Thursday, October 15, 2009

¿La guerra de los judíos? - Shmuel Trigano - Controverses

No se ha reflexionado bastante sobre las posibles consecuencias del informe Goldstone sobre la "Operación Plomo Fundido” en Gaza. Profundamente viciado en su método de investigación, compara al Estado de Israel con la organización terrorista Hamas y le acusa de crímenes de guerra y de crímenes contra la humanidad.

La acusación no es nueva entre los enemigos de Israel. La única diferencia, es formulada de manera oportuna por una institución internacional que así proporciona un acta de acusación jurídica para fundamentar la empresa mundial de deslegitimación

Es posible que este informe no tenga futuro, no lo creo, pero aún así nos recuerda que no debemos ignorar la guerra simbólica que hoy en día se libra contra Israel y, más ampliamente, contra el pueblo judío. No olvidemos que se envilece moralmente al enemigo antes de eliminarlo. Se le deshumaniza para mejor abatirlo moralmente. Es lamentable que el liderazgo judío en todos los países aún no haya comprendido que esa es la clave (la deslegitimación) de la batalla que se libra desde hace 10 años, ahora que entramos en su fase más acelerada, y es que el proyecto de eliminación del pueblo judío no es nuevo.

Sobre el plano simbólico, y con respecto al informe Goldstone, es el propio juez Goldstone el hecho significativo. Efectivamente, él es judío, practicante y se considera sionista según ciertos rumores, poseyendo además antecedentes en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica.

No esta nada exento de sentido el que la ONU haya escogido tal perfil para ejecutar el trabajo sucio contra Israel. Así se aseguraba la impunidad jurídica y una garantía de imparcialidad de partida. Piénsenlo: !! si un judío dice estas cosas es que debe ser cierto !!

Este es un escenario que reencontramos regularmente desde hace 10 años. Está el juez Goldstone, está el entorno judío alrededor de Obama, verdadero pilar de su política en Oriente Medio Oriente, y existen otros casos similares... ¿Cuántas veces hemos visto surgir en los países occidentales esa galería de personajes judíos que toman prestadas actitudes de “padres de la nación” y de “sabios por encima del bien y del mal” para así manchar de oprobio y sin fundamentos a otros judíos y sobre todo a Israel?

Es un fenómeno único que sólo se encuentra en el mundo judío y que levanta serios interrogantes sobre la potencia del instinto de muerte en él. Se habla de auto-odio u odio de si, se habla de alterjudíos para definir ese tipo de identidad, pero el problema es más profundo, más vasto. Y no es reciente sino consustancial a la condición judía.

Los fiscales a los cuales nos enfrentamos hoy en día son en su mayoría de origen judío, muchos israelíes. Es un hecho masivo que no ha sido lo suficientemente enfatizado. Sin embargo, hemos constatado durante estos años que el hecho de ser judío no protege contra el antisemitismo. En esta ocasión, el informe Goldstone aparenta una acusación de crimen ritual cuando leemos que Israel "ha deliberadamente aterrorizado a la población civil" y que "la violencia israelí contra los civiles revela una política deliberada". No puedo entrar en este post a realizar un estudio detallado de las malversaciones y manipulaciones que caracterizan a ese informe. ¿Acaso resulta sorprendente cuando se sabe que las Naciones Unidas y el Consejo de Derechos Humanos están bajo la influencia de los 60 Estados miembros - muy democráticos como sabemos - de la Organización de la Conferencia Islámica?

Es hora de una seria reflexión sobre este fenómeno. ¿Qué nos dice esta tendenciosidad? ¿Se trata de salvar el pellejo, ya que se detecta un próximo estancamiento? ¿Es realmente un mal indicio psicológico de la tragedia que tal vez esté preparándose ante nuestros ojos de espectadores impotentes? ¿Se trata de jugar sin peligro a formar parte de la lista de los grandes moralistas? Es como la famosa boutade acerca de la ética kantiana: "Kant tiene las manos limpias, pero no tiene manos". ¿Quizá se trate de arreglar cuentas con una judeidad mal asumida? ¿O quizá un malestar elevado a doctrina que envenenaría el mundo? ¿O más prosaicamente, se trataría solamente de hacer carrera?

Esta demostrado que la posición que defienden es el "ábrete sésamo" de los medias, de las prebendas y de los honores. Es esto lo que fundamenta justamente la preponderancia de facto de ese discurso y de la censura que pesa sobre otros muchos intelectuales judíos en los media, foros públicos y estudios de televisión, donde sólo se les invita para ser "ejecutados" en público por su falta de respetabilidad intelectual y moral (es decir, por su defensa de Israel).

Su postura es doblemente amoral, porque su juicio es infundado (podemos retomar una a una todas las piezas del dossier para contestarlas) y porque se ha puesto en marcha en el momento en que los judíos son el objetivo de esa hostilidad, como si estuvieran aullando con los lobos. Todo ello testimonia una terrible falta de sentido político, porque el estigma también acabará recayendo sobre ellos, y serán presa de él y de la tormenta que ellos mismos han agitado. Y es que precisamente porque son judíos, por lo que se les necesita para ejercer el papel que les ha asignado la ideología dominante. Y eso será también los que les excluya ipso facto de sus filas.

Que no se me diga que es cosa de la libertad de opinión y de crítica. Basta con entregarse a una simple comparación para constatar que el discurso de los detractores y denunciantes de Israel es abusivo y excesivo en la medida en que ningún otro estado en el mundo, y entre los peores de ellos, sufre tales ataques simbólicos. No, se trata de otra cosa muy distinta, es un fenómeno patológico, una corrupción de debate democrático que caracteriza al mundo judío como en ningún otro lugar.

La cuestión no es únicamente moral y espiritual. Es política y estratégica: ¿una guerra de los judíos que está en trance de desarrollarse hoy en día? La respuesta a esta cuestión desgarradora decidirá la capacidad de los judíos para hacer frente a esta situación.

Tengo en mente un recuerdo histórico muy específico. Por eso, cuando oigo a Elias Barnavi, que fue embajador de Israel en Francia, declarar desear que "la paz" sea impuesta a Israel por los Estados Unidos, y especialmente por Barak Obama, sin más demora ni más procesos, y con desprecio de la elección democrática de los israelíes, a los que sin embargo constantemente se les invoca como excusa; cuando leo que todas esas pseudo organizaciones "no gubernamentales” (ONG) de derechos humanos en Israel y entre los palestinos son financiadas por la Unión Europea y sus Estados miembros para ejercer una presión humanitaria sobre Israel al servicio de la política pro-árabe europea; todo esto me recuerda irresistiblemente los inicios de la época final del segundo estado judío (destruido en el año 70 d.C.), cuando una facción judía de una sociedad en camino hacia una guerra civil apela, en el –63 a.C., al Imperio Romano y al cónsul general Pompeyo para así poder triunfar sobre sus adversarios judíos. La continuación ya la conocemos.

La cuestión a la que debemos enfrentarnos día y noche - y que ya es habitual en los últimos 10 años para los más clarividentes - es saber si estamos en trance de ser asistir al proceso que conduciría a la destrucción del Estado de Israel. Debemos decirlo claramente y que cada uno asuma su responsabilidad ante la historia y su conciencia.

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