Wednesday, December 22, 2010

Las mentiras que nos contamos sobre la historia judía - Miriam Shaviv



Marc Shapiro realiza una fascinante revisión en el blog Seforim del libro de Shaul Stampfer (Littman Library) “Familias, rabinos y educación: sociedad tradicional judía en el siglo XIX en la Europa del Este”. Mirando de cerca la historia social del shtetl del siglo XIX, desbroza el mito tras el mito.

Por ejemplo, el divorcio parece haber sido relativamente habitual (aunque Shapiro crítica que fuera tan común como asevera Stampfer). Los matrimonios de adolescentes eran relativamente raros. La mayoría de los judíos (sobre todo las clases más bajas) no usaban casamenteros, el amor fue un factor importante en algunos matrimonios. En general, las mujeres trabajaban y estaban involucradas en negocios (¿familiares?):
A diferencia de hoy, la esposa y madre que se quedaba en el hogar no era necesariamente un ideal... La sociedad judía en la Europa del Este no era lo que nosotros consideramos como un patriarcado. Los puntos de vista conservadores que defendían la importancia de que las mujeres permanecieran en el hogar para criar a los hijos pueden considerarse como una buena política social, sin embargo no debemos suponer que fue así como vivieron predominantemente los judíos en la Europa del Este"

Inclusive algunas mujeres fueron educadas en el estudio judío, existían cheder mixtos y, de acuerdo con Stampfer, la proporción de niñas y niños en los cheder fue de 1:8. Por otra parte, había menos hombres en los cheder de lo que podríamos imaginar. Aunque nos gusta pensar en el shtetl como un lugar donde los yeshivot prosperaron, en la década de 1930 había más hombres en las escuelas públicas secundarias que en las escuelas religiosas.
Todo realmente fascinante. Pero más aún brillante es otro libro sobre la mujer judía en la Edad Media que revise varios años atrás. “Piadosas y rebeldes”, de Abraham Grossman, también rompe varios mitos mostrando, por ejemplo, que en Europa de la Edad Media hubo un alto índice de divorcios (por lo menos un 20%) y que el divorcio no estaba estigmatizado; que el libertinaje sexual era muy común; que la mayoría de las mujeres trabajaban y eran activas en diferentes negocios; que ganaron muchos de derechos y funciones religiosas; y mucho más. Mucho de esto suena familiar después de leer la revisión de Shapiro del libro de Stampfer, pues rompe similares mitos.

Por lo tanto, hay que decir que hemos construido una imagen totalmente mítica de la vida judía en la Edad Media y que igualmente tenemos una idea completamente ficticia de la vida en el shtetl. Y al colocar ambos sucesos juntos, uno tiene que preguntarse si nosotros, como colectivo, en realidad tenemos alguna de idea aproximada de cómo era verdaderamente la vida judía en Europa durante los 1.000 años que precedieron al Holocausto.

La respuesta es muy pertinente para hoy. Gran parte de los ortodoxos, y en particular los ultra-ortodoxos, cuando defienden sus modelos de vida, y sobre todo cuando se trata de la vida familiar y laboral, suelen argumentar que representan la "tradición". Resulta que no lo es, y que probablemente nunca lo fue.

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