¿Por qué puede ser 'cool' suprimir la historia Mizrahi? - Lyn Julius - Times of Israel
Al llegar al aeropuerto Ben Gurion el mes pasado, me senté al lado de un agradable joven judío americano en el autobús sherut que nos trasladó a Jerusalén. "¿Qué es lo que ha venido a hacer?", me preguntó el joven. Cuando le dije que estaba asistiendo a una conferencia sobre los refugiados judíos de los países árabes, me dijo al momento. "¿Quiere decir sobre la discriminación que encontraron los judíos orientales (Mizrahi) cuando llegaron por primera vez en Israel?", Bueno, no es eso exactamente, le expliqué. El viceministro de Asuntos Exteriores, Danny Ayalon, estaba a punto de lanzar una campaña para exigir justicia para los judíos expulsados y desposeídos del mundo árabe. Desde Jerusalén, Ayalon llevaría el asunto a la ONU en Nueva York.
En comparación con la mirada en blanco de la muchacha (israelí) encargada de la seguridad del aeropuerto cuando recibió al congresista Jerrold Nadler de camino a la misma conferencia, debería haber estado agradecida de que mi compañero de sherut hubiera realmente oído hablar de los judíos en los países árabes.
Sin embargo, es preocupante que la mera mención de los judíos de los países árabes provoque una asociación con la "discriminación" a manos de sus hermanos ashkenazies. Sin duda, la discriminación tuvo una gran repercusión en la década de 1950, pero ya no es un gran problema en la actualidad. Sin embargo, la sistemática persecución y la violencia que sufrió el casi un millón de judíos que vivían en los países árabes sólo porque eran judíos no parece una cuestión tan prominente.
Una posible explicación es el eurocentrismo que ha prevalecido en Israel durante tanto tiempo en los medios de comunicación, en las escuelas y en la política. En aras de la cohesión social, los sucesivos gobiernos israelíes han suprimido la triste historia de los judíos en tierras árabes antes del sionismo, o bien se pasó por alto las violaciones a los derechos humanos sufridas por estos judíos.
Durante los años de Oslo, los refugiados judíos se vieron como un "obstáculo" para la paz. Nunca era el momento adecuado para plantear su problemática. Si no conocías algo mejor, al parecer los únicos que poseían una reclamación justificable ante la justicia eran los palestinos.
Un amigo activo en los grupos pro-paz me dijo que ellos siempre estaban dispuestos a explorar el "trauma transgeneracional" árabe, pero a la vez ignoraban sistemáticamente el trauma que los judíos iraquíes de su generación sufrieron en la década de 1960, cuando, durante un reinado de terror contra los judíos, uno de cada cuatro hombres judíos fue ejecutado o secuestrado en las calles, algunos para no regresar más.
Y así, la extrema izquierda israelí, que sólo parece estar interesada en la “explotación de los Mizrahim” para así poder golpear a la clase dirigente israelí, solo tiene en mente esa "discriminación" israelí. Actualmente, antisionistas y comunistas hablan de "judíos árabes" o de “árabes de fe judía”, como una manera de repudiar el nacionalismo judío. Con ello intentan presuponer una única identidad entre los árabes y los judíos Mizrahi, que así serían aliados naturales y ambos víctimas de los judíos askenazíes.
Irónicamente, la gran mayoría de estos izquierdistas son judíos ashkenazies, aunque hay un pequeño número de compañeros de viaje mizrahim que han estado impulsando esta versión. Rachel Shabi, autora del libro “(Los árabes) No son el enemigo", se hizo un nombre con sus historias de discriminación en la década de 1950. Recientemente, en un artículo cargado de improperios, ella describe la campaña favorable a los refugiados judíos como una "forma desagradable de diplomacia".
Para apoyar su caso, ella y otros críticos de la iniciativa del ministro Ayalon han aprovechado los ya muy desgastados argumentos del hasta ahora desconocido comité Ramat Gan, el cual pretende hablar en nombre de los judíos iraquíes, pero que en realidad consiste en un pequeño círculo de ex-alumnos de literatura árabe de la Universidad de Tel Aviv.
¿Por qué se ha mostrado tan enfurecida la izquierda israelí con la campaña de Ayalon? Debido a que disminuye la excepcionalidad palestina. Todo lo que busque poner los derechos de los judíos en pie de igualdad con los derechos de los palestinos se convierte en "cínico, manipulador" y algo a combatir a toda costa.
Con el fin de mantener la superioridad de las reivindicaciones palestinas, un joven judío mizrahi como Daniel Haboucha se siente obligado a reprimir su propia historia familiar egipcia: para eso se propaga una falsa narrativa donde los judíos de los países árabes eran "judíos árabes” y el sionismo es el principal responsable de desarraigar a los judíos de los países árabes. Cualquier antisemitismo que sufrieron fue una "comprensible" represalia.
¿Con qué derecho Shabi y Haboucha pueden llegar a denigrar los derechos de los Mizrahim a un reconocimiento y una compensación? Hablar de "judíos árabes” degrada su identidad. ¿Alguno de estos críticos santurrones puede llegar a darse cuenta de lo insultante que es negar la justicia a esos judíos que perdieron a sus seres queridos en pogroms, o huyeron aterrorizados con una maleta y la ropa que llevaban puesta?
Qué triste resulta que, con el fin de encajar entre sus compañeros árabes e izquierdistas, un joven Mizrahim se sienta obligado a sacrificar sus derechos y subordinar su propia narrativa a la “políticamente correcta” y actualmente “cool” causa palestina.
Labels: Lyn Julius, Mizrahim
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