Saturday, December 25, 2010

El ADN habla - Alex Joffe - Jewish Ideas Daily


Rabbi orando, de Szymon Buchbinder

¿Los judíos son una "nación" o un "pueblo"? El término hebreo 'am significa ambas cosas. Ambos términos, por otra parte, son objeto de desaprobación en nuestro tiempo, aunque no en tan gran medida como el término "raza", un término que los judíos dejaron de utilizar hace casi un siglo. ¿Cómo entonces vamos a pensar e interpretar la creciente evidencia genética que apunta a una continuidad biológica de los judíos a través del tiempo?

El campo de la genética ha estado ofreciendo nuevas y sensacionales observaciones sobre el registro histórico de los orígenes, las migraciones y el exilio de los judíos. Dentro de la sección masculina, uno de las más espectaculares descubrimientos es que ambos, kohanim ashkenazi y no ashkenazi, tradicionalmente los descendientes del bíblico sumo sacerdote Aarón, comparten un haplotipo extendido o una variación de la secuencia de su ADN que, efectivamente, los distingue de los otros judíos (así como de los no judíos). La divergencia se estima que se generó alrededor de 3.200 años atrás (con un error de más o menos mil años), es decir, mucho antes de la dispersión del pueblo judío comunidades alrededor del Oriente Medio y de Europa. Aunque sigue siendo difícil determinar las huellas del propio linaje de Aarón, la investigación científica es compatible con la autoidentificación de muchos, o de la mayoría, de los kohanim de hoy.

En el lado femenino, los resultados son igualmente profundos. El análisis de ADN mitocondrial, que se transmite sólo a través de la madre, indica cuatro linajes, es decir, cuatro mujeres específicas en la Edad Media que son las “originadoras” del 40% de toda la población askenazi. En algún lugar antes del siglo XII, estas cuatro fundadoras, cuyos propios ancestros genéticos provenían del Oriente Próximo, aparecieron en Europa, probablemente en el valle del Rin, para convertirse en las matriarcas de gran parte del mundo asquenazí. A ellas les ha podido seguir un largo período de "cuello de botella", sin un crecimiento significativo de la población, en los que las mutaciones pueden haberse manifestado en forma de trastornos genéticos. Así las características enfermedades ashkenazis, como la enfermedad de Tay-Sachs, pueden haber sido un subproducto de la cohesión de estos grupos y de su lento crecimiento.

Similares eventos fundadores aparecen en otras regiones. Los judíos de Bombay pueden rastrear nuevamente su ascendencia en base a cinco mujeres, mientras que las comunidades judías en Daguestan y Georgia trazan las tres quintas partes de sus variaciones genéticas procedentes de una única mujer (en cada una de las dos áreas). EL 43% de los judíos iraquíes descienden de cinco mujeres, y entre los judíos de Irán, el 41% desciende de otras seis.

Y ahora la ciencia está extendiendo y ampliando nuestra opinión aún más atrás en el tiempo. Un documento publicado a principios de este año en la revista American Journal of Human Genetics investiga siete comunidades judías (iraníes, iraquíes, sirios, italianos, turcos, griegos, y ashkenazis). Provocativamente titulado "Los hijos de Abraham en la era del genoma", muestra cómo los grupos que comparten un ancestro común han conformado grupos independientes con en el tiempo. Por lo tanto, los judíos ashkenazis soportan el más estrecho parecido con los europeos, mientras que los judíos iraquíes, iraníes y sirios están más cerca de los drusos, beduinos y palestinos. La división entre los judíos de Oriente Medio y Europa (el grupo de mayor edad en esta última categoría está formado por los judíos italianos) se estima que se produjo hace unas 100 y 150 generaciones atrás en el tiempo, es decir, entre aproximadamente el 500 a. C. y el siglo I de nuestra era. En todos los casos, cuanto más alejado está el grupo en la distancia y en el tiempo de su origen oriental, mayor es su similitud con las poblaciones locales.

Varias cosas se destacan de esta investigación. En primer lugar, el origen de la inmensa mayoría de los judíos actuales, cuando se determina, es el de un grupo que proviene abrumadoramente del área del Levante, entre los europeos al norte y el Oriente Medio al sur. En segundo lugar, el reto de mantener la cohesión de las comunidades judías en la diáspora, aunque obviamente fuera cuestión de un mandato religioso y cultural, también fue un reto biológico que se llevó a cabo a través de decisiones íntimas y personales, fundamentalmente sobre cuestiones como el matrimonio y la reproducción (algo complicado y alterado por la incidencia de las violaciones a causa de las violencias y los matrimonios mixtos). Y eso se refleja en una ciencia altamente sofisticada y en unas estadísticas vertiginosas determinadas por innumerables decisiones individuales con respecto a lo que ahora llamaríamos la identidad judía.

A pesar de que los datos científicos proporcionan una conmovedora dimensión humana a la bien conocida historia de la dispersión y de la supervivencia judía, también validan los hechos de esa historia. De este modo, al mismo tiempo desbarata algunas contra-narrativas, la más reciente y notoria el cuento imaginado por Shlomo Sand de la creación de los judíos europeos del este por medio de la conversión en masa de los kázaros, una idea copiada del libro de Arthur Koestler “La decimotercera tribu (1976 )”, y reelaborada por Sand en su “La invención del pueblo judío”.

La mayoría de las investigaciones sobre la genética judía se lleva a cabo para otro fin: es decir, para hacer frente a las enfermedades hereditarias. Las observaciones históricas son un subproducto secundario. Aprender más sobre el cáncer de mama y sobre la enfermedad de Tay-Sachs es mucho más importante que la hipotética localización de las diez tribus perdidas. Esta aclaración es muy importante, pues refuta ciertas afirmaciones odiosas sobre su utilización como un medio para la comprensión y la preservación de su "linaje". En cualquier caso, investigaciones genéticas similares ocurren en todo el mundo, desde el Líbano a Corea. Por último, los resultados de la investigación no dicen nada sobre las cuestiones de la "inteligencia" o el “genio” judío.

Pero ¿qué hay acerca de la "nación", "pueblo" y "raza"? Los científicos sociales ven la "raza" como un concepto tóxico, que inevitablemente se utilizará para promover la desigualdad y racionalizar la dominación. Por eso mismo, algunos también observan sospechosamente la investigación genética, como un medio de volver a inscribir la raza como una categoría social y legitimar encubiertamente la desigualdad. Entre los propios científicos, ningún investigador de renombre usaría el término "raza". No obstante, al mismo tiempo los genetistas y los científicos médicos no se avergüenzan a la hora de reconocer la realidad de los grupos biológicos humanos.

En cuanto a la "nación" y el "pueblo", los judíos son de hecho una nación en un sentido amplio tanto biológico como histórico. La pertenencia a un pueblo, un término moderno, se encuentra en una categoría un tanto diferente: en última instancia, significa una condición voluntaria, delimitada como una creencia religiosa y/o como una opción personal de compartir un destino con un grupo. Con la realidad actual caracterizada por la movilidad geográfica y los matrimonios mixtos, la decisión de perpetuar o adherirse a un pueblo en un viaje que dura ya milenios, se ha convertido en una decisión más profundamente consecuente que nunca, e incluso se podría decir que más arriesgada que las propias y exclusivas consecuencias biológicas.

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3 Comments:

Blogger Goelet said...

Cualquiera con dos dedos de frente puede ver que las teorías de Shlomo Sand son insostenibles.

De proceder los ashkenazim de los jazaros, los ashkenazim no hablarían el idish tal como lo conocemos, ni sabrían hebreo. ¿Y dónde está el capital cultural jazaro? Todo deja una huella en los pueblos.

Hay trazas de latín en el idish, pero no de proto-bulgaro.

2:01 AM  
Blogger José Antonio said...

Uno de los problemas, efectivamente, viene derivado de la escasez de testimonios en el yidish de la lengua kazara, que ignoro si sería el proto-bulgaro, aunque hay un lingüista que si las admite, y de ahí retoma su idea Sand para ratificar su suposición y su agenda política, porque de eso trata verdaderamente su libro.

Podría existir cierta herencia, en el sentido de algunos remanentes que se unieran a otras poblaciones judías. El problema es que no se sabe exactamente el componente judío de los kázaros, si se trataba de una élite, de parte de la nobleza, de algunas tríbus...

Lo que si se conoce es la presencia de otras religiones dentro de los kazaros (el Islam, por ejemplo), y existen teorías que afirman que el supuesto judaísmo de los kazaros (¿en que grado?) se debe a la presencia de judíos persas, o sus descendientes, dentro de la población, al igual que existen otras teorías que consideran a los judíos de las montañas del Caúcaso como descendientes de esos judíos kázaros.

En suma, todo demasiado nebuloso como para realizar las afirmaciones de Sand y que responden, como ya digo, a una agenda política muy explícita en su libro.

Te recomiendo www.khazaria.org

4:15 PM  
Blogger Silver said...

En verdad que la Ley Judía(Shuljan Aruj) dice que judio es el que proviene de un viente judío.Para ser parte de laColectividad Judia no importa si hay genetica judia ya que puede ser de parte del padre y ser goy, o tranquilamente una persona puede ser conversa y tener adn goy y ser recontra hyper judio que un tipo que tiene un apellido por ejemplo Rabinovich y que capaz que la madre no es judía.

3:24 PM  

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