Tuesday, February 21, 2012

La humildad, Mr Lapid, siempre es necesaria - Dr. Haim Shine – Israel Hayom


Ronny Gordon

Los ciudadanos de Israel han estado inusualmente ansiosos durante más de un mes. Todo el mundo ha estado esperando para oír el evangelio según Yair Lapid, la nueva estrella en el cielo político de Israel. Un millar de personas asistieron a su conferencia en Eilat, el pasado jueves, y escucharon atentamente el mensaje principal de Lapid.

Pero pronto descubrieron que el mensaje era viejo, el mismo mensaje que su padre, el difunto Yosef (Tommy) Lapid, utilizó para ser elegido a la Knesset. La manzana, como sabemos, no cae lejos del árbol. El contenido es el mismo, con una retórica ligeramente diferente. La idea básica, atacar (no físicamente) a los ultra-ortodoxos y así salvar a Israel, ha sido retomada.

Una vez más hemos escuchado la repetitiva melodía de que son los ultra-ortodoxos asquenazí y sefardíes la fuente de todos los males del país. Estos ultra-ortodoxos, de acuerdo con el evangelio de Lapid, son un pequeño grupo que tiene cogido a todo el país entre sus pequeños dedos, como una especie de pulpos con tentáculos que controlan el presupuesto del Estado, las arcas públicas, la vivienda y otra serie de temas. Es posible que también pueda decir que los ultra-ortodoxos son los responsables de los desastres naturales y del reciente brote de gripe.

Yair Lapid también recordó a cualquier persona que haya podido olvidarlo que los ultraortodoxos no sirve en el ejército. Únicamente olvidó mencionar que muchos de sus partidarios de Tel Aviv tampoco sirven en el ejército. Y de los que sirven, los más prefieren servir en las unidades de inteligencia y otros puestos de prestigio que proporcionan formación para futuros empleos lucrativos. Sólo un puñado de miembros de la élite secular liberal sirve en realidad en las unidades de combate.

Estoy de acuerdo en que los ultra-ortodoxos deben servir en el ejército o en los programas del servicio nacional civil, pero antes de culparles a ellos sería conveniente echarse una buena mirada a uno mismo, a tus amigos y tu entorno inmediato. Mientras su servicio militar tenga algún significado, propongo que aquellos que "arriesgaron sus vidas" trabajando como periodistas en los diarios militares (alusión al servicio militar del propio Yair Lapid) o tocando un instrumento en la orquesta del IDF muestren cierta moderación a la hora de criticar a los demás. Irónicamente, los residentes en las ciudades situadas fuera del centro de Israel, que llevan el peso de la carga de servir en las unidades de combate del ejército israelí, no participan en esta campaña oral contra los ultra-ortodoxos.

Fue difícil para mí leer las palabras de Lapid que parecen sugerir que hay ciertas personas que "poseen" Israel. Sobre la base de este sentimiento, cualquiera que piense de manera diferente y no pertenezca al grupo de Lapid no tiene derecho a ningún derecho en este país. Tomó miles de años para reunir a los judíos en un Estado judío, pero sería muy fácil desintegrar la sociedad israelí mediante la exclusión del "Otro".

Me pregunto por qué la élite liberal de Israel muestra tanta simpatía hacia los palestinos, pero ninguna hacia sus propios hermanos judíos simplemente porque se visten de manera diferente y pasan su tiempo haciendo cosas diferentes.

El estado de Israel no ha sido establecido sin las oraciones de los judíos ultra-ortodoxos que anhelaba Sión durante miles de años en el exilio. Los que antaño no rezaron y no pertenecieron a dicha comunidad religiosa hace ya mucho tiempo que se desvincularon de los hijos de Israel. Así que antes de reclamar este país los Lapid y los que piensan como él, y excluir de paso a todos los demás, una pizca de humildad sería necesaria.

La humildad es importante incluso para los que se hicieron famosos en los medios de comunicación y nunca librado una sola batalla, ni en el ámbito diplomático, ni en el ámbito económico, ni en el campo de batalla. El gobierno de Israel no puede estar en manos de aficionados. No hace mucho tiempo hemos pagado un alto precio por dejar que unos aficionados dirigieran una guerra. Cada inteligencia israelí entiende los problemas que actualmente enfrenta nuestro país. No podemos entregar el volante a alguien que está aprendiendo a conducir.

Es cierto, como dice Lapid, que Israel tiene su parte justa de políticos corruptos y magnates que evaden impuestos, mientras se comen los fondos públicos. Es evidente que ninguno de estos evasores de impuestos está viviendo en la pobreza. Pero antes de que Lapid tome en sus manos el tema de la corrupción, le recomiendo que consulte con sus asesores de alto nivel. Quizás tenga que cambiar el tono.

Personalmente, doy la bienvenida a la entrada de Lapid en la arena política. Nueva sangre fresca es esencial para el progreso y para avanzar. Pero es importante recordar que el liderazgo no es un movimiento de protesta. Los votos basados en sentimientos de protesta o como herramienta de castigo han estado tradicionalmente limitados en Israel, y han dado lugar a resultados decepcionantes en las urnas.

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