Thursday, March 25, 2010

Enterrando vivo al judaísmo - Yair Lapid - Ynet


El rabino Litzman

(Un tanto melodramático artículo de Lapid, aunque la razón de su denuncia y de sus argumentos son incontrovertibles. Y el asunto coincide con unas proyecciones electorales aparecidas en la prensa israelí sobre su posible participación en un nuevo partido laico al estilo del Shinui, al que se atribuyen nada menos que 14 diputados, la tercera fuerza del país saliendo casi de la nada (tras Kadima y el Likud). Para que aprendan los haredim y tomen nota los de la superioridad moral de la izquierda israelí.

Como se deja entrever en el artículo, el problema viene derivado de la construcción de una sala de emergencias en el hospital Barzilai de Ashkelon, y donde en el lugar designado han aparecido una serie de tumbas aún sin filiación conocida. Un ministro religioso del gobierno Netanyahu, afín a las peticiones de un grupo de religiosos haredíes, se ha movilizado y chantajeado a la coalición de gobierno para que la nueva sala se ubique en otro lugar, y ello a pesar de la opinión favorable a un traslado de los restos por parte de los grandes rabinos. Lo más ridículo del tema es que el nuevo lugar que se designe, además de costar tiempo y dinero, no garantiza aún que no contenga otras tumbas)



Esto es lo que dijo Dios en el libro del Deuteronomio: "Apelo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que he puesto delante de vosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tus descendientes..."

Ahora escoja la vida, rabino Litzman. Elija la vida sobre los muertos; elija las bendiciones al Señor a las extravagantes maldiciones de la efímera organización "Atra Kadisha", encabezada por el rabino Shmidel; elija la vida de nuestros hijos sobre las tumbas de nuestros padres (o sobre la de quien esté enterrado allí, pues nadie es capaz de proporcionar una respuesta clara al respecto).

Los 135 millones de NIS (aproximadamente 30 millones de dólares) que entraron directamente al presupuesto de sanidad significa que habrá sangre en todas y cada una de las 10 manos alzadas a favor de esa decisión adoptada en la reunión del Gobierno este domingo.

Hay sangre en las manos de Netanyahu, sangre en las manos de Lieberman (con otro defensor de los derechos de los laicos como él todos estaremos pronto aviados), sangre en las manos de Uzi Landau, Sofá Landver, Eli Yishai, Ariel Atias, Yakov Margi, Meshulam Nahari, Benny Begin (cuyo padre debe estar revolviéndose en su tumba), Yisrael Katz, y Daniel Hershkowitz (no es casualidad que omita el título de "rabino" de su nombre en este momento, no se lo merece.)

¿Qué se dicen a sí mismos por la noche? ¿Que salvaron la coalición?

Hay sangre en sus manos, señor Litzman. ¿Cómo puede usted vivir consigo mismo - como un judío, como una persona religiosa, como un padre para sus hijos, y como un ciudadano de este país? ¿Sabe usted, Sr. Litzman, cuantos pacientes de cáncer podrían haber sido salvados con sus 135 millones de NIS?

¿Qué le dirá a la próxima persona que le llame durante la noche llorando porque su hijo de cuatro años de edad se está muriendo de leucemia, o debido a que su esposa necesita un trasplante de riñón, o porque su hermano, un soldado, fue asesinado por un cohete Qassam y por estar demasiado lejos del hospital Barzilai la nueva sala de emergencias? ¿Qué les dirá a todos la próxima vez que necesite recortar las medicinas subsidiadas? ¿Que usted no tiene dinero? Los dos sabemos, Sr. Litzman, que ninguno de estos ejemplos es algo inventado. Las cartas originales las tiene usted, yo sólo leo las copias.

El judaísmo nos enseña que salvar una vida reemplaza a toda la Torá. ¿Acaso no estaba atento ese día en clase? ¿Es que acaso salvar una vida puede sustituir el Shabbat, la kashrut, o tomar el nombre de Dios en vano, mientras que sin embargo la única cosa que no puede reemplazar son a unas pocas tumbas en Ashkelon?

Le estoy escribiendo, Sr. Litzman, y usted lo leerá. Y los dos sabemos que a usted no le importa. Usted no se preocupa por el judaísmo, no se preocupan por los judíos, y no se preocupa por las palabras vivas de Dios. La única cosa que son, usted y el grupo de cínicos vergonzosos que votaron con usted el otro día, es unos políticos patéticos de poca monta.

Usted tendrá que enfrentarse a la justicia en el tribunal de Dios, al igual que todas las personas que tengan sangre en sus manos. Aquí, en la tierra, serán los de costumbre quienes paguen el precio.

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