Saturday, July 28, 2012

Jabotinsky y la tradición judía: para terminar con las calumnias - Pierre Itshak Lurcat - UPJF



Una de las numerosas calumnias que han sido propagadas al sujeto de Jabotinsky concierne a su relación con el judaísmo y la religión en general. Según esta acusación, él era un "enemigo" del judaísmo y de la tradición judía, que habría querido "erradicar" del Estado judío en gestación... (Yo había respondido a este respecto a un rabino francés que difundía tales acusaciones en su web y que después las ha retirado. De lo cual tomo nota). Ahora bien, un examen más cuidadoso revela que no hay nada más alejado de la realidad que esta descripción caricaturesca del fundador de Betar y del partido sionista revisionista.

Jabotinsky creció en un hogar judío tradicional, donde se celebraba el shabbat y las festividades judías, tal como lo describe en su autobiografía. Es cierto que se despegó muy temprano de la práctica religiosa, pero conservó un fuerte apego a la Biblia hebrea, que conocía de manera profunda, y que le inspiró, además de su novela bíblica "Sansón", varias textos importantes y conceptos sociales originales girando alrededor del Yovel, del cual hizo la piedra angular de su pensamiento social y económico.

Si el partido revisionista era en sus comienzos un partido laico, aspirando a la normalización y secularización de la condición judía, al igual que las otras corrientes mayoritarias en el movimiento sionista (con la excepción de Mizrahi), conoció sin embargo una evolución significativa - paralela a la de su fundador - vinculada a varios factores concurrentes, tanto históricos como personales.

El acontecimiento que determinó esta evolución fue el affaire Arlosoroff y la valiente toma deposición del rabino Kook, que se levantó públicamente contra de las falsas acusaciones realizadas contra Abraham Stavsky y de sus camaradas, acusados del asesinato de líder laborista, y que fueron finalmente exonerados. Jabotinsky se mostró muy impresionado por el compromiso y la estatura moral de Gran Rabino Kook, tal como se reveló durante este episodio, y concibió una gran admiración por él, comparándolo en un famoso pasaje al "sumo sacerdote" de la Biblia.

En una carta de fecha 22 de junio de 1934, dirigida al rabino Nathan Milikovsky (el abuelo de Benjamín Netanyahu), Jabotinsky escribió estas palabras:
El nombre del rabino K. se ha convertido en el espacio de una sola noche en un símbolo sublime en el corazón de la multitud. Y yo mismo, con toda humildad, si no fuera totalmente ignorante de las cosas de la tradición, temiendo expresarme sobre temas religiosos, elegiría precisamente este momento para lanzar un llamamiento público con el que sueño desde los tiempos de mi juventud: renovar, en nuestros días, el título de "Kohen Gadol" (Sumo Sacerdote). Estoy convencido de que la mayoría de los judíos en todo el mundo lo aceptaría con entusiasmo, e incluso los gobiernos (en los países que reconocen el judaísmo como una comunidad religiosa) ratificarían esta decisión. Pero no me atrevo ...
Un año más tarde, en 1935, en el congreso de fundación de la Nueva Organización Sionista (NOS), Jabotinsky acoje con simpatía la "Alianza de Yéchouroun", una corriente sionista revisionista religiosa dentro del partido, a pesar de la fuerte oposición de varios miembros de la vieja guardia del partido, entre los que figuran Adia Gourevitz Adia (fundador del movimiento cananeo) y su propio hijo, Eri Jabotinsky. En su discurso ante el Congreso de la NOS, Jabotinsky, declara:
"Por supuesto, la religión es un asunto privado de cada uno ... En ese ámbito debe reinar la libertad absoluta, heredada del antiguo liberalismo sagrado ... Pero no es una cuestión privada si el Monte Sinaí o los profetas son unos cimientos espirituales o una especie de momia almacenada en una vitrina de un museo, al igual que el cuerpo embalsamado del faraón ...

Este es un tema esencial y de nivel superior para un Estado y para nuestra nación, velar para que ese fuego sagrado perpetuo no se extinga ... para que sea preservado en medio del tumulto de incontables influencias que arrastran a la juventud de nuestros días, y a veces la engañan y envenenan, ya que esta influencia es una de la más puras - el espíritu de Dios -, para que un subsista para sus partidarios y una tribuna para sus promotores

Este es un tema esencial y de nivel superior para un Estado y para nuestra nación, velar para que ese fuego sagrado perpetuo no se extinga ... para que sea preservado en medio del tumulto de incontables influencias que arrastran a la juventud de nuestros días, y a veces la engañan y envenenan, ya que esta influencia es una de la más puras - el espíritu de Dios -, para que un subsista para sus partidarios y una tribuna para sus promotores".
Así Jabotinsky, lejos de querer "extirpar el judaísmo" del futuro Estado judío, se preocupa por el contrario de hacerlo perdurar (Un poco como Ben Gurion, que se mostrará muy tolerante con las reclamaciones de los judíos ortodoxos en educación y exención del servicio militar en la década de 1950). En la misma época, también escribió que "el hecho de que el alumno observe o no las mitzvot, es un asunto personal, pero debe conocer nuestras costumbres, así como nuestra historia y literatura, porque las costumbres forman parte del alma de la nación ...".

La evolución de Jabotinsky tiende también a una profunda comprensión del papel de la tradición. Después de que tantos líderes sionistas de su generación hubieran rechazado el yugo de la Yiddishkeit y de las mitzvot - vestigios de un pasado sobre las ruinas del cual querían construir una nueva nación mediante la creación de un "judío nuevo" -, él llegó en los años 1930 a una apreciación positiva de la importancia de la tradición judía, a la cual atribuye un papel clave en la construcción de un Estado y de una nación hebraica.

En su discurso programático durante el congreso de fundación de la NOS en Viena en 1935, Jabotinsky define así el objetivo del "sionismo supremo":
El Estado judío no es más que la primera fase de la realización suprema del sionismo. Después de esto viene la segunda fase, el retorno del pueblo judío a Sión ... Sólo en la tercera fase aparecerá la meta final y auténtica del sionismo supremo, la finalidad por la cual las grandes naciones existen: la creación de una cultura nacional que transmitirá su esplendor en el mundo entero, como está escrito: "porque de Sión saldrá la Torah".
Esta no es la menor paradoja de pensamiento rico y complejo del "Rosh Betar" - a menudo representado de manera caricaturesca como un judío totalmente asimilado y enemigo de la tradición -, que esta vocación de crear el futuro Estado judío, creación por la que dio su vida, se expresa específicamente con las palabras del profeta Isaías.

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