unas figuras absolutas y arquetípicas de la errancia, las figuras de unos impostores que eternamente usurpan una identidad desaparecida. Eterna obsesión que, lejos de extinguirse, no cesa de renacer, actualmente con una nueva coartada mitológica: los palestinos.

Labels: , , ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home