Sunday, July 31, 2011

Las protestas y la chutzpah del embajador noruego - Ben Dror Yemini - Maariv




El "embajador noruego de progreso, Svein Sevje "

- Algunas preguntas sobre las protestas

La cuestión no es si las protestas son justas. Tienen razón. La pregunta es a dónde se dirijen. Y no está claro. La clase media, en la que se basa la economía de Israel, ha sido arrollada en los últimos años. Para mantener una democracia, es necesario esa clase. Cuando es pisoteada, la democracia comienza a tener problemas. Israel, en un proceso largo, se ha convertido en Hmiotokrtih, y no comenzó ayer, ha llevado años.
Pero parece que en las últimas semanas se ha convertido en algo más que depredadores.

Difícil saber cual ha sido la gota que colmó el vaso, provocando la protesta actual. Hay muchos factores. El año escolar terminó. Los jóvenes, la mayoría estudiantes, estaban disponibles para su utilización. La arrogancia del Primer Ministro alcanzó nuevos máximos en los últimos meses. Realmente se creía triunfante tras regresar de Washington. Es poco probable que algún comentarista serio en el mundo se lo creyera, a pesar de los aplausos en el Congreso. Pero Netanyahu sí lo hizo. Sostuvo que la ley anti-boicot era la correcta. Insistió en que los partidarios del boicot recibieran su mayor baza desde que comenzaron sus campañas anti-israelíes.

Pero hay demasiados extremistas en el otro lado. Los académicos de la izquierda radical, sacando lo mejor de si mismos. Despreciando el himno. Con unas decisiones de la Corte Suprema desconcertantes, como cuando falló a favor del derecho de un miembro de Hezbollah, Mustafa Dirani, a denunciar al Estado Israel, o determinando que la estructura de lo que una vez fue una mezquita pase a sur una cervecería, lo que disgusta a todos.

Pero las señales que envia la Corte Suprema durante los últimos meses tienen relación con procesos mucho más profundos. Dos leyes Nahari refuerzan el separatismo haredí con referencia a una educación financiada con fondos públicos. La evasión del servicio militar entre la gente más joven, y no sólo la ortodoxa. Los anarquistas, radicales y activistas de las flotillas tratando de hacer de Israel un estado paria. Los jóvenes de las colinas (colonos) contribuyendo, sin darse cuenta, con los enemigos de Israel que desean convertirlo en un paria. Los brotes de violencia procedentes de religiosos y nacionalistas en el caso del rabino Dov Lior. Todo ello con una sensación creciente, y justificada, de que la policía israelí han perdido su efectividad. Cada delincuente se cree el rey.

De alguna manera, la mayoría sana, la que hace el servicio militar, la que hace el período de reserva, la que paga impuestos, tiene la sensación de que son los grupos de presión los que siempre salen ganadores: la extrema izquierda, la extrema derecha, los ultra-ortodoxos, se salen siempre con la suya. Sus miembros parecen poseer el porcentaje más alto. Ellos siempre ganan. Sólo un equipo pierde todo el tiempo. Por ello, es difícil de explicar la simpatía de los medios de comunicación con la protesta únicamente por sus tendencias izquierdistas. Es cierto, también es por eso, pero esa no es toda la historia. La clase media está harta. La clase media está hasta el gorro.

- La chutzpah del embajador noruego en el Haaretz

El martes se publicó una pequeña pieza de retórica que justifica la masacre y el terror, ese terror ocasionado por la "ocupación islámica de Noruega" y porque ya no hay manera de estimular los espíritus. Ante la brutal masacre acontecido en Noruega, el paso siguiente por parte de algunos es justificar el terrorismo en cualquier lugar. Ellos siempre tienen razones para ello. Para los Anders Briwik de este mundo se debe a la conquista islámica. Para los adeptos de Hamas, Al-Qaeda y los talibanes se debe a la ocupación occidental y sionista.

Pero ahora, para mi gran sorpresa, esas justificaciones se extienden, por ejemplo en una entrevista del Haaretz con el embajador de Noruega en Israel, Svein Sevje. ¿Y qué dice este diplomático iluminado? Pues se toma la molestia de condenar, por supuesto, el terror sufrido en Noruega, pero también trata de justificar el terrorismo palestino: "Vemos en la ocupación una especie de razón para el terrorismo". Incluso antes de que se hubiera secado la sangre de los cuerpos sacrificados en Noruega, el embajador de Noruega en Israel va y nos ofrece una explicación de la masacre de israelíes.

Sabemos hacia donde se dirige la izquierda radical en Europa, esas organizaciones de tontos útiles, y como nos dan cuenta del terror explicándolo y a veces justificándolo, y llamando de paso a la destrucción de Israel. Esa coalición infame rojo-verde. Pero es más triste que el embajador de Noruega, tan cercano a lo que sucede en Israel, probablemente demasiado cercano, sea de esa misma escuela que comprende y justifica.

En cuanto al fondo, el terrorismo no lucha contra la ocupación. El combate del terrorismo es contra la existencia misma de Israel. El combate del terrorismo es contra la existencia del mundo libre. La ocupación, en su caso, es sólo una excusa. Se debe dividir el territorio no porque lo que exija el terrorismo, sino porque es lo mejor para Israel.

Hace menos de dos meses, a principios de junio, se publicó un informe de la policía noruega donde se señalaba que una gran mayoría de las violaciones del año pasado, y la mayoría absoluta de los últimos cinco años, fue llevada a cabo por "no occidentales". Es decir, inmigrantes. Y en su mayoría musulmanes. Terrorismo sexual. Y yo me pregunto ¿qué justificación nos proporcionará el embajador de Noruega sobre ese terrorismo?

Y Noruega no está sola. Suecia ocupa el primer lugar en Europa en el índice de violaciones. Y son dos de los países de Europa que más inmigrantes acogen. Y sin embargo, ambos sufren los mismos problemas. ¿Esto justifica la masacre de Briwik? Por supuesto que no. Así como el hacinamiento de los inmigrantes, la cultura y la permisividad occidental, tampoco justifican las violaciones. No hay ninguna justificación para el terrorismo, y no hay justificación para las violaciones. Y en Israel, como en Noruega, los actos de terrorismo o las violaciones o los crímenes, son muchas veces justificados por las "injusticias". Ellos odian a Occidente no por lo que hace, sino por lo que es. Porque es un mundo libre. Debido a la situación que disfrutan las mujeres. Y no a causa de la discriminación, la angustia o la ocupación.

Esos son los hechos. Pero no confundamos el embajador de Noruega en Israel. Él pertenece a la clase progresista e ilustrada.

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