El cinismo va por barrios o los dos Shaul Mofaz, el bueno y el malo... (según los medias israelíes) - Hadai Segal - Ynet

Poco tiempo después Shaul Mofaz saltara agil y vertiginosamente de los bancos de la oposición a los sillones de la coalición de gobierno, se vio obligado a enfrentarse a su pasado problemático.

Los medios de comunicación electrónicos reprodujeron una y otra vez el discurso en el que reprendía a Netanyahu y le calificaba de mentiroso. Las diferentes web de los diarios citaban en masa su carta en la que afirmaba que "uno no debe abandonar su hogar", enviada en el invierno de 2005 poco antes de abandonar el Likud.

También fueron ampliamente reproducidas sus amenazas de salir a protestar a las calles este verano junto a los líderes del movimiento de protesta social israelíes.

El presidente de Kadima estaba experimentado en su propia carne el hecho de que los medios de comunicación israelíes no solamente hoy en día son productores de noticias, sino que también poseen un excelente archivo, y tienen un importante papel que desempeñar a la hora de actualizar la memoria de la opinión pública.

Sin embargo, es una lástima que los medios de comunicación no realicen estas prácticas con mucha más frecuencia, y de una manera más equitativa. Cuando Mofaz abandonó en una dirección opuesta (Kadima) el partido en el que hasta entonces había pertenecido (Likud), es decir, se fue de la derecha para ir al centro-izquierda, no fue atacado como ahora por los medias israelíes con graves acusaciones de fraude y de buscar exclusivamente su supervivencia política.

Ariel Sharon también lo tuvo muy fácil cuando de la noche a la mañana pasó de ser un entusiasta del Gran Israel a un fan declarado de la solución de dos estados. Sus explicaciones de cómo se veían las cosas de manera diferente cuando se era primer ministro, fueron recibidas con regocijo y con una aceptación general por esos mismo medias israelíes. Su abandono del Likud y su posterior decisión de abandonar Gaza no dio lugar en esos mismos medias a una repetición masiva, como una necesaria actualización de la memoria pública, del discurso en el que equiparaba las comunidades y asentamientos de Gaza a Tel Aviv.

Con muy poco esfuerzo hubiera sido posible encontrar en los archivos de los medías israelíes las promesas de Sharon de honrar personalmente el voto del Comité Central del Likud sobre la retirada de Gaza, sin embargo, muy poco de eso se oyó y salió a la luz en esos días.

La premisa básica aquí es que los medios de comunicación permiten a los políticos mentir, y lo celebran, siempre y cuando actúen por el bien de los "nobles" desafíos de la paz. Cuando Mofaz abandone a Netanyahu, mañana o pasado mañana, volverá a disfrutar de esta forma modo de pensar de los medías israelíes y recuperará su beneplácito.