Saturday, September 22, 2012

Atentado anti-judío en Sarcelles, Francia. Los testigos entre el miedo y la negación - Maya Nahum - Causeur




Descendía del autobús cuando escuché una explosión. Procedía del supermercado kosher Naouri a unos 300 m de distancia. La tienda está situada en el centro comercial de las Flanades, pero en el exterior, sobre la avenida Auguste Perret, una de las tres arterias principales de Sarcelles. Me tomó tiempo comprender de donde procedía la explosión, gracias a las primeras sirenas de la policía. Cuando llegué a la escena, los cordones de seguridad ya impedían el acceso a la tienda. Comencé a preguntar a los transeúntes.

"Un cóctel molotov fue lanzado contra la puerta de la tienda por dos hombres encapuchados vestidos de negro.  Todo sucedió muy rápidamente. Ellos huyeron".  "El comisario ya está allí con el alcalde...". " Sólo hay una persona herida con una lesión leve y la cajera en estado de shock". 

Era la hora del almuerzo. No había la multitud habitual en Flanades y en Sarcelles en general. Pero a pesar de su escaso número, siempre el mismo panel representativo de la ciudad: las mujeres árabes, judíos, africanos, hombres con kipá, jóvenes magrebíes, etc. Después de haber recolectado las primeras vagas informaciones, he decidido preguntar aquí y allá las otras preguntas.

¿Quién podría hacer hecho esto, según usted? ¿Tiene miedo? ¿Qué le parece? 

Y aquí están las respuestas: las mujeres árabes suspiran y dicen que es cosa "de jóvenes idiotas, lo hacen por diversión, no prestan atención". Los  jóvenes (chicos o chicas) árabes dicen que "No saben quién lo hizo...". Y no dicen nada más.  Las mujeres judías: "No hubo heridos, tanto mejor, no ha sido tan malo como podría haberlo sido". Un chaval con kipá, negándose a hablar con claridad, toma la tangente "Conozco al chico que resultó herido".  Y finalmente, un anciano judío, con el que me encuentro a veces, aventura: "Es una señal (advertencia), hija".

Banalización para algunos, minimización de las circunstancias y tono asustado entre los otros, el deseo de no inflamar la atmósfera es palpable. Precisamente tenía en mi bolsa la tarjeta de felicitación del alcalde que, con ocasión del año nuevo judío, remitió a la comunidad judía. Se lee que "cara al antisemitismo que se expresa en nuestro país con violencia, podemos contar con su vigilancia y su fuerte combate contra él
que recurrirá a todas las medidas adecuadas".

Sarcelles, villa faro que fue tocada hoy por lo que ahora se conoce como "solo" una granada de entrenamiento y algo de pavimento levantado al lado de una tienda judía, debería ser una poderosa señal  o símbolo para todo el país. Pero que soñadora soy:  he olvidado que ni nuestros líderes ni nuestros conciudadanos se han alarmado hasta ahora por el hecho de los jóvenes judíos franceses ya no asistan a las escuelas públicas de la ciudad, en las que se educaron en su gran parte sus padres y sus abuelos.

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