Tuesday, October 26, 2010

¿Qué es un Estado judío – Emmanuel Navon - UPJF


Los ahora conocidos como "palestinos" y los países árabes hermanos se dirigen a Israel para "felicitarle por su renacimiento en su patria histórica (1948-49)"


La reforma de la Ley de Ciudadanía recientemente aprobada por el Gobierno israelí ha levantado de nuevo la cuestión: ¿qué es un Estado judío y por qué el Estado de Israel se define como tal? Según el nuevo texto de la Ley, los ciudadanos que se quieran naturalizar deberán declarar su fidelidad a Israel como “Estado judío y democrático”. ¿Se imaginan al gobierno francés sometiendo una ley para declarar que Francia es la nación del pueblo francés? ¿O al Japón declarándose el estado de los japoneses y Suecia el de los suecos?

Tales iniciativas serían ridiculizadas al ser unos hechos o realidades que se dan por supuestos. Sin embargo, en lugar de ser ridiculizado por dar fuerza de ley a un pleonasmo (una redundancia exagerada), el Gobierno israelí ha sido acusado de racismo. Cuando el Comité Especial de las Naciones Unidad para la Palestina (UNSCOP) recomendó en septiembre de 1947 la partición del Mandato Británico entre un “Estado judío” y un “Estado árabe”, estaba claro para todo el mundo que los dos pueblos expresarían separadamente su derecho a la autodeterminación en el marco de su propio Estado-nación. En mayo de 1948, la Declaración de Independencia de Israel proclamaba el establecimiento de un “Estado judío”, precisando que ese estado sería a la vez el Estado-nación del pueblo judío y un estado que respetaría los derechos cívicos de sus ciudadanos no judíos.

Durante estos últimos años, la legitimidad de Israel como Estado judío esta siendo cada vez más cuestionada. Los opositores al carácter judío de Israel comprenden perfectamente que no pueden negar el derecho de los judíos a su autodeterminación sin negar ese derecho a todos los demás pueblos. Y es que se puede estar o no contra el Estado-nación, pero sostener que ese marco político únicamente no estaría disponible para un sólo pueblo, el judío, sólo revelaría discriminación y segregación.

De ahí pues la tentativa de presentar a los judíos no como un pueblo sino solamente como una religión (Esta afirmación aún aparece en la Carta fundamental de la OLP y ha sido recientemente retomada por Shlomo Sand). Si los judíos no constituyen una nación sino solamente una religión, entonces los oponentes del Estado judío podrían poner en causa su derecho a la autodeterminación sin tener que cuestionar a la vez la legitimidad del marco del Estado-nación para los demás pueblos (y entre ellos los palestinos).

Cada nación está en su derecho de definir su identidad como ella lo entienda. La definición japonesa es étnica, la americana ideológica y la francesa cultural (aunque esta cuestión sea objeto hoy en día de un debate tormentoso en Francia). Por otro lado, la religión ocupa un lugar importante en la identidad nacional de numerosos países. El catolicismo juega un papel preponderante en el ethos nacional de Polonia, Irlanda e Italia. La religión shinto es indisociable de Japón. La Reina de Inglaterra es a la vez jefe del Estado y cabeza de la Iglesia anglicana. Afganistán, Irán, Mauritania y Pakistán son todas ellas “Repúblicas islámicas”. Así pues, que exista una dimensión religiosa en la identidad nacional de Israel no constituye para nada una excepción.

En lugar de reivindicar el hecho de que el judaísmo forma parte de la identidad nacional judía, algunos israelíes prefieren rechazar este componente identitario y proponen una definición puramente étnica y cultural de la identidad judía. Tal es el caso de un artículo reciente publicado en la revista Azure por parte del gran jurista israelí Amnon Rubinstein. Él propone una definición “nacional-cultural” de la identidad judía.

Rubinstein se define como un liberal, pero la idea que propone no lo es. No es de liberal proponer que el Estado elija y favorezca una cierta definición de la identidad nacional contra la opinión de numerosos de sus ciudadanos.

Dicho esto, Rubinstein tiene el mérito de tocar el corazón del problema: ¿los judíos pueden y deben preservar su identidad nacional y sus derechos nacionales al coste de abandonar la definición judía tradicional de pertenencia nacional? Hasta la Emancipación, los judíos definían su identidad en términos puramente religiosos. El sionismo intenta redefinir la identidad judía en términos de territorio, lengua e historia. El problema es que son los no judíos quienes no aceptan esta redefinición.

De la misma manera que la asimilación de los judíos en Europa no les permitió evitar el antisemitismo, la restauración de la soberanía judía no ha puesto fin al estatuto de los judíos como nación aparte. A pesar de sus esfuerzos a la hora de cortar con su herencia e identidad, los judíos asimilados de Europa continuaron siendo considerados (y odiados) como judíos por su entorno. Y aunque el Estado de Israel fue proclamado en 1948 como un Estado laico, los países musulmanes y el Vaticano rechazaron reconocerlo por razones religiosas. Parece que la racionalidad judía no sea capaz de poner fin a la irracionalidad del mundo. Y es que incluso si Israel se declarase oficialmente como Estado laico y se retirara a las líneas del armisticio de 1949, continuaría siendo el objeto de la fijación obsesional de los zelotes de todos los lugares, ya fuesen fundamentalistas musulmanes o Europeos post-modernos.

Es esta cuestión la que Rubinstein, por brillante que sea, no parece comprender. Lo que me lleva a formular mi conclusión. Está escrito en el Deuteronomio: “Y entre esas naciones, tú no encontraras descanso (reposo) para las plantas de tus pies”. El exegeta bíblico Yitzhak Arama deduce en su libro Akedat Yitzhak que ese verso nos enseña que los judíos no llegarán jamás a asimilarse entre las naciones, y que éstas no dejarán jamás que los judíos olviden quienes son. El Midrash (la compilación de los comentarios homiléticos de la Biblia hebráica) afirma que hay una relación entre ese verso y el del Libro del Génesis que describe el retorno de la paloma al Arca de Noé: “La paloma no encontraba (tras el diluvio) un lugar donde posar sus patas, por lo que regresó al Arca (de la Alianza)".

Lo que el Midrash quiere decirnos es que es posible transformar la maldición del “tú no encontraras descanso (reposo) para las plantas de tus pies” en una bendición. Porque si los judíos hubieran encontrado un lugar de descanso para sus pies en el exilio, no habrían regresado al Arca que representa a su patria histórica.

Ese retorno, por el instante, ha sido esencialmente físico. Será únicamente cuando también sea espiritual cuando los judíos no solamente cesarán de ser odiados, sino que serán igualmente respetados y admirados.

UPJF y Terre d'Israel

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1 Comments:

Blogger Renton said...

Jose:
Los ahora conocidos como "palestinos" y los países árabes hermanos se dirigen a Israel para "felicitarle por su renacimiento en su patria histórica.

LOOOOL!

el Gobierno israelí ha sido acusado de racismo.

Por parte de quién?
Por los nietos de los de la felicitación?

El sionismo intenta redefinir la identidad judía en términos de territorio, lengua e historia. El problema es que son los no judíos quienes no aceptan esta redefinición.

Es el estado de Israel soberano?
Si lo es, qué importa lo que piensen los demás?

La preocupación por lo que pensarán los demás es un síntoma de debilidad.

si los judíos hubieran encontrado un lugar de descanso para sus pies en el exilio, no habrían regresado al Arca que representa a su patria histórica.

El Arca representa a Dios, no a un pedazo de tierra.
Anteponer la tierra al Señor es simple y llanamente idolatría.

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3:31 AM  

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