Sunday, February 19, 2012

Completamente de acuerdo con F.Bermejo (Juan el Bautista y Jesús de Nazareth) - Antonio Piñero


Una recreación del rostro de Jesús no muy "cristianamente correcta" por parte del Discovery Channel

Me paso por el Blog de Religión de Antonio Piñero y me encuentro con un post donde da paso a un comentario inicial de una contribución de Fernando Bermejo en la revista Bandue. Su artículo se titula "La relación de Juan el Bautista y Jesús de Nazaret en la historiografía contemporánea: la persistencia del mito de la singularidad de Jesús” y parece bastante interesante.

Antonio Piñero comienza su comentario del mencionado artículo, que le ocupará varios post, destacando:
El planteamiento de la cuestión por parte de Bermejo comienza por afirmar que todo personaje, y más si ha dejado impacto es singular. Esto es obvio, pero también lo es para que alguien, en el ámbito de la historia pueda ser considerado absolutamente singular hacen falta argumentos absolutamente poderosos y convincentes.

Es más, la singularidad absoluta, como se pretende en ocasiones al calificar así la figura de Jesús, es casi imposible en la historia. Y en segundo lugar “la posibilidad de hallar términos de comparación para lo pretendidamente singular en la Palestina del s. I e.c. está singularmente limitada por la escasez de fuentes disponibles”. Hay que observar, además, como punto de partida es que la impresión popular sobre la pareja Juan Bautista y Jesús era que el segundo era como un Bautista redivivo (“Se enteró el rey Herodes, pues su nombre se había hecho célebre. Algunos decían: Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas”. «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» (Mc 6,14); “Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas»” (Mc 8,28))

La segunda observación de Bermejo es que “De hecho, la incomodidad que la impronta de la fuerte personalidad del predicador palestino Juan el Bautista creó en los autores de los Evangelios –cuyo indiscutible héroe parece haber sido uno de los seguidores de aquel– los llevó a introducir en el relato de Marcos alteraciones deliberadas, cuya implausibilidad ha sido reconocida por la crítica moderna”. Y el ejemplo está en las modificaciones del relato del bautismo de Jesús desde el mismo Evangelio de Marcos (que añade una teofanía, es decir, una audición de una voz divina, y la visión de un símbolo, una paloma, para firmar que Jesús no era de modo alguno un pecados, sino “el Hijo amado, en el que Dios se complace” (Mc 1,11), hasta el Evangelio de Juan donde el bautismo ha sido eliminado Y sustituido por una proclamación de Juan Bautista de la divinidad y de la función de mártir de Jesús cuya muerte como cordero (pascual) eliminará los pecados del mundo. Es bien sabido que todo la imagen que se desprende de este cambio en el episodio del bautismo ha sido considerado totalmente implausible por la crítica moderna incluso católica.

La tercera observación respecto al estado de la crítica sobre la relación Juan Bautista y Jesús es la siguiente “La lectura crítica de los Evangelios y de la noticia relativa a Juan el Bautista en Flavio Josefo (Antiquitates Judaicae 18, 116-119) ha permitido obtener una visión sensiblemente distinta: la reconstrucción histórica de la figura de Jesús a partir del s. XVIII ha corrido pareja con la de la figura de Juan, lo cual ha redundado en el descubrimiento de la importancia de este y de su relevancia e idiosincrasia en el judaísmo palestino del s. I d.C."

A su vez, esto ha permitido reconocer sin ambages el impacto decisivo que Juan tuvo sobre la figura de Jesús y la continuidad en el mensaje de ambos individuos/ sujetos. Hasta tal punto es así, que –a pesar de las limitaciones de las fuentes disponibles– una comparación detallada arroja como resultado la existencia de numerosísimos paralelismos y semejanzas entre ambos predicadores, lo cual resulta obviamente muy relevante para una correcta categorización socio-religiosa del galileo como un profeta popular de liderazgo y, por ende, como contribución a un juicio histórico equilibrado sobre los orígenes del cristianismo”.
Sin embargo, lo que me parece más destacado, y elemental, es una nota final de F.Bermejo que subraya Antonio Piñero:
"Es menester tener en cuenta que una buena parte de los resultados virtualmente seguros obtenidos en la historia de la investigación contradicen la imagen de Jesús consagrada en la visión eclesiástica. Por ejemplo, Jesús fue religiosamente un judío (en ningún sentido el “fundador” del cristianismo); fue bautizado por Juan (lo que permite traslucir su conciencia de pecado); tomó muchas ideas de Juan (su originalidad es limitada); ciñó su predicación a Israel (no fue un universalista, y albergó prejuicios antipaganos); creyó en la llegada inminente del Reino de Dios (es decir, se equivocó); no contradijo la Torá ni se salió de su marco (no “superó” el judaísmo en ningún sentido); fue arrestado y ejecutado por la autoridad romana, verosímilmente por razones políticas (su destino es comparable al de tantas figuras históricas). Estos resultados, nolens volens, obligan a postular un alto grado de discontinuidad entre Jesús y su imagen en las corrientes cristianas históricamente exitosas. En otro lugar he conjeturado que este hecho explica la existencia de una corriente exegético-teológica (tanto católica como protestante) en la que, sin fundamento argumentativo suficiente, se proclama la irrelevancia del estudio histórico de la figura de Jesús"

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