Desafiando al fatalismo demográfico - Yoran Ettinger - JPost
En 1948, el primer ministro David Ben-Gurión declaró la independencia desafiando el fatalismo demográfico que respaldaban los demógrafos más importantes del país. Ben Gurion rechazó las hipótesis de que los judíos estaban condenados a ser una minoría entre el río Jordán y el Mediterráneo, que una supuesta ola masiva de aliyas no era factible, que la tasa de fertilidad judía estaba disminuyendo por debajo de los niveles de reproducción y que la tasa de fecundidad árabe seguía siendo una de las más altas en el mundo, independientemente de hallarse en la modernidad.
En lugar de eso, Ben-Gurion señalo al optimismo demográfico y a las aliyas como las principales prioridades nacionales, que coaligadas en una sólida mayoría judía plantarían las semillas que catapultarían a Israel como una potencia del Oriente Medio, ampliamente respetada por sus logros civiles y militares.
En 2005, la capitulación ante el fatalismo demográfico del primer ministro Ariel Sharon provocó que se retirara de la lucha contra el terrorismo palestino y que desarraigara a 10.000 judíos de Gaza y de Samaria. Sharon abandonó la ideología de toda su visa, subordinación las estrategias a largo plazo y los problemas de seguridad a la demografía apocalíptica. Así, se facilitó la toma de Gaza por parte de Hamas y su efecto dominó: la disuasión se ralentizó, se intensificaron los bombardeos sobre el sur de Israel, en el 2006 estalló la Segunda Guerra del Líbano, en el 2008 se desató la Operación Plomo Fundido, llegó el informe Goldstone y en resumen la presión global se exacerbó sobre Israel.
Las hipótesis demográficas han desempeñado un papel creciente en la conformación de la política de seguridad nacional desde 1992. Pero ¿y si estas hipótesis están dramáticamente equivocadas? Por ejemplo, desde el comienzo de la aliya anual en 1882 - y en contradicción con las proyecciones demográficas - la población judía entre el río Jordán y el Mediterráneo se ha multiplicado por 238, mientras que la población árabe sólo ha multiplicado por 6. Desde 1948, la población judía se ha multiplicado casi por 10, mientras que la población árabe lo ha hecho por 3.
Los demógrafos de Israel no creían que una aliya masiva tendría lugar con posterioridad a la guerra de 1948 / 9. Pero un millón de judíos llegaron. Los demógrafos no tenían en mente la posibilidad de una aliya sustancial proveniente del bloque comunista durante la década de 1970. Casi 300.000 judíos de los que llegaron procedían de allí. Ellos desestimaron la posibilidad de una aliya masiva procedente de la URSS, incluso cuando se abrían las puertas. Cerca de un millón de inmigrantes se trasladó desde la Unión Soviética a la patria judía durante la década de 1990.
Contrariamente a las hipótesis demográficas, un descenso rápido y drástico de la fecundidad musulmana ha sido documentado por la División de Población de la ONU: Irán - 1,7 hijos por mujer; Argelia - 1,8 hijos; Egipto - 2,5 hijos; Jordania - 3 hijos, y así sucesivamente. La tasa de fertilidad árabe en Israel con respecto a la anterior de 1967 ha disminuido 20 años antes de lo previsto, y en Judea y Samaria la fertilidad árabe ha caído por debajo de los 4,5 hijos por mujer tendiendo hacia los 3 hijos por mujer.
Los datos precedentes nos sugieren que una bajada en las tasas de fertilidad raramente puede ser revertida tras un período sostenido de reducción significativa.
Durante ese mismo tiempo, el número anual de nacimientos en la población judía ha aumentado en un 45% entre 1995 (80.400) y 2008 (117.000), en su mayoría afectado por un incremento demográfico en el sector secular. El total de nacimientos anuales árabes en Israel anterior a 1967 se ha estabilizado en alrededor de 39.000 durante el mismo período, lo que refleja el éxito de la integración árabe en la infraestructura de educación, empleo, salud, comercio, política y deportes.
Una auditoría sobre la documentación palestina sobre nacimientos, muertes y migraciones, y que se lleva a cabo por los ministerios de la Autoridad Palestina de Salud y Educación y por la Comisión Electoral, así como por la Policía de Fronteras de Israel, la Oficina Central de Estadística y el Banco Mundial, revela enormes falsedades en los datos existentes en la Oficina Central Palestina de Estadísticas.
Por ejemplo, el censo de PCBS (Oficina Central Palestina de Estadísticas) incluye a cerca de 400.000 palestinos residentes en el extranjero y que llevan ausentes más de un año; hace caso omiso a una emigración neta elevada (28.000 en 2008, 25.000 en 2007, etcétera); y realiza una doble contabilización de unos 250.000 árabes de Jerusalém (como palestinos residentes en territorio bajo control israelí y como palestinos de Cisjordania), los cuales también son contabilizados por Israel. Además, existe una brecha anual de cerca de 40.000-60.000 nacimientos confirmada por los números existentes en la PCBS y la documentación que poseen los ministerios de la Salud y de Educación de la Autoridad Palestina.
La verificación de la documentación existente tanto palestina como israelí nos informa que se dobla en un 66% la cifra de árabes residiendo en Judea y Samaria – realmente 1.55 millones y no 2.5 millones como afirma la Autoridad Palestina -. Además, esa documentación certifica una sólida mayoría judía, de un 67%, en el 98,5% del territorio al oeste del río Jordán (sin Gaza), en comparación con las minorías judías de un 33% en 1947 y un 8% en 1900 al oeste del río Jordán. Una mayoría de un 80% para el 2035 es alcanzable con una política demográfica adecuada, poniendo de relieve la aliya, potenciando el retorno de los expatriados, etcétera.
En conclusión, el optimismo demográfico está bien documentado, mientras que el fatalismo demográfico es rotundamente refutado. Hay un problema demográfico, pero no es letal, y el viento de cola es judío. Por lo tanto, cualquier persona que sugiera que hay un espada de Damocles demográfica en la garganta del estado judío y que una geografía judía debe ser reconocida para garantizar la demografía judía (con retiradas de zonas árabes), o bien está manifiestamente equivocada o es escandalosamente mentirosa.
En lugar de eso, Ben-Gurion señalo al optimismo demográfico y a las aliyas como las principales prioridades nacionales, que coaligadas en una sólida mayoría judía plantarían las semillas que catapultarían a Israel como una potencia del Oriente Medio, ampliamente respetada por sus logros civiles y militares.
En 2005, la capitulación ante el fatalismo demográfico del primer ministro Ariel Sharon provocó que se retirara de la lucha contra el terrorismo palestino y que desarraigara a 10.000 judíos de Gaza y de Samaria. Sharon abandonó la ideología de toda su visa, subordinación las estrategias a largo plazo y los problemas de seguridad a la demografía apocalíptica. Así, se facilitó la toma de Gaza por parte de Hamas y su efecto dominó: la disuasión se ralentizó, se intensificaron los bombardeos sobre el sur de Israel, en el 2006 estalló la Segunda Guerra del Líbano, en el 2008 se desató la Operación Plomo Fundido, llegó el informe Goldstone y en resumen la presión global se exacerbó sobre Israel.
Las hipótesis demográficas han desempeñado un papel creciente en la conformación de la política de seguridad nacional desde 1992. Pero ¿y si estas hipótesis están dramáticamente equivocadas? Por ejemplo, desde el comienzo de la aliya anual en 1882 - y en contradicción con las proyecciones demográficas - la población judía entre el río Jordán y el Mediterráneo se ha multiplicado por 238, mientras que la población árabe sólo ha multiplicado por 6. Desde 1948, la población judía se ha multiplicado casi por 10, mientras que la población árabe lo ha hecho por 3.
Los demógrafos de Israel no creían que una aliya masiva tendría lugar con posterioridad a la guerra de 1948 / 9. Pero un millón de judíos llegaron. Los demógrafos no tenían en mente la posibilidad de una aliya sustancial proveniente del bloque comunista durante la década de 1970. Casi 300.000 judíos de los que llegaron procedían de allí. Ellos desestimaron la posibilidad de una aliya masiva procedente de la URSS, incluso cuando se abrían las puertas. Cerca de un millón de inmigrantes se trasladó desde la Unión Soviética a la patria judía durante la década de 1990.
Contrariamente a las hipótesis demográficas, un descenso rápido y drástico de la fecundidad musulmana ha sido documentado por la División de Población de la ONU: Irán - 1,7 hijos por mujer; Argelia - 1,8 hijos; Egipto - 2,5 hijos; Jordania - 3 hijos, y así sucesivamente. La tasa de fertilidad árabe en Israel con respecto a la anterior de 1967 ha disminuido 20 años antes de lo previsto, y en Judea y Samaria la fertilidad árabe ha caído por debajo de los 4,5 hijos por mujer tendiendo hacia los 3 hijos por mujer.
Los datos precedentes nos sugieren que una bajada en las tasas de fertilidad raramente puede ser revertida tras un período sostenido de reducción significativa.
Durante ese mismo tiempo, el número anual de nacimientos en la población judía ha aumentado en un 45% entre 1995 (80.400) y 2008 (117.000), en su mayoría afectado por un incremento demográfico en el sector secular. El total de nacimientos anuales árabes en Israel anterior a 1967 se ha estabilizado en alrededor de 39.000 durante el mismo período, lo que refleja el éxito de la integración árabe en la infraestructura de educación, empleo, salud, comercio, política y deportes.
Una auditoría sobre la documentación palestina sobre nacimientos, muertes y migraciones, y que se lleva a cabo por los ministerios de la Autoridad Palestina de Salud y Educación y por la Comisión Electoral, así como por la Policía de Fronteras de Israel, la Oficina Central de Estadística y el Banco Mundial, revela enormes falsedades en los datos existentes en la Oficina Central Palestina de Estadísticas.
Por ejemplo, el censo de PCBS (Oficina Central Palestina de Estadísticas) incluye a cerca de 400.000 palestinos residentes en el extranjero y que llevan ausentes más de un año; hace caso omiso a una emigración neta elevada (28.000 en 2008, 25.000 en 2007, etcétera); y realiza una doble contabilización de unos 250.000 árabes de Jerusalém (como palestinos residentes en territorio bajo control israelí y como palestinos de Cisjordania), los cuales también son contabilizados por Israel. Además, existe una brecha anual de cerca de 40.000-60.000 nacimientos confirmada por los números existentes en la PCBS y la documentación que poseen los ministerios de la Salud y de Educación de la Autoridad Palestina.
La verificación de la documentación existente tanto palestina como israelí nos informa que se dobla en un 66% la cifra de árabes residiendo en Judea y Samaria – realmente 1.55 millones y no 2.5 millones como afirma la Autoridad Palestina -. Además, esa documentación certifica una sólida mayoría judía, de un 67%, en el 98,5% del territorio al oeste del río Jordán (sin Gaza), en comparación con las minorías judías de un 33% en 1947 y un 8% en 1900 al oeste del río Jordán. Una mayoría de un 80% para el 2035 es alcanzable con una política demográfica adecuada, poniendo de relieve la aliya, potenciando el retorno de los expatriados, etcétera.
En conclusión, el optimismo demográfico está bien documentado, mientras que el fatalismo demográfico es rotundamente refutado. Hay un problema demográfico, pero no es letal, y el viento de cola es judío. Por lo tanto, cualquier persona que sugiera que hay un espada de Damocles demográfica en la garganta del estado judío y que una geografía judía debe ser reconocida para garantizar la demografía judía (con retiradas de zonas árabes), o bien está manifiestamente equivocada o es escandalosamente mentirosa.
Labels: Demografía, YEttinger
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