Thursday, October 29, 2009

La mentira del agua de Amnistía Internacional y de sus asalariados israelíes - Israel Harel - Haaretz

(Título original: Las afirmaciones de que Israel priva a los palestinos de agua son mentira - Israel Harel - Haaretz)

El bombardeo continua: Después de las acusaciones de Human Rights Watch (HRW) y del informe Goldstone (que son sólo las dos más destacadas entre muchas, incluyendo algunas de fabricación casera), un cohete [N.P.: ¿también artesanal?] de Amnistía Internacional, "Aguas Turbias", ha aterrizado. La esencia: Israel seca a los palestinos.

Toda difamación que trate sobre una supuesta discriminación hacia los palestinos inmediatamente acapara los titulares y es transmitida y difundida generosamente, en Israel más que en cualquier otro lugar, por lo general sin comprobación alguna y, a veces, sin ni siquiera solicitar algún comentario por parte de las autoridades.

El redactor de noticias sabe, por ejemplo, que sólo hay unos 300.000 colonos, y no 450.000 (si tan sólo los hubiera) - que "despilfarran" con su alto consumo el agua de los palestinos (algunos añaden incluso "la sangre"). El motivo de la amplia cobertura por parte de los medios de comunicación israelíes de las mentiras que tratan de ensuciar su país no es muy diferente de la motivación de las propias organizaciones extranjeras: socavar moralmente a Israel, ante sus propios ojos y ante los del mundo.

Dado que los esfuerzos militares no han logrado dañar la "motivación de los israelíes a la hora de defender el Estado judío", los que quieren destruir a este país se han centrado recientemente en el intento de demonizar a este estado, de volverle la vida insoportable (orientando sus mentiras al punto débil de los "judíos": la sensibilidad ante la injusticia), y atacar al sentido sionista de la justicia.

No sólo hemos venido desde muy lejos (algunos añaden que al servicio del colonialismo) para saquear las tierras de los palestinos, sino que incluso, después de haber expulsado a la mayoría de ellos y de seguir cometiendo crímenes de guerra (en Gaza), estamos secando sus pozos en Judea y Samaria (Suha Arafat incluso afirmó que los envenenábamos).

Y mientras, muchos judíos se dedican alegremente a incorporarse al carro de esta guerra psicológica anti-Israel, y muchos de ellos cobrando salarios pagados por gobiernos extranjeros y por organizaciones como Amnistía Internacional.

Las acusaciones de Amnistía Internacional sobre el problema del agua carecen de fundamento. La mayoría de los asentamientos reciben agua entubada de la compañía de aguas Mekorot desde el interior de la Línea Verde, así pues, no proviene de los pozos que en Judea y Samaria pertenecen a los palestinos, tal como afirma Amnistía Internacional. Y los palestinos no "tienen que limitarse" con 70 litros al día ( "o menos") per cápita. Según los acuerdos firmados en Oslo, los palestinos tienen derecho a 23,6 millones de metros cúbicos al año, pero en realidad se les bombea, con el consentimiento de Israel, 70 millones de metros cúbicos. Además de esto, la Administración Civil israelí suministra agua, por encima de los requisitos de Oslo, a aquellos pueblos palestinos que realmente están sufriendo de escasez. Una cuestión clave que los medios de comunicación de Israel han dejado sin respuesta es ¿por qué Israel no previene el fraude en el bombeo, en violación de los acuerdos de Oslo sobre el drenaje y la contaminación (junto con las aguas residuales que se filtran) de los acuíferos de montaña?

Amnistía Internacional y el resto de los pro-palestinos no exigen en ningún momento conocer dónde están los millones de dólares que fluyeron hacia la Autoridad Palestina para la construcción de un sistema hídrico eficaz y económico, o dónde está el dinero que el Banco Mundial y otros organismos de ayuda han previsto para la construcción por parte palestina de un sistema de alcantarillado que proteja el medio ambiente y evite la filtración de las aguas residuales en los acuíferos.

Otra mentira de Amnistía Internacional: En el lado judío, dice el informe, la agricultura es floreciente, mientras que los campos palestinos están secos. La verdad es que la agricultura judía sólo ha existido en los asentamientos de Gush Katif en la Franja de Gaza. Los rendimientos que alcanzaron fueron récords mundiales y proporcionaron una vida hermosa a los que trabajaban allí la tierra, antes que el desarraigo cayera sobre ellos.

La mayoría de los judíos en Judea y Samaria - y este es actualmente uno de los argumentos utilizados en su contra - trabaja fuera de los asentamientos y regresa a sus hogares por la noche. Una razón para ello es que, aparte de algunos huertos por aquí y por allá y regados con agua de lluvia, la agricultura en Judea y Samaria, a causa del terreno montañoso, no produce muchos ingresos.

Todos estos hechos los conocen con certeza los israelíes que trabajan como investigadores para organizaciones como Amnistía Internacional. Pero al final, los salarios justifican los medios.



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