Saturday, February 19, 2011

Se veía venir. En el Haaretz se elogia la “democracia egipcia” mientras se reprueba la “limitada democracia" israelí



Entre "nosotros" y "ellos" - Seth J. Frantzman – JPost

En un reciente artículo sobre Egipto, Larry Derfner repite un discurso bastante poco original que consiste en atribuirnos a "nosotros" todo tipo de valores y opiniones sólo para colocarse a él mismo fuera y por encima de nuestra sociedad:
"No es que estemos en contra de la democracia (recuerden que habla de los “malos israelíes”, no de él y de sus colegas), con respecto a la posición de Israel sobre Egipto, es que tenemos miedo de que los islamistas radicales y los nacionalistas tomen las riendas..., es por eso que hemos tomado partido en contra de unas revueltas populares que no tienen nada que ver con el conflicto árabe-israelí..., (por eso) ahora estamos emparejando a las masas egipcias con los radicales... Y es que no tenemos ningún problema a la hora de soportar a los dictadores y oponernos a los demócratas... Estamos haciendo a otras personas lo que siempre habíamos odiado que otros nos hicieran a nosotros".
Ese "nosotros" se utiliza no menos de 48 veces. Y sin embargo, realmente, Derfner no está sugiriendo que él sea uno más, él no habla como alguien que en realidad forme parte de ese "nosotros", por ejemplo como algunos de esos funcionarios del gobierno que se relacionaron con homólogos de Sudáfrica en la década de 1970. Lo que realmente significa ese “nosotros” es que son a "ellos", a los malos israelíes, a quien atribuye ese comportamiento. Pero al decir "nosotros", muchos en Israel atribuyen esos terribles pecados a todos "nosotros", aunque solo sea para tomar parte en una banal autoflagelación y poder presentarse ante los demás como las “únicas voces justas”.

Hay un sin fin de fingida autoflagelación en esa especie de "oh, pobre de mí..., somos tan malvados, y nuestra sociedad es tan terriblemente egoísta...".

Atribuyendo toda esa serie de rasgos detestables exclusivamente a tú propia sociedad, ellos la retratan como si fuera una pesadilla distorsionada, al estilo de algunos dibujos de Picasso. Yossi Sarid, ex ministro de Educación (por supuesto de la izquierda israelí del Meretz), escribe en el Haaretz:
"Este fue un levantamiento civil [en Egipto] que no se adaptaba a la imagen salvaje y violenta que se insiste en atribuir a todos los árabes y musulmanes..., si solamente algunas banderas israelíes hubieran sido quemadas en las calles egipcias podríamos habernos atemorizado a nosotros mismos y decir a todo el mundo que nuevamente teníamos razón..., ¿es que sólo Israel puede disfrutar de su democracia limitada” (sic)?... El éxodo de Egipto, de la esclavitud a la libertad, sólo es para hebreos, no para los árabes... finalmente, somos los únicos sanos en la región".
¿A dónde quiere llegar Yossi Sarid? ¿Cuando dice "nosotros" quiere decir que cuando él fue ministro de Educación trabajó duramente para promover la democracia en el mundo árabe, o que reconoce que también estaba influido por una visión de los árabes como insufribles extremistas?

Pues bien, ni parece que promoviera la democracia en el mundo árabe, ni que tuviera esa opinión racista. ¿A quién representan entonces ese "nosotros"?

Lo que Sarid quiere decir es que ese “nosotros” realmente equivale a "ellos", es decir, a los malos israelíes, los que odian a los árabes, lo que dicen que la libertad en esta región sólo está hecha para los judíos. Sin embargo, rápidamente esa estrafalaria visión se convierte en "nosotros" en general, simplemente por que entre "nosotros" también puede haber racistas, y odiar y ser reaccionarios.

Anshel Pfeffer escribe, también en el Haaretz:
"¿tenemos miedo de perder el título de "la única democracia” en Oriente Medio? ¿Acaso Egipto no se merece también la democracia?".
¿Pero quienes representan a esos temerosos “nosotros" según Anshel Pfeffer? ¿Se refiere a esos (de la gente del Haaretz) que se quejan habitualmente de que no seamos capaces de hacer honor al título de única democracia en el Oriente Medio? Pero parece ser que son otros los que repiten reiteradamente esas palabras, convirtiéndose en la retórica habitual de muchos de "nosotros".

Bradley Burston escribe en su blog en Haaretz.com:
"Quiero que [los egipcios] nos enseñen lo último que esperábamos ver. Porque solamente cuando comprobemos que todas las posibles evaluaciones del consenso israelí se demuestran totalmente equivocadas, cuando nos sintamos totalmente paralizados ante algo totalmente inesperado nosotros, cuando lo inconcebible se vuelva inevitable de la noche a la mañana, el cambio llegará a este lugar (...) ¿por qué este gobierno israelí hace todo lo posible por emular en dos años las medidas represivas que a Hosni Mubarak le costo 30 años refinar?
Al final de su columna, Burston explica:
"Nos merecemos construir asentamientos porque (nosotros) hemos sufrido mucho y los árabes son violentos".
Una vez más, en ese "nosotros" no se incluye el autor, y la gente a la que se refiere, los colonos, nunca describirían sus razones de esa manera.

Para transformar ese "nosotros" en una especie de hombre del saco, la realidad debe ser interpretada sesgadamente para que las etiquetas de "nosotros" y "ellos" puedan ser adjudicadas de manera nítida. Otro columnista del Haaretz, Akiva Eldar, escribe lo siguiente:
"Es cierto que en Israel no se detiene a los bloggers por insultar y lesionar el honor del presidente. Pero por otra parte, Egipto no ha mantenido durante más de 43 años a millones de personas bajo la ocupación militar".
Akiva Eldar, al igual que todos sus compañeros del Haaretz, se imagina un Egipto que está de camino a convertirse en una democracia ejemplar, mientras que por el contrario Israel se desliza hacia una dictadura. Lamentablemente, se olvida que Egipto ha vivido bajo décadas de gobiernos de emergencia y que aún hoy en día se trata de una dictadura militar.

Larry Derfner sostiene que nuestros temores forman "parte de la historia de por qué el increíblemente valiente pueblo egipcio es hoy en día una inspiración para casi todo el mundo, excepto para nosotros".

Sin embargo, él sabe muy bien que muchas personas en los estados del Golfo, Irán, China y en otras partes del mundo no se sienten tan inspirados por Egipto, y sabe que muchos en Israel también se sintieron inspirados por el levantamiento popular egipcio. Pero induce al error por dos motivos, para colocarnos a "nosotros" entre los que odian a la libertad, y para hacer del resto del mundo algo que no es.

¿Por qué escribe Yossi Sarid que Israel es "una democracia limitada"? Él sabe muy bien, ya que ha estado bastantes años en la Knesset, que se trata de una invención. Por lo demás, la prensa hebrea abusa de parecida retórica: "nosotros, nuestro, de todos nosotros".

Parte de la razón de esa gran cantidad de "nosotros" que rezuman en los artículos de los columnistas es que se trata simplemente de un pensamiento de grupo. En dos de los cuatro artículos de opinión del Haaretz del 13 de febrero el tema es el "Orientalismo". Esto no es una mera coincidencia, viene derivado de que estamos hablando de personas con ideas similares, ubicadas en los mismos medios y diciéndose las mismas tonterías los unos a los otros:
"vivimos en una sociedad racista…, el Orientalismo…, finalmente somos desmentidos por la democracia de Egipto…, creemos que la democracia es sólo para nosotros…".
Y los lectores, ¿también sufren de esta psicosis masiva? Ellos ya deberían saber perfectamente que ese "nosotros" quiere decir realmente "ellos".

El énfasis excesivo en el "nosotros" no sólo se deriva de una tradición profética, sino que también revela un profundo odio a sí mismo. En el judaísmo, el niño de Passover que se comporta de manera inclusiva es "sabio", en cambio, el que se ubica fuera es "malo".

No queriendo ser catalogados como malos, muchos de los que verdaderamente aborrecen a Israel le atribuyen toda clase de tonterías y males al país y a su gente. Son esos mismos que se incluyen en ese "nosotros" (para criticarnos desde el interior utilizando el papel de “justos”), cuando en realidad no se ven a sí mismos como “uno de nosotros”, ya que sólo parecen manifestar desprecio por nuestra sociedad, a la que continua y reiteradamente describen como brutal, salvaje, racista e ignorante.


PD. Hace poco, en el Haaretz, cómo no, otro artículo por el estilo. El de Merav Michaeli, y se titulaba “¿Por qué no hay una revolución en Israel?”. En él trataba de explicar por qué no habido una “necesaria” revolución en Israel - comandada por supuesto por sus colegas ideológicos -, pese al “continuo empeoramiento de la situación de Israel por la continuación de la ocupación, las guerras recurrentes, la corrupción y según ella la continúa erosión de los derechos y libertades democráticas". Finaliza con otros “nosotros”:
“la verdad es que todos estamos anhelando una revolución. Vemos con frustración a todos esos otros pueblos que han logrado hacer el cambio, no sólo lo intentaron, tuvieron éxito, y queremos lo mismo. Nosotros también queremos dar forma a nuestras vidas, también queremos que algo emocionante y positivo nos suceda, algo impresionante e inspirador, y sobre todo algo que nos de esperanza”.
Este “anhelo resulta tan evidente” que el partido por antonomasia de la mayoría de estos columnistas, y el que mejor representaría todos esos deseos, el Meretz, sólo obtuvo 2 escaños de 120 en las últimas elecciones, además de perder votos en cada elección. Pero a quién le importa eso. La culpa es de los electores israelíes.

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