Sunday, December 27, 2009

Centros de deslegitimación: Londres, Bruselas, Madrid... - Amir Mizroch - JPost




Sustituyan los "Enemy Command HQ" (Estado mayor enemigo) por los "Centros de Deslegitimación". En lugar de blindados enemigos que puedan desbordar a nuestra infantería, la utilización "de redes de resistencia" que desborden al IDF para atacar la legitimidad misma de Israel. En lugar de ataques con bombas contra las embajadas israelíes utilización de piquetes que promueven el boicot de los productos israelíes en los supermercados.

A la par que el programa nuclear de Irán, una amenaza existencial para Israel, la creación de una nueva y simultánea amenaza existencial política, y hablamos de un nuevo tipo de lenguaje y de un nuevo tipo de guerra para la que el ejército israelí aún no está equipado y en la que, quizás, no debería comprometerse

Un nuevo informe del Instituto Reut de Tel Aviv, un think tank o centro de investigación basado en la seguridad nacional y en la reflexión y análisis de ideas, nos proporciona un mapa de los "nuevos campos de batalla" en los que Israel estima que la legitimidad de su propia existencia es atacada por una amplia gama de organizaciones y personas en diversos centros mundiales como Londres, Toronto, Bruselas, Madrid y Berkeley.

El informe, que también proporciona recomendaciones para posibles soluciones, se presentará la próxima semana a los funcionarios diplomáticos israelíes y también será presentado en la Conferencia de Herzliya en Enero. Los autores del informe pasaron dos semanas en Londres entrevistando a unas 45 personas, incluyendo miembros de grupos musulmanes y antisionistas, organizaciones judías, académicos, periodistas, encuestadores, juristas, activistas y políticos.

Comenzando con el concepto estratégico tradicional de Israel, concebido por David Ben-Gurion, y que postula que para ganar las guerras el IDF tiene que llevar la batalla a la casa de sus enemigos, el informe Reut plantea que, cada vez más, Israel no puede "ganar" sus guerras en el sentido tradicional, ya que no combate contra ejércitos árabes convencionales, y por lo tanto no puede existir ninguna victoria decisiva como anteriormente frente a un ejército enemigo.

Aunque siempre permanece una amenaza existencial física planteada por ciertos enemigos (incluido el terrorismo no convencional), el nuevo frente centra su ataque en la legitimidad política de Israel, pintando a Israel como a un Estado paria, buscando el agotamiento de la sociedad israelí, tratando de perjudicar su economía e intentando movilizar a la minoría árabe de Israel como un ancla en la lucha contra el Estado judío.

El concepto clave de esta "Red de Resistencia" es poner a prueba la fortaleza de Israel utilizando las líneas de erosión de la demografía, la democracia (el estado binacional frente a un estado del pueblo judío), la identidad judía y el territorio.

El informe afirma que los enemigos tradicionales de Israel están cada vez más unidos en su ataque a través de redes generalizadas de grupos antisionistas, organizaciones de derechos humanos hostiles e islamistas radicales de cosecha propia que utilizan conjuntamente armas culturales, académicas, jurídicas y financieras en contra de lo que ven como un Estado paria ilegítimo cuya capital es una Jerusalém ocupada. Esas redes están tratando de demonizar a Israel para así convertirlo en la Sudáfrica del apartheid del siglo XXI. Estos grupos se concentran en varias ciudades importantes, lo que el informe Reut nombra como "centros de deslegitimación".

Ciertos lugares tienen un impacto desproporcionado en esta deslegitimación de Israel. Londres, por ejemplo, es un centro importante para los medios de comunicación internacionales, las instituciones académicas, las ONG, los grupos de derechos humanos y posee una gran diáspora árabe. Siempre ha sido un terreno fértil para los radicales. Además, en Londres está muy extendida la culpa "colonialista / imperialista", que para algunos se traduce "convenientemente" en antisionismo, según el informe Reut.

Londres es también el escenario de lo que el informe Reut denomina la "Alianza Roja y Verde", una alianza de grupos de izquierda con la comunidad musulmana en el Reino Unido. En esa alianza se fusiona la lucha de la izquierda contra el imperialismo (Israel como la "pequeña América") con un rechazo a la noción de un estado judío. Esta alianza ha dado nacimiento a una cooperación entre las ONG solidarias, los movimientos de boicot, los sindicatos, académicos y periodistas influyentes, líderes estudiantiles, políticos de izquierda y organizaciones musulmanas, todos ellos con una causa común: la demonización de Israel.

Se demoniza a Israel postulando un "todo o nada" dinámico, formulándose los boicots como la única opción de crítica contra Israel. Existe además el intento de pintar las actividades pro-palestinas como algo "cool", mientras que a la vez se tacha al sionismo de "imperialista y de favorecedor del apartheid". La evaluación del informe Reut llega incluso a sugerir que hay veces que es Londres, y no Ramallah, quien establece el tono de la política palestina hacia Israel.

"No es que los palestinos dominen en Londres, ya que de hecho existen muy pocos palestinos dentro de esa Alianza Roja y Verde, sino que es la ideología izquierdista patrocinada desde Londres la que se infiltra en la política palestina", señala el informe.

El informe Reut distingue entre los "críticos soft" de Israel y el "núcleo duro de los deslegitimadores", y plantea que ese núcleo duro, compuesto por antisionistas, antisemitas e islamistas radicales, siempre está tratando de captar y dirigir a los "críticos soft" hacia posiciones más radicales. Su objetivo es borrar la diferencia entre la crítica legítima de la política israelí y la legitimidad básica de Israel. El informe Reut sugiere que debe realizarse un esfuerzo por parte de los defensores de Israel para abrir una brecha en Londres entre los "críticos soft" y el núcleo duro de deslegitimadores. Los "críticos soft" son identificados como los grupos de derechos humanos, como Oxfam, que son críticos con la política israelí pero no necesariamente con su legitimidad.

Según Calev Ben-Dor, un miembro del equipo de Reut que estuvo en Londres, la percepción de una falta de opciones por parte de aquellos que se oponen a la política israelí y su deseo de querer "hacer algo" para ayudar a los palestinos, les origina un sentimiento de vacío y de falta de opciones que a menudo conduce a esos "críticos soft" (aquellos descontentos con ciertas políticas específicas de Israel) a adoptar las posiciones del "núcleo duro deslegitimador" (aquellos que tratan de socavar la existencia de Israel). Una lucha exitosa contra la deslegitimación deberá incluir sugerencias sobre cómo abrir una brecha entre esos dos grupos, afirma Ben-Dor.

Otras recomendaciones presentadas por Reut para contrarrestar la actividad de esos centros de deslegitimación es romper la dinámica del "todo o nada" en la crítica a Israel, enviar más diplomáticos israelíes a esos centros, desconfiar de "extraños compañeros de cama" como las organizaciones derechistas y evangélicas, alejar la marca de Israel de su imagen como mero lugar de conflictos, luchar contra el apoyo a las campañas de boicot, establecer un "precio" por atacar a Israel "castigando" a los boicoteadores (judicialmente), promover cursos de estudios en las universidades de Israel, aumentar las visitas a Israel e incluso convencer a la federación sindical Histadrut para que se involucre más con los sindicatos extranjeros.

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