Friday, July 29, 2011

Los árabes reescriben la historia - Alexander Joffe, Asaf Romirowsky - Ynet



El fallecido intelectual palestino Edward Said llamó a los palestinos "las víctimas de las víctimas". Cuando nos aproximamos al mes de septiembre, fecha en la que los palestinos formularán su "Declaración Unilateral de Independencia" y requerirán su aprobación específica por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas, vale la pena preguntarse una vez más quien originalmente victimizó a los palestinos. Hoy, por supuesto, el consenso unánime entre los propios palestinos y el mundo árabe y musulmán es que fue Israel el que en 1948 atacó y expulsó a los palestinos. Pero, ¿quién hizo a los palestinos culpables de su destino en 1949?

Los dos principales comunidades palestinas en los EEUU se encuentran en Dearborn, Michigan, y en Florida, en Jacksonville. El 15 de diciembre de 1949, el periódico árabe de Michigan “As Sabah” (literalmente la Tribuna de la mañana) publicó un editorial sobre la cuestión de los refugiados árabes de Palestina:

"¿Cuál es el crimen de los refugiados palestinos a los ojos de los príncipes de Arabia, ya que estos permanecen quietos viendo la miseria de estos refugiados y chupan la sangre de esos pobres y necesitados ante Dios y ante el mundo sin mostrar vergüenza alguna? Sí, a esos pobres refugiados se les puede achacar el delito de haber escuchado a los mentirosos e impostores, de haber creído en sus mentiras, de haber cometido la enorme locura de abandonar sus hogares contando con que sus mentirosos líderes les traerían de vuelta. Y a causa de lo que está sucediendo a los refugiados palestinos, la opinión pública árabe está cambiando poco a poco para acabar apoyando a los judíos en Israel, donde no muere un solo árabe de hambre y frío. Y si debería haber otra guerra, hay que ir en contra de los líderes árabes, de los príncipes y reyes que trajeron la catástrofe a la pobre gente de Palestina".

El análisis de la editorial, al menos en lo referente a que la opinión pública árabe se deslizaba a posiciones favorables a Israel, resultaba incorrecto, por decir algo. Pero la afirmación de que los palestinos huyeron de sus hogares en respuesta a los llamamientos de los líderes árabes ha sido polémica desde que ocurrieron los hechos. Lo cierto es que los palestinos de Michigan en 1949 pensaron que eso fue lo que sucedió.

En octubre de 1949, intelectual palestino Musa Alami, escribió: "Aquellos que estaban más concernidos (los estados árabes), guiaron sus políticas no a ganar la guerra y salvar a Palestina de los enemigos, sino a preocuparse de qué pasaría después de que acabara la lucha, quién sería predominante en Palestina, o si podrían anexionársela ellos mismos".

Pero además de la usurpación de la causa palestina, lo que molestó en gran medida a los editorialistas de As Sabah tenía otra dimensión. Las autoridades británicas presentes en la escena en el momento del inicio de la guerra, y difícilmente catalogables como pro-sionistas, estaban convencidos de que los líderes palestinos irían abandonando progresivamente a su pueblo. En diciembre de 1947, el Alto Comisionado británico, el general Sir Alan Cunningham, informó de que "el pánico de la clase media (palestina) persiste y hay un éxodo constante de aquellos que pueden permitirse el lujo de abandonar el país". Y añadió más tarde, en abril de 1948, "en todas partes del país, la clase de los effendi ha ido abandonando el país en gran número durante un periodo considerable, y el ritmo va en aumento".

En junio de 1949, Sir John Troutbeck, el jefe de la oficina del British Middle East en El Cairo, informaba de que los refugiados "no expresan amargura contra los judíos (o para el caso, contra los americanos o nosotros mismos), de los que hablan con mayor amargura es de los egipcios y los estados árabes. ‘Sabemos quiénes son nuestros verdaderos enemigos’, dicen, y se refieren con ello a sus hermanos árabes, quienes según afirman les convencieron sin necesidad de la conveniencia de abandonar sus casas... Incluso he oído decir que muchos de los refugiados darían la bienvenida a los israelíes si llegaran y tomaran otro distrito más".

Las autoridades israelíes mantuvieron desde un principio que a la mayoría de los palestinos se les animó a huir por parte de sus propios líderes y de los estados árabes, y a los que posteriormente abandonaron antes o en medio de la batalla. Esto ha sido rechazado por los palestinos y sus partidarios como mera propaganda sionista. Pero los funcionarios británicos que aún permanecían en la escena, y que no eran demasiado favorables a la causa de Israel, y los palestinos residiendo en los Estados Unidos, no se dedicaron simplemente a repetir la condena de su enemigo.

Las implicaciones de este editorial ya olvidado, y de todas esas otras declaraciones, supone en primer lugar que Israel no asume la responsabilidad total y exclusiva por la situación de los refugiados palestinos - los estados árabes y los propios palestinos también tienen su parte -. Esto da una luz totalmente diferente a la próxima "Declaración Unilateral de Independencia".

En efecto, los líderes palestinos han pedido a las Naciones Unidas otra oportunidad de volver atrás en el tiempo y que se les conceda otra oportunidad de lograr la condición de Estado, esa que podría haber sido suya en 1948 o incluso en 1938 (Comisión Peel). Mientras tanto, algunos funcionarios palestinos han comenzado a deslizar la idea de volver al plan de partición de 1947, el mismo plan que sus predecesores rechazaron sumariamente en 1947. ¿Pero realmente tienen posibilidades de que se les conceda? De camino, como hicieron sus predecesores en 1949, culpan a todos los demás, menos a ellos mismos, por no haber logrado sus objetivos hasta la fecha.

Una cultura sin un sentido de responsabilidad por sus propias decisiones, que culpa a otros de sus propias decisiones y que, al mismo tiempo, exige continuamente que su mantenimiento y subsistencia sea responsabilidad de los demás, no es susceptible de crear un país estable y de hacer funcionar un Estado-nación. Cualquier nuevo Estado palestino sería una pobre instantánea, una totalmente dependiente de la ayuda externa, y principalmente de los contribuyentes occidentales.

No es de extrañar entonces que al menos algunos líderes palestinos estén tratando de mantenerse alejados de la mencionada Declaración Unilateral de Independencia. Esos
"impostores", contra los que arremetieron los palestinos estadounidenses en 1949, son en última instancia sus propios líderes y el resto de estados árabes. Hasta que nuevos líderes no pueden ser hallados, y se instala una nueva cultura de responsabilidad y confianza en sí mismos, poco puede hacerse.

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