Saturday, December 18, 2010

Israel no necesita la Ribera Occidental para su seguridad - Martin van Creveld - Forward



Cuando todo esté dicho y hecho, hay que preguntarse cómo es de importante la Ribera Occidental para la defensa de Israel.

Para responder a esta pregunta, nuestro mejor punto de partida es la situación anterior a la guerra de 1967. En ese momento, las fuerzas armadas árabes que rodeaban a Israel superaban al ejército del Estado judío en una proporción de 3 a 1. No sólo estaban las tierras altas de Judea y Samaria en manos jordanas, sino que la capital de Israel, el oeste de Jerusalén, estaba rodeada por tres lados por territorio hostil. Los ejércitos árabes aún estaban a unos 14 kilómetros de Tel Aviv. Sin embargo, nadie por aquel entonces involucrado en este tipo de preocupaciones nos hablaba como hoy de "fronteras defendibles", por no hablar de la famosa denominación de Abba Eban de las "fronteras de Auschwitz". Cuando llegó el momento, el ejército israelí sólo necesitó seis días para aplastar a todos sus enemigos juntos.

Desde entonces, por supuesto, mucho ha sucedido. Aunque las relaciones con Egipto y Jordania no siempre son color de rosa, ambos países han dejado "el círculo de la enemistad", como dice la expresión hebrea. Después de dos décadas y media de crecimiento sorprendente, el PIB de Israel es ahora más grande que el de Líbano, Siria, Jordania y Egipto juntos. En cuanto al poder militar, baste decir que Israel es el quinto exportador de armas más grande del mundo.

Siria, principal vecino hostil a Israel, sigue ahí, pero su estado nunca ha sido lo suficientemente fuerte como para amenazar seriamente a Israel. Y si bien Damasco está adquiriendo armas a Irán, éste país no es un verdadero sustituto para una superpotencia como lo era la antigua Unión Soviética.

Por lo tanto, y en general, la posición de Israel es mucho más fuerte de lo que lo era en cualquier momento del pasado. Entonces, ¿cómo encaja la Ribera Occidental en este cuadro?

Una de las principales amenazas que Israel enfrenta en la actualidad es la de los misiles balísticos. Sin embargo, todo el mundo sabe que aferrarse a la Ribera Occidental no ayuda a Israel a defenderse contra unos misiles provenientes de Siria o Irán. Incluso el halcón más duro debería admitir este punto. En cuanto a la amenaza de una invasión terrestre, es cierto que la distancia entre la antigua Línea Verde y el Mediterráneo es muy pequeña - en su punto más estrecho, lo que a veces es conocido cariñosamente conocido el "Viejo Israel”, sólo tiene nueve millas de ancho -.

Como ya señalamos antes, también es cierto que la Ribera Occidental comprende una zona montañosa desde la que se divisa la llanura costera de Israel. Por otro lado, la Ribera Occidental está rodeada por Israel en tres partes, cualquiera que trate de entrar en Israel desde el este estará introduciendo la cabeza en un lazo. Para empeorar las cosas para un potencial invasor, el ascenso desde el valle del Jordán a las alturas de Judea y Samaria resulta topográficamente una de las empresas más difíciles en la tierra. Sólo cuatro caminos llevan del este al oeste, todos los cuales son fácilmente bloqueables mediante ataques aéreos o por medio de misiles de precisión. Para poner la guinda en este pastel, las fuerzas israelíes estacionadas en Jerusalén podrían cortar rápidamente la única carretera que conecta la parte sur de la Ribera Occidental con su parte norte en el caso de un conflicto armado.

La defensa de la Ribera Occidental por parte de unas fuerzas árabes sería una empresa realmente suicida. El difunto Rey Hussein así entendió los hechos. Hasta 1967 tuvo la precaución de mantener la mayor parte de sus tropas al este del río Jordán. Cuando se olvidó momentáneamente de estas realidades en 1967, a Israel sólo le llevó tres días de combates para recordárselo.

Por lo tanto, al igual que Israel no necesita la Ribera Occidental para defenderse de los misiles balísticos, tampoco necesita ese territorio para defenderse de una guerra convencional. Si se pudiera mantener una presencia de seguridad en el valle del Jordán, se mantuviera el eventual estado palestino desmilitarizado, además de conservar el control del espacio aéreo correspondiente, todo estaría bien y a salvo. Sin embargo, ninguna de estas condiciones se daban antes de 1967, y en vista de la geografía y del equilibrio de fuerzas, ninguna es realmente esencial hoy en día.

¿Y qué pasa con el terrorismo? Como la experiencia ha demostrado en Gaza, una cerca (o, preferiblemente, una barrera) puede detener la entrada de terroristas suicidas. Como también ha demostrado la experiencia en Gaza, no se puede detener las granadas de mortero y los cohetes, y este fuego desde Cisjordania podría ser muy desagradable. Por otra parte, Hezbolá, Siria e Irán ya tienen misiles capaces de alcanzar cualquier punto de Israel, Tel Aviv incluido. Muchos de esos misiles son grandes y poderosos. En comparación con el daño que ellos pueden causar, cualquier cosa que lancen los palestinos (actualmente) probablemente no alcanzaría la gravedad de lo anterior.

Por otra parte, en los últimos años Israel ha demostrado que puede lidiar con ese tipo de amenazas si realmente lo quiere. Desde 2006, cuando en la Segunda Guerra del Líbano murieron quizá 2.000 libaneses, muchos de ellos civiles, y destruyó toda un área de Beirut (la residencia de Hezbollah y de la población chiíta), la frontera norte ha estado muy tranquila. Desde la Operación Plomo Fundido, que causó la muerte de tal vez 1.200 habitantes de Gaza, muchos de ellos civiles, y se produjo la destrucción de gran parte de la ciudad de Gaza, ni un solo israelí ha sido asesinado por un proyectil de mortero o por cohetes procedentes de la Franja de Gaza (sí un trabajador extranjero de un kibbutz). Desde entonces, granadas de mortero y cohetes siguen siendo lanzados de vez en cuando, pero su incidencia es accidental. Resulta evidente que Hamas, mientras se muestra reacia a renunciar a lo que llama "resistencia", está teniendo cuidado de no provocar demasiado a Israel.

Teniendo en cuenta todos estos hechos - y siempre que Israel mantenga y conserve su fuerza militar y construya una barrera para detener a los terroristas suicidas -, parece evidente que Israel podría permitirse el lujo de renunciar a la Ribera Occidental. Estratégicamente hablando, el riesgo de hacerlo es insignificante. Lo que no es insignificante es el reto demográfico, social, cultural y político que los más de 2,5 millones de palestinos ocupados plantean - nadie sabe exactamente cuántos - , y que Israel debería gobernar si mantiene el dominio de la Ribera Occidental, y que podría dar lugar a una situación a la que el país podría deslizarse rápidamente: a saber, un Estado de apartheid que sólo puede mantener su control por medio de acciones represivas de la policía secreta.

Para salvarse de ese destino, Israel debe deshacerse de la Ribera Occidental, y debe incluirse expresamente la mayor parte de la Jerusalén árabe. Si es posible, debería hacerlo de acuerdo con la Autoridad Palestina, si no, entonces debería proceder de manera unilateral, como - en mi opinión, un gran éxito – fue el caso de la retirada de Gaza. Y es que si no fuera así, les recomendaría vivamente a mis hijos y nietos que buscaran otros horizontes, menos ciegos y menos rígidos, para vivir.

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