Wednesday, July 22, 2009

Obama e Israel, en el abismo - Daniel Pipes - The Philadelphia Bulletin


Shepherd Hotel

Lo que denominé como el "áspero y rápido giro en contra de Israel" de la administración Obama ha tenido unos muy rápidos, previsibles y contra productivos resultados. Todo apunta a más dificultades de aquí en adelante.

Primer resultado: la decisión de Barack Obama de ponerse firme con Israel se traduce en una escalada en las demandas palestinas hacia Israel (*1). A principios de julio, el jefe de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, y su jefe negociador, Saeb Erekat, insistieron en cinco concesiones unilaterales por parte de Israel:

* Un Estado palestino independiente;

* Un Israel reducido a sus fronteras pre-junio de 1967, excepto un pasadizo terrestre que conecte el territorio palestino entre Cisjordania y la Franja de Gaza;

* El "derecho de retorno" de los refugiados palestinos a Israel;

* Resolución de todas las cuestiones relativas a un estatuto permanente sobre la base del plan Abdullah de 2002, y

* Una completa finalización de la construcción judía en la parte oriental de Jerusalém y en Cisjordania.

Los palestinos y los americanos son los destinatarios de esta lista perentoria; tales demandas exorbitantes nos demuestran que el papel de Israel únicamente se reduce a realizar concesiones.

Segundo resultado: El gobierno de los EEUU trabaja en función de las órdenes de Abbas y pasa de largo ante los israelíes. Abbas se quejó ante los estadounidenses de la construcción de 20 apartamentos y un garaje subterráneo en el barrio oriental de Jerusalém, en Shimon Hatzadik, a 1,4 kilómetros al norte de la Ciudad Vieja, porque ponía en cuestión el equilibrio demográfico de Jerusalém. El Departamento de Estado convocó rápidamente el Embajador de Israel en Washington, Michael Oren, y le dio instrucciones para detener el proyecto de construcción.

Algunos antecedentes: fueron los sionistas quienes fundaron el barrio de Shimon Hatzadik en 1891 mediante la compra de las tierras a los árabes, pero debido a los disturbios y revueltas árabes y a la conquista jordana, abandonaron la zona. Amin al-Husseini, el mufti pro-nazi de Jerusalém, acondicionó un edificio en la década de 1930 que más tarde funcionó como Shepherd Hotel. Después de 1967, los israelíes designaron esta zona como en "ausencia de propietario". Irving Moskowitz, un empresario estadounidense, compró estos terrenos en 1985 y alquiló el edificio a la policía de fronteras hasta el año 2002. Su empresa, C and M Properties, finalmente consiguió hace dos semanas el permiso para renovar el hotel y construir apartamentos en los terrenos.

Tercer resultado: La demanda de EEUU ha llevado a una decisión israelí de no doblegarse y reiterar su posición tradicional. El embajador Oren rechazó la demanda del Depto. de Estado. El Primer Ministro Binyamin Netanyahu, quien confesó estar "sorprendido" por la demanda de los EEUU, aseguró a sus colegas: "no voy a doblegarme en este asunto".

Públicamente, Netanyahu cerró la puerta en materia de concesiones. Insistiendo en que la soberanía israelí sobre Jerusalém "no puede ser impugnada", señaló que "los residentes de Jerusalém pueden comprar puntualmente apartamentos en cualquier parte de la ciudad" y recordó que "en los últimos años, cientos de apartamentos en barrios judíos y en la parte occidental de la ciudad fueron adquiridos - o alquilados - por residentes árabes y no se interfirió".

"Esto nos dice que no existe ninguna prohibición respecto a la compra de apartamentos por parte árabe en la parte occidental de la ciudad y que no habrá ninguna prohibición a la compra o construcción de apartamentos por parte judía en la parte oriental de la ciudad. Esta es la política de una ciudad abierta, de una ciudad indivisible, que no tiene políticas de separación de acuerdo a la religión o a la afiliación nacional".

Luego, el devastador remate final: "No podemos aceptar la idea de que los judíos no tienen derecho a vivir y a comprar en cualquier parte de Jerusalém. Sólo puedo describirme a mi mismo lo que sucedería si alguien propusiera que los judíos no pueden vivir en ciertos barrios de Nueva York, Londres, París o Roma. Sin duda se desencadenaría una importante protesta internacional. En consecuencia, no podemos estar de acuerdo con dicho decreto con respecto a Jerusalém".

El Ministro de Asuntos Exteriores Avigdor Lieberman reafirmó esa declaración, mientras que Yuli Edelstein, el ministro de la Información y de la Diáspora, añadió que la demanda de los EEUU "demuestra lo peligroso que resulta relanzar las conversaciones mediante una congelación de los asentamientos. Estas conversaciones llevan a una demanda de congelar completamente nuestra vidas en todo el Estado de Israel".

Desde el 27 de mayo, cuando la administración Obama comenzó su ataque contra Israel por el tema de la "congelación de los asentamientos", dicha administración ha dado muestras de una ingenuidad inesperada: ¿la administración Obama tiene que aprender por sí misma el hecho bien contrastado en Washington de que fracasará cuando trate de dictar e imponer demandas a su principal aliado en el Oriente Medio? A continuación, esa muestra de incompetencia se multiplica al decantarse por una disputa sobre una cuestión sobre la que existe un consenso en Israel, pues no se trata de puestos avanzados o de asentamientos remotos, sino de un barrio de Jerusalém que cuenta con un pedigrí sionista que se remonta a 1891.

¿Cuánto tiempo pasará hasta que Obama comprenda su error y se aleje de él? ¿Cuánto daño ocasionará mientras tanto?


Anexo(*1) – La última demanda: el periódico Maariv informa que funcionarios palestinos habían presionado a Washington para que impulsará el desmantelamiento de la barrera de seguridad debido a una mejoría en la seguridad en Cisjordania.

El negociador palestino en jefe, Saeb Erekat, dijo a Reuters que había planteado a los Estados Unidos dicha cuestión. "Los israelíes saben que la barrera se suma a las complejidades ya existentes. Es parte del problema y no parte de la solución".

Mientras, el Primer Ministro Benjamin Netanyahu rechazó este miércoles cualquier idea sobre una supuesta demanda para que Israel derribe la barrera de seguridad en Cisjordania en respuesta a la ausencia de ataques palestinos.

"La barrera de separación se mantendrá en su lugar y no será desmantelada", afirmó Netanyahu en un discurso en el parlamento.

"He oído lo que están diciendo ahora, que debido a la tranquilidad existente es posible derruir la barrera. Amigos míos, lo contrario es lo cierto. Hay tranquilidad porque existe la barrera de seguridad".


Fuente: The Philadelphia Bulletin

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