Thursday, October 27, 2011

Es necesario proteger a la democracia de Israel del NIF - Emmanuel Navon


Dafni Leef en plan progre cool

La protesta social en Israel murió con la apertura del año escolar. A principios de este mes, el Gobierno de Israel aprobó las recomendaciones del Comité Trachtenberg, que incluyen medidas de amplio alcance destinadas a aliviar la carga de la clase media y lograr así que la vida en Israel sea más asequible. Sin embargo, sería erróneo creer que el descontento social está detrás de nosotros. De hecho, los líderes autoproclamados de la protesta de las tiendas del verano pasado han anunciado que renovarán su lucha tras este periodo de importantes festividades.

Para empezar, ellos rechazan en su totalidad las recomendaciones del Comité Trachtenberg. Dafni Leef, que surgió como uno de los líderes emblemáticos del movimiento, ha declarado que habrá una huelga general popular el 1 de noviembre para así colapsar la actividad económica de Israel y derrocar al gobierno. Dos días antes de la huelga general, una manifestación masiva que se supone que tendrá lugar en todo el país, servirá de "última advertencia" al Primer Ministro para que satisfaga las demandas de los manifestantes. Eldad Yaniv, del movimiento "Izquierda Nacional", advirtió en octubre al Haaretz que la lucha continuará "hasta que los 120 holgazanes [diputados] se vayan a casa".

Los líderes de la protesta social hablan y se comportan como si Israel no fuera una democracia, y como si el gobierno de Israel no hubiera sido elegido por una amplia mayoría. Ellos afirman que la mayoría de los israelíes apoyan sus demandas. Ellos pueden demostrarlo en las próximas elecciones. Para bien o para mal, la democracia otorga el poder al pueblo. En la democracia representativa, la mayoría asume el gobierno por un período determinado de tiempo. Al tratar de imponer sus exigencias a un gobierno electo, los representantes no electos de esta protesta social están rompiendo las reglas de la democracia.

Los israelíes se quejan con razón del coste de la vida, pero en las anteriores elecciones no eligieron a un partido o gobierno cuya plataforma favoreciera un gasto elevado y así convertir a Israel en una especie de Grecia. Sin embargo, esto es precisamente lo que los líderes no electos de la protesta social quieren imponer a nuestro gobierno electo. Tienen un montón de tiempo (alrededor de un año y medio) para convencer a los israelíes para que les voten a ellos y a su plataforma económica en las próximas elecciones. Mientras tanto, la elección de los votantes israelíes, como se expresó en las pasadas elecciones, debe ser respetada.

Pero no sólo son los autoproclamados líderes de la protesta social los que rompen una de las reglas básicas de la democracia representativa, Muchos de ellos son financiados por organizaciones (como por ejemplo, el New Israel Fund), cuyos programas promueven políticas y valores que son rechazados por la mayoría de la sociedad israelí. El New Israel Fund (NIF) engaña a sus donantes al presentarse como una organización inclinada a promover los derechos de las minorías y ayudar a los pobres, ya que su verdadera agenda consiste en convertir a Israel en un país y una sociedad multiétnica (en lugar de un Estado judío y democrático).

El NIF apoya y financia a organizaciones israelíes que solicitan constantemente al Tribunal Superior de Justicia que derogue las leyes que preservan y definen a Israel como un Estado judío y democrático. En ese Tribunal, el Gobierno está representado por la Fiscalía del Estado, cuyo staff en los últimos años está formado por ex becarios del NIF que defienden más a los peticionarios que al Gobierno.

La táctica subversiva del NIF consiste en una progresiva imposición de sus ideales al resto de los israelíes, a pesar de que ellos los rechazan en las urnas. Por lo tanto, no debería resultar ninguna sorpresa que George Soros sea un importante donante del NIF, o que Stanley Greenberg, cuya firma ha trabajado para George Soros en la "Open Society Institute", fuera el consultor y asesor de Ehud Barak en 1999 sobre cómo derrocar a Netanyahu y que ahora esté asesorando a Eldad Yaniv con el mismo propósito. No debería ser ninguna sorpresa que Daniel Abraham, que ayudó a George Soros a levantar "J-Street", diera dinero para financiar las "protestas de las tiendas" del verano pasado. Y no debería ser una sorpresa que Daphni Leef trabaje para el NIF.

La Promoción de ideas y políticas que proporcionen una alternativa a las del Gobierno es un derecho fundamental (e incluso un deber) de la democracia, y este derecho fundamental, obviamente, se aplica a Daphni Leef y al NIF. Pero hay una diferencia entre la promoción de una agenda política en una sociedad abierta y tratar de imponer dicha agenda en contra de la voluntad de la mayoría a través de una financiación extranjera, organizando huelgas y payasadas legalistas.


Por el bien de la democracia israelí hay que facilitar que Daphni Leef pueda expresar y promover sus ideas libremente, pero debe evitarse que sus patrocinadores financieros traten de imponer sus políticas e ideas a la sociedad israelí, más aun cuando son rechazadas por la mayoría.

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