Thursday, November 11, 2010

UNRWA y el código de silencio - Alexander H. Joffe y Asaf Romirowsky - JPost



Una de las primeras reglas para ser un funcionario de la UNRWA es la omerta. Por encima de cualquier cosa, el código de silencio significa negarse a decir dos verdades. La primera de ellas es decir la verdad acerca de la UNRWA. Este organismo es el mecanismo clave para mantener a los palestinos como "refugiados" 60 años después de que sus antepasados se convirtieran en refugiados tras la guerra desencadenada por los árabes contra la creación del Estado de Israel.

Pero este organismo internacional que se encarga de la financiación de estos “refugiados”, en una suma que alcanza los 1,23 billones de dólares para 2010-2011, también es utilizado por los palestinos como una herramienta para reproducir su sentimiento de agravio contra Israel y Occidente, y ha dado lugar a una cultura de la ayuda social y de la dependencia única en el mundo.

La segunda cosa que se necesita conocer para llegar a ser un funcionario de la UNRWA es que nunca, nunca, se debe decir la verdad, en este caso, que los “refugiados” palestinos no van a volver a las casas de sus antepasados en lo que ahora es Israel. Esa quimera subyace en el sentimiento de agravio de Palestina y quizás de si misma.

Recientemente, y quizás sólo por tercera vez en toda su historia, un alto funcionario del UNRWA se atrevió a deslizar la verdad. En un discurso ante un grupo árabe-estadounidense, Andrew Whitley, presidente saliente de la oficina de Nueva York de la UNRWA, se atrevió a señalar lo obvio: "Reconocemos, como creo que la mayoría lo hace, aunque no estemos en la disposición de articularlo públicamente, que el derecho de retorno es poco probable que se ejerza en el territorio de Israel a un nivel significativo... No es una cuestión políticamente aceptable, ni es algo por lo que la UNRWA abogue, pero sin embargo es un aspecto conocido de la cuestión".

La reacción de la UNRWA no se hizo esperar, afirmando que "la UNRWA se distancia inequívocamente de las declaraciones realizadas por el director de su oficina en Nueva York, Andrew Whitley, ante el Consejo Nacional de Relaciones Americano-Árabes en Washington, el pasado 22 de octubre de 2010. Estas declaraciones no reflejan en modo alguno las políticas o posiciones de la agencia y solo reflejan la opinión personal del Sr. Whitley".

Por desgracia, Whitley fue objeto de tales presiones por dicha agencia como resultado de sus observaciones que debió disculparse públicamente por el error de sus juicios, e indicar que sus comentarios fueron "inapropiados y erróneos" (Hamas y el gobierno de Jordania se han destacado en dichas presiones). Para disipar toda duda, añadió que "deseaba hacer esto públicamente ante la preocupación de que lo que dije en Washington fuera a interpretarse de tal manera que afectara negativamente a la reputación y al trabajo de UNRWA".

Tan dedicada esta la UNRWA en mentir a los palestinos, tal vez con el objetivo de mantener y perennizar su papel de cuidador permanente, que está dispuesta a bofetear a uno de sus propios funcionarios en público y hacer que se retracte. Lo mismo ocurrió en el 2009 cuando James Lindsay, ex consejero general del UNRWA, escribió un informe crítico sobre la organización para el Washington Institute for Near East Policy. Entre otras cosas, Lindsay criticaba la continuidad en la contratación de conocidos terroristas y la continua politización del problema de los "refugiados”.

Irónicamente, fue Whitley quien desempeñó en esa ocasión la tarea de abofetear a Lindsay diciendo: "La agencia está decepcionada por los resultados del estudio, encontrando que es tendencioso y parcial, y lamenta en particular el estrecho rango de las fuentes utilizadas... El estudio pasa por alto el contexto en el que opera la UNRWA y su línea ajustada a las distintas presiones".

Whitley también insistió en que alguien que "lea este documento sin conocer el trasfondo puede llegar a suponer que el gobierno israelí es un actor benigno. No se hace mención de la ocupación de Cisjordania y de la Franja de Gaza".

Declaración que convenientemente olvida que Israel evacuó todos sus asentamientos en Gaza en el 2005.

Algunas veces la UNRWA simplemente se niega a reconocer que existan críticas internas. En 1952, el Teniente General Sir Alexander Galloway, un destacado diplomático y militar británico por aquel entonces director de la UNRWA en Jordania, realizó la que se convertiría en una famosa declaración ante un grupo de líderes de las iglesias de América: "Es perfectamente evidente que las naciones árabes no quieren resolver el problema de los refugiados árabes. Quieren mantenerlo como una llaga abierta, como una afrenta contra las Naciones Unidas y como un arma contra Israel. A los líderes árabes les importa un bledo si los refugiados viven o mueren".

La solución para Galloway era sencilla: "Dar a cada uno de los países árabes donde se encuentran los refugiados una suma acordada de dinero para su cuidado y reasentamiento, y luego dejar que se preocupen de ellos. Si... las Naciones Unidas lo hubieran hecho inmediatamente después del conflicto, explicando a los estados árabes que sentíamos lo ocurrido, pero que aquí tenían una suma de dinero para que tomaran a su cargo el cuidado de los refugiados, el problema podría haberse resuelto hace ya mucho tiempo".

En un artículo de opinión de ese mismo año Galloway fue aún más contundente: "El personal engendra más personal. A un plan sigue otro plan. Las máquinas de escribir no paran de redactar informes y estadísticas. Los refugiados permanecen en el mismo estado, comiendo, quejándose y reproduciéndose, y mientras se desarrolla un juego político del “te toca a ti” entre los gobiernos locales y el director de UNRWA".

Galloway continuaba diciendo: "Es necesario distinguir entre la tentación de las maniobras políticas y la difícil y desagradable tarea de informar a los refugiados de que no podrán regresar en un futuro próximo a sus hogares en Palestina. Pero conseguir esa aceptación es una cuestión de política: está más allá de la función del UNRWA. En segundo lugar, es necesario un decidido esfuerzo para conseguir que los países de acogida se hagan cargo de sustituir a la agencia, para de este modo continuar con la tarea mucho más importante del reasentamiento".

A causa de su honestidad, Galloway fue despedido a petición del gobierno jordano, quien además quería que la UNRWA contratara a ciudadanos locales en lugar de extranjeros. Y en efecto, desde ese momento, el UNRWA ha hecho exactamente todo lo contrario de lo que recomendaba Galloway: optando por la tentación de las "maniobras políticas", mintiendo a los palestinos sobre su futuro y no exigiendo a los países de acogida que reasentaran a los palestinos en lugar de convertir a la UNRWA en una especie de ministerios palestinos de la Salud, el Bienestar, la Educación y, en un grado sorprendente, de Asuntos Exteriores.

A través de una extraña serie de eventos, tanto historiadores como periodistas han transformado al Teniente General Sir Alexander Galloway en "Ralph Galloway", lo que ha permitido a los funcionarios del UNRWA negar hasta el día de hoy que dicha persona existiera.

Pero los problemas que encontró en 1951 y 1952 siguen existiendo, sólo que mucho más grandes, más arraigados y más costosos. Las soluciones que recomendó pueden ser igualmente válidas hoy en día.

La razón de ser de la existencia de la UNRWA son los "refugiados palestinos", lo que ha generado a su vez la dependencia de la sociedad palestina de sus servicios. Galloway puede haber sido olvidado, pero tanto Lindsay como Whitley son más difíciles de ignorar ya que sus palabras son actuales. Si hay alguna oportunidad para la paz entre israelíes y palestinos, los líderes occidentales deberían encontrar la voluntad política de decir la verdad a los palestinos y de ejercer un control sobre el UNRWA, de lo contrario la organización seguirá mintiendo, gastando y exigiendo la omerta a sus funcionarios.

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