Tuesday, May 18, 2010

¿El Mesías, un auténtico chapuza? El golpe nuclear de Irán - WSJ



¡Qué fiasco! Esa es la primera palabra que nos viene a la mente viendo ayer como Mahmoud Ahmadinejad levantaba los brazos de los dirigentes de Turquía y Brasil para celebrar un nuevo pacto atómico que al instante volvió irrelevantes los 16 meses de "diplomacia" del presidente Obama. El acuerdo es un logro político para Teherán y, posiblemente, puede ser el golpe de gracia a los esfuerzos "a medias" de Occidente para impedir que Irán adquiera una bomba nuclear.

Todo el crédito para este desastre hay que adjudicárselo a la administración Obama y a su desventurada estrategia diplomática. En octubre pasado, tras nueve meses de buscar un compromiso con Teherán, la Casa Blanca inventó un plan para transferir parte de las existencias de uranio de Irán al extranjero para su enriquecimiento. Si Occidente no podía detener el programa de Irán, se pensaba entonces, tal vez este sistema lo demoraría. Los iraníes jugaron primero tímidamente, para negarse después a aceptar la oferta.

Pero el Sr. Obama no acepta un no por respuesta de parte de regímenes deshonestos y mantuvo la oferta sobre la mesa. Cuando los EEUU parecían finalmente dispuestos a ir hasta el Consejo de Seguridad de la ONU para imponer las sanciones, los iraníes eligieron ayer aceptar un acuerdo basado en sus propios y limitados términos, mientras alistaban a brasileños y turcos como facilitadores de la tarea y como escudos políticos. "La diplomacia emergió victoriosa", declaró el presidente de Brasil, Luiz Ignácio Lula da Silva, volviendo al más importante principio de política exterior de Obama en contra suya.

La vergüenza es doble, ya que los EEUU han alentado la diplomacia de Lula como un paso para ganar su apoyo a las sanciones de la ONU. Brasil es actualmente uno de los miembros no permanentes, mientras que los rotativos del Consejo de Seguridad, y los EEUU, desean un voto unánime de la ONU. En cambio, Lula utilizó esta baza para triangular su propia solución diplomática. En su primera mano de póquer en una apuesta de alta diplomacia, la secretaria de Estado Hillary Clinton debió levantarse de la mesa desplumada y cubierta solamente con un barril.

Así, en lugar de que los EEUU y Europa acorralen este primavera a Irán hasta una de las esquinas del cuadrilátero, ha sido el señor Ahmadinejad, él sólo, quien ha llevado a Obama hasta una de ellas. El malestar de Estados Unidos es evidente. En su declaración de ayer, la Casa Blanca se esforzó por "reconocer los esfuerzos" por parte de Turquía y Brasil, mientras señalaba "el incumplimiento reiterado de Irán de sus propios compromisos". La Casa Blanca también trató de señalar las diferencias entre el pacto de ayer y el original, la propuesta realizada por Obama en Octubre sobre las transferencias de uranio.

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La semana pasada, los funcionarios del Organismo Internacional de Energía Atómica informaron que Irán ha aumentado el número de las centrifugadoras que utiliza para enriquecer uranio. Según las estimaciones de la inteligencia occidental, Irán continúa adquiriendo componentes nucleares claves, como los mecanismos de activación de las bombas. Teherán dice además que quiere construir nuevas plantas de enriquecimiento de uranio. La CIA informó recientemente de que Irán ha triplicado sus reservas de uranio el año pasado y que se mueve "hacia la autosuficiencia en la producción de misiles nucleares". El acuerdo de ayer no tendrá ningún impacto sobre estas actividades ilícitas.

El acuerdo, sin embargo, hace casi imposible interrumpir el programa nuclear de Irán sin emprender una acción militar. La ONU está, sin lugar a dudas, en un callejón sin salida. Después de 16 meses de mano tendida y después de minimizar la importancia de apoyar a la oposición democrática de Irán, Obama se enfrenta ahora con un Irán más cercano a la bomba nuclear y menos aislado diplomáticamente que cuando el presidente Bush dejo el cargo.

Israel tendrá que considerar seriamente sus opciones militares. Tal confrontación es mucho más probable gracias a la diplomacia de doble cara de Erdogan de Turquía, de Lula de Brasil, y especialmente de un presidente Obama cuya diplomacia ha logrado principalmente persuadir a los estados más peligrosos del mundo de que carece de la determinación suficiente como para poner fin a sus ambiciones destructivas.

Fuente: WJS

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