Thursday, July 23, 2009

Una nueva era de hostilidad anti-Israel "in crescendo" en Gran Bretaña – Robin Shepherd - JPost

Ha sido un mes terrible para la reputación de Israel en Gran Bretaña. El gobierno ha anunciado un embargo parcial en la venta de armas en protesta por la Operación Plomo Fundido. La organización Charity War on Want ha celebrado el acto de presentación de un nuevo libro titulado “Israeli Apartheid: A Beginners Guide”. The Guardian ha destacado por la promoción de los comentarios haciendo una analogía con el apartheid, así como acusando a Binyamin Netanyahu de utilizar un lenguaje nazi para defender la política de asentamientos. La BBC y otros medios de comunicación masiva han dado cobertura al reciente informe de Rompiendo el Silencio, acusando al IDF de cometer "crímenes de guerra". Apenas pasa un día sin que un nuevo frente se abra contra el estado judío.

Aquellos de nosotros que siguen estos asuntos siempre estamos en peligro de estar demasiado encerrados en nuestro tema. Pero, habida cuenta de que el IDF no está actualmente envuelto en operaciones de combate, por mi parte nunca he visto un período de tantos ataques. El viernes, el Guardián prosiguió contra Israel con dos artículos de opinión en un mismo día.

Hay algo en el aire. Los que odian a Israel huelen la sangre, y desean matar. Podría ser que estamos en el umbral de una nueva era. Pero, ¿por qué ahora?

La explicación más simple es que el implacable e incesante flujo de invectivas contra Israel que se ha bombeado a la opinión pública de Gran Bretaña durante más o menos la última década, menos debe alcanzar una masa crítica en algún momento. No hay nada particularmente significativo respecto al momento. El tic-tac de ese reloj se ha fomentado durante años. Israel comprobará, simplemente, que su momento ha llegado.

En última instancia, la explicación más simple puede ser la mejor explicación. Pero hay otra serie de factores en juego que pueden haber ayudado a llevar la situación a un punto crítico.

En primer lugar, la elección de Barack Obama es percibida por muchos conformadores de la opinión británicos como el anuncio de un nuevo y refrescante enfoque de los EEUU con respecto a Israel. Por razones históricas y lingüísticas, el cambio político en los Estados Unidos resulta importante para Gran Bretaña. Los comentarios de Obama a favor de una congelación de los asentamientos han proporcionado el pretexto para un nuevo asalto contra Israel, en general utilizando la enorme popularidad del presidente americano como cobertura.

En segundo lugar, la elección de Netanyahu, combinada con la designación de Avigdor Lieberman como Ministro de Asuntos Exteriores, han ofrecido nuevas oportunidades para reanudar el ataque personal. Incluso en el caso de los más virulentos detractores de Israel, no les resulta fácil montar una campaña de odio contra Ehud Olmert y Tzipi Livni. Netanyahu ha sido satanizado en Gran Bretaña durante años. Lieberman es visto como un poco mejor que un skinhead. Los lobos han olido la carne fresca y se han lanzado a por ella.

En tercer lugar, el secretario británico de Asuntos Exteriores, David Miliband, ha refundido el tono británico en sus pronunciamientos sobre el Oriente Medio y las relaciones con el mundo islámico de una forma que sirve a la agenda más amplia de los opositores de Israel. Por ejemplo, en un discurso en Oxford en mayo pasado y del que informó The Guardian, abjuró de la distinción entre los moderados y los extremistas, una posición que anuncia y se interpreta generalmente, a pesar de las negativas de Asuntos Exteriores, como favorecedora de las conversaciones con Hamas y otros grupos militantes. También se refirió a las "ruinas de los castillos de los cruzados", "las líneas trazadas en los mapas por las potencias coloniales" y el fracaso a la hora "de establecer dos Estados en Palestina".

Miliband no se hace totalmente responsable por la forma en sus palabras se interpreten. Sin embargo, es precisamente esa asunción de una culpabilidad post-colonial, el lenguaje preferido, y siempre utilizado, por los anti-Israel de Gran Bretaña. Al escuchar ahora como una especie de eco su lenguaje habitual en la boca de las principales figuras de la política exterior del Reino Unido, resulta muy probable que se envalentonen mucho más.

En cuarto lugar, en un país cuya opinión está aún fulminada por la invasión de Irak - a veces como una empresa inspirada por Israel y por los neoconservadores sionistas en América -, la línea dura del Gobierno de Netanyahu respecto a Irán hace estallar nuevamente las señales de alarma. ¿Vamos a tener que sufrir otra guerra en el Oriente Medio en beneficio de Israel?, se preguntan.

En quinto lugar, el nuevo énfasis de Netanyahu a la hora de insistir en que los palestinos reconozcan a Israel como un estado judío, muy particularmente está empujando a los anti-Israel contra la pared, obligándoles a expresarse con mayor claridad [con respecto a sus verdaderos deseos respecto a Israel]. Por supuesto, esto no sólo se aplica en Gran Bretaña. Pero como país cuya opinión pública ha sido formada para aparecer entre las más hostiles a Israel en el mundo occidental, ese cambio ha provocado una reacción histérica. Dado que los palestinos han dejado claro que no tienen intención de reconocer a Israel como un estado judío, los adversarios británicos de Israel se han visto obligados a elegir entre aceptar el rechazo palestino, el cual constituye la verdadera causa del conflicto, o el rechazo sin tapujos por su parte del carácter judío de Israel y de toda la empresa sionista.

Colocando todos esos factores juntos, resulta más fácil comprender por qué una situación que para empezar ya era terrible se ha deteriorado tan rápidamente.

La pregunta que sigue resulta evidente. Teniendo en cuanta el carácter parcial del embargo de armas, obviamente se debe encarar la petición de una extensión en las sanciones formales. Fuera de la esfera gubernamental, resulta evidente que se desatará una carrera en los sindicatos para renovar los esfuerzos para un boicot comercial y académico. La histeria de los medios de comunicación crecerá con cada nuevo asalto a la integridad de Israel, ayudando a legitimar y validar las próximas campañas. Para los judíos de Gran Bretaña la perspectiva de un incremento del antisemitismo como telón de fondo resulta muy real.

La oscuridad está rodeándonos.

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