Wednesday, July 22, 2009

La presión exterior [e interior] sobre Israel no está funcionando - Yourish

El Presidente Obama ha decidido aparentemente convertir su confrontación con Israel sobre los asentamientos en su principal iniciativa de política exterior. Está seguro de ofrecer así una mano abierta al mundo musulmán, pero al final todo acaba en palabras. Las principales medidas que ha tomado es invertir su promesa al AIPAC del año pasado y presionar efectivamente para dividir Jerusalém.

Eso no ha funcionado hasta ahora y ello se debe a que el consenso en Israel ha cambiado.

Incluso si no se considera al Primer Ministro Netanyahu, el Presidente Obama no ha logrado comprometer al establishment político de Israel, ni inclusive al sector situado a la izquierda, como así lo observa Michael Doran:
Si Obama encuentra difícil obligar a Netanyahu, también ha fallado a la hora de encantar a la izquierda israelí. Los expertos israelíes han señalado la ausencia de una coalición a favor de Obama dentro de la escena política israelí, a pesar de que la izquierda israelí detesta los asentamientos tanto o más que el propio Obama. Muchos israelíes simplemente no entienden cómo encajan los dilemas de seguridad del país en el sistema general de Obama. Con respecto a la cuestión que más preocupación causa, las ambiciones nucleares de Irán, la estrategia de Obama es preocupantemente opaca. Y con respecto a la cuestión de Palestina, muchos israelíes son escépticos sobre el poder de cualquier presidente americano para lograr superar la división entre Hamás y Fatah, y crear las condiciones en el lado palestino que permitan una solución de dos Estados capaz de garantizar la seguridad de Israel. En un contexto lleno de incertidumbre, Obama está invitando a la izquierda israelí a unirse con él en una lucha contra Netanyahu con el fin de lograr... bueno, ¿qué exactamente?

Además de la vaguedad de sus objetivos, el lenguaje corporal de Obama da la impresión de que considera a la izquierda israelí como un aliado débil. El discurso de El Cairo daba la impresión de que Israel era un jugador secundario dentro del drama EEUU-mundo musulmán. El Presidente, haciendo hincapié en su ascendencia musulmana, no se tome el interés de volar a Jerusalén, donde podría haber aleccionado a la opinión pública israelí sobre el valor de abandonar el acuerdo Bush-Sharon. En lugar de ello, sus asesores negaron rotundamente (y falsamente) de que dicho acuerdo había existido. Como consecuencia de estas mentiras, muchos israelíes temen que la administración Obama tiene como objeto comprar la buena voluntad del mundo musulmán distanciándose para ello de Israel, y se preguntan si los asentamientos no son simplemente la primera de las muchas concesiones que exigirá a continuación. Con estas dudas flotando en el aire, es difícil para la izquierda israelí asociarse a la llamada de Obama.
Por otro lado, esta actitud del Presidente Obama no ha obtenido muchas respuestas por parte del mundo árabe.
Así que Obama no recibe nada de los saudíes y por contra presiona a los israelíes, con la esperanza de que al hacerlo él, en algún momento ganará el suficiente crédito en la calle árabe para permitir a los gobiernos árabes un "espacio político" que permita hacer concesiones reales para el proceso de paz.
Pero incluso los palestinos prefieren no ser forzados a realizar concesiones a Israel.
Por lo que la posición actual palestina, rezar por Mitchell, resulta un fracaso. Si él falla y no hay compromiso, son bastante sesión. Washington denuncia a Jerusalén, el mal rollo entre ambos continua, y Obama no formula demandas efectivas a los palestinos. Por supuesto, la construcción de asentamientos continua, pero los líderes palestinos no son estúpidos, saben que es un nombre de tema. Ellos saben que la vida en Cisjordania es cada vez mejor, la economía está mejorando, los israelíes están eliminando de barreras y obstáculos a la circulación - y saben que la construcción en los asentamientos es muy necesaria para el empleo de los trabajadores de la construcción palestinos. Así, el fracaso de Mitchell sería para ellos lo mejor, mientras que un compromiso... Bueno, como dijo Erekat. Malas noticias.
Al final, el Presidente ha cosechado unos enfrentamientos innecesarias con un aliado que no ha beneficiado en nada a la política exterior norteamericana.

Pero esto conduce a las preguntas que Jonathan Tobin se formula:
Este es un otro momento para preguntar, no solo el omnipresente Alan Dershowitz, sino también a la legión de judíos [americanos] que han recaudado dinero para Obama, avalado por su supuesta buena fe pro-Israel, y que a continuación le proporcionaron el 75% de los votos judíos en la elección presidencial del pasado mes de noviembre: ¿Es esto lo que ustedes querían? ¿La mayoría de los judíos demócratas que se dicen devotos amigos de Israel esperaban que Obama tratará de crear una fisura entre los EEUU e Israel - y solo con respecto a remotos asentamientos en Cisjordania, sino sobre los derechos judíos en Jerusalém?
Para algunos, como J-Street, Israel Policy Forum y Americans for Peace Now esto era exactamente lo que esperaban de Obama. Deseaban que los Estados Unidos impusieran su voluntad a un recalcitrante gobierno israelí. Pero respecto a los demás, que no están tan lejos de representar a la gran mayoría, sospecho que esto no era lo que deseaban.

Fuente: Yourish

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