Friday, March 16, 2012

¿Fue adecuada y correcta la analogía de Netanyahu sobre el peligro de un nuevo Holocausto? - Benny Morris - Zion Square


Unos israelíes de la comunidad sureña de Nitzan utilizan el interior de una tubería de aguas residuales como refugio después de que sonaran las sirenas advirtiendo de la llegada de cohetes lanzados desde Gaza - Baz Ratner/Reuters

Ya en octubre de 2001, justo después del 11-S, el entonces el primer ministro israelí Ariel Sharon advirtió a Occidente que no tratara de "apaciguar" a los árabes a expensas de Israel. "No dejaremos que se repitan los terribles errores de 1938, cuando las democracias ilustradas sacrificaron a su aliado Checoslovaquia, con la esperanza de comprar a Hitler. Israel no será la nueva Checoslovaquia", afirmó Sharon. George W. Bush, según los informes. se mostró muy enojado con la comparación [N.P.: ¿y los europeos? Quizás pensarán, nos han pillado].

Los judíos siempre han sido conscientes de la historia. De hecho, en un reciente sondeo de opinión el 95% de los judíos de Israel destacan al Holocausto como una gran influencia en sus vidas (a pesar del hecho de que casi la mitad de los judíos de Israel, en gran medida de origen sefardí, no se vieron afectados por el nazismo).

Benyamin Netanyahu, el actual primer ministro de Israel, no es una excepción. De hecho, en su discurso durante la pasada semana ante la AIPAC, invocó teatralmente el Holocausto blandiendo dos documentos: una carta de 1944 del Congreso Judío Mundial apelando a Roosevelt para que bombardeara las vías ferreas a Auschwitz para detener o al menos interrumpir el asesinato de judíos por los nazis y la carta de respuesta del gobierno de Estados Unidos negándose a realizar tal operación. Antes del Holocausto, Estados Unidos, junto con la mayoría de las democracias occidentales, había cerrado sus puertas a una inmigración masiva judía, la cual habría podido salvar a muchos de los que posteriormente perecieron en los campos de exterminio.

Estoy totalmente de acuerdo con la comparación de Netanyahu y con el temor que genera Irán con su liderazgo actual, representando una amenaza existencial para Israel. Si obtienen armas nucleares, Ahmadinejad y Jamenei también pueden usarlas contra Israel y, dado el tamaño del Estado judío y la concentración de la población en la llanura costera entre Tel Aviv y Haifa, un ataque atómico paralizaría al país si no lo destruiría. En efecto, la mera posesión de un arsenal nuclear por el régimen iraní probablemente dañaría severamente a Israel, haciéndolo poco atractivo para los inversionistas extranjeros y para los candidatos a la inmigración judía, y con toda probabilidad, impulsaría a bastantes de sus ciudadanos, teniendo en cuenta la perspectiva de la destrucción nuclear, a buscar fortuna en otra parte.

Netanyahu no explicó todo esto detenidamente, pero su mensaje era simple, tal vez incluso crudo: Irán es la Alemania nazi actual, los judíos están una vez más amenazados de destrucción (la población judía de Israel equivale a la población judía aniquilada a manos de los nazis), y Obama se está comportando como Roosevelt. De hecho, el presidente Obama, quien en uno de sus primeros actos en la presidencia pronunció un discurso conciliador en El Cairo con el mundo musulmán (mientras que deliberadamente se negó a visitar Israel), no sólo se niega a bombardear las "líneas de ferrocarril" actuales, sino que además restringe poderosamente la posibilidad de que Israel lance su propio ataque preventivo contra las instalaciones nucleares de Irán, y ello al tiempo que niega a Israel algunas de las herramientas necesarias para hacer efectivo dicho ataque, es decir, las últimas bombas revienta-búnkeres y los dispositivos de reabastecimiento aéreo en vuelo.

Durante la visita a Washington de Netanyahu, el presidente Obama le dijo al primer ministro israelí - y al mundo - que todavía había tiempo para que la diplomacia y las sanciones persuadieran a los líderes iraníes para que detuvieran su proyecto nuclear. Gran parte de la disputa entre Israel y los Estados Unidos es referente al tiempo que resta. Según el ex jefe del Mossad, Meir Dagan, los jefes de Inteligencia de Israel están de acuerdo en este punto con Obama y el grueso de la opinión pública israelí, la cual según un reciente sondeo de opinión parece oponerse a un ataque israelí preventivo en estos momentos. Sin embargo, Netanyahu, su ministro de Defensa Ehud Barak y otros ministros de su gabinete creen que el tiempo se está agotando rápidamente: Ellos argumentan que los iraníes están trasladando gran parte de su capacidad de enriquecimiento de uranio a centros subterráneos a gran profundidad, lo que hará que sean inmunes los ataques convencionales; y en cualquier caso, nadie sabe realmente qué tan de cerca están los iraníes de alcanzar la bomba ya que algunas de sus actividades nucleares y sus centros más probables han pasado desapercibidos.

En una cosa la mayoría de los israelíes en puestos de responsabilidad están de acuerdo: con un Irán armado dirigido por sus gobernantes actuales y con armas nucleares – irracionales y mesiánicos según los criterios occidentales – no se puede descartar que no vayan a usar la bomba una vez que la tengan. Es posible que hayan puesto en marcha su programa nuclear, en virtud del ayatolá Jomeini y allá por la década de 1980, con miras a impedir o superar a su vecino beligerante, Irak, pero desde entonces el único objetivo claro para este tipo de armas es Israel. Los líderes iraníes han pedido en repetidas ocasiones su destrucción – ellos llaman a Israel "el régimen sionista" -, y niegan el Holocausto para empezar. Los líderes de Israel temen que la disuasión no puede funcionar con unas personas que son irracionales y que creen que Dios los protege, o bien creen que la destrucción del Estado judío es un imperativo divino y vale la pena cualquier precio.

Los críticos de Netanyahu, y algunos comentaristas estadounidenses, sostienen que, en términos de poder potencial, "Irán no es la Alemania nazi" y no amenaza con buscar la dominación mundial. Esto puede ser cierto aunque ambos, Jomeini y Ahmadineyad, han afirmado que veían un mundo futuro dominado por el Islam. Sin embargo, para los israelíes, la amenaza de destruir a Israel ya es bastante mala. Y además, Irán se manifiesta claramente como una de las amenazas principales para los intereses de EEUU (e internacionales), así, lo ha reconocido recientemente el propio Obama.

Las armas nucleares son hoy lo que fue el Colt 45 fue en el Salvaje Oeste, un ecualizador. Un Irán islamista no puede ser la potencia industrial y científica que fue el Tercer Reich, pero la posesión de armamento atómico lo convertiría inmediatamente en un muy temido actor principal, intimidando al resto de países del Oriente Medio y amenazando y chantajeando a Occidente con el suministro de petróleo. Un Irán nuclear también desencadenaría una más que probable carrera armamentista en la región (Arabia Saudita, Turquía, Egipto vienen inmediatamente a la mente), la cual, por su propia existencia, amenazaría de muerte la estabilidad regional e internacional.

Vale la pena recordar que, incluso sin armas nucleares, Irán, blandiendo una amplia gama de amenazas, ha logrado disuadir a Israel y a Occidente de responder a algunas de sus actividades más escandalosas (en 1992, sus agentes hicieron estallar la embajada de Israel en Buenos Aires, en 2007, tomaron como rehenes a más de una docena de infantes de marina británicos en el Golfo Pérsico, y en la última década ha armado y entrenado guerrilleros antiestadounidenses en Irak y Afganistán, y probablemente incluso orquestado algunas de sus operaciones, y los tres países no respondieron robustamente). Estos hechos parecen paralelos a los éxitos de Hitler en contra de Occidente, incluso antes de que Alemania estuviera completamente armada (la reintroducción de la conscripción militar y la Luftwaffe, ambos prohibidos por el Tratado de Versalles, en 1935, la remilitarización de Renania en 1936, etcétera).

Irán, al igual que Hitler en la década de 1930, está constantemente poniendo a prueba los límites de la paciencia de las democracias, y Occidente, como en la década de 1930, es muy reacio a ir a una guerra. Al igual que Hitler por aquel entonces, el Irán actual percibe a Occidente como un "poder blando". Y el espectro de las guerras en Irak y Afganistán funcionan hoy en día como lo hizo la Primera Guerra Mundial en la década de 1930, cuando avivó el miedo a la guerra dentro de las democracias. Al referirse al Holocausto, los líderes israelíes suelen apuntar a lo que ven como la principal diferencia entre hoy y 1940: el pueblo judío posee actualmente un poderoso estado soberano para sí mismo y no está indefenso.

Pero de hecho, a falta de usar su armamento no convencional, Israel por sí solo no puede destruir definitivamente el proyecto nuclear iraní. Para ello se requiere del poder americano. Es por eso que los líderes de Israel, del pasado y del presente, mientras están tocando constantemente los tambores y despliegan sus medios encubiertos para sabotear y retrasar el proyecto iraní, hasta ahora han rehuido el desencadenamiento de un ataque principal por parte de la Fuerza Aérea y de Marina de Israel. La verdad es que Israel sigue siendo vulnerable (y la toma del control por los islamistas de la mayor parte del mundo árabe en los últimos meses en la denominada "primavera árabe" no ha hecho más que aumentar su sensación de vulnerabilidad) y necesita a Estados Unidos.

Obama ha dicho en repetidas ocasiones que los EEUU no permitirá que Irán obtenga la bomba nuclear, pero los israelíes consideran sus palabras como algo menor a un compromiso definitivo. Los israelíes esperan que unos EEUU mucho más capacitados den cuenta de las instalaciones nucleares iraníes. O al menos que proporcione a Israel las herramientas para hacer el trabajo y le apoyo políticamente cuando se embarca en este ataque, y si los iraníes renuevan su lucha por conseguir armas nucleares complete la tarea que Israel comenzó.

Labels: , ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home