Monday, February 18, 2013

Jabotinsky no lo habría consentido - Jacob Tubi - Haaretz



La situación nacional de la minoría árabe-palestina en el Estado judío es un tema importante con implicaciones de largo alcance para el futuro de la empresa sionista. Muchas personas tienen dificultades para conciliar el oxímoron de un "Estado judío y democrático". Una de las formas ofrecidas por reconciliar esta “contradicción lógica”, desde el sector izquierdista del mapa político, está contenida dentro de la idea de un Estado binacional. Es decir, un Estado que a través de su identidad y sustancia de una expresión adecuada a las aspiraciones nacionales de ambas naciones que viven dentro de él.

Dmitry Shumsky parece aún buscar reclutar para esta causa al fundador y creador del movimiento revisionista, el progenitor de movimiento que desencadenó en el actual Likud, ("Al rechazar a los diputados árabes para una futura coalición, Yair Lapid también rechaza los valores judíos", 03 de febrero). Para ello se sirve de dos artículos escritos por Zeev Jabotinsky sobre el tema, resumiendo la postura del líder revisionista con una frase de uno de estos artículos que aparentemente sostiene que el futuro Estado judío "debe ser construido legalmente como un Estado binacional“. A partir de esta frase, sobre todo en una época en la que el poder judicial determina el carácter nacional, es un pequeño salto concluir que Jabotinsky “estaba dispuesto a sostener un Estado binacional árabe-judío” en el que ambas identidades nacionales fueran iguales.

Pero cualquiera que esté profundamente familiarizado con el pensamiento de Jabotinsky y que haya estudiado estos dos artículos mencionados,  sabe perfectamente que el líder sionista no previa ciertamente ese "Estado binacional" tan anhelado e imaginado por los defensores contemporáneos de la idea. Aunque es cierto que Jabotinsky declara en su artículo de 1926, "Sobre la Tierra de Israel como un Estado binacional", que la ley del futuro Estado judío "debía garantizar la igualdad nacional". Es decir, debe conceder derechos colectivos nacionales a la minoría. A su juicio, la minoría árabe merecía una "autonomía interna", por ejemplo en materia de educación, religión y bienestar, y que se realizara plenamente en el Estado de Israel.

Más adelante, en el mismo artículo, Jabotinsky deja claro que la mayoría demográfica judía - una mayoría que el Estado judío se esforzaría en establecer y mantener a toda costa - garantizaría que ese Estado binacional fuera en efecto el "Estado nación de los judíos”. Y esto, porque "todo el espíritu de la legislación, que delimita las vidas de los habitantes más allá de los estrechos cotos de la escuela, la religión, la familia y la caridad, la disciplina social del Estado... todos los métodos de la agricultura, la industria y el comercio se marcarán con el sello de la mayoría judía". En esto se incluye incluso el arte creado en el Estado. El carácter judío del Estado será tan fuerte, escribió Jabotinsky, que las características no judíos jugarán solamente un papel secundario. Él incluso fue tan lejos como para esperar o imaginar que la mayoría árabe, a pesar de todos los derechos concedidos a la misma, finalmente se asimile dentro de la mayoría judía, es decir, adopte las perspectivas y los hábitos característicos de los judíos, inclusive incorporando el hebreo en su lenguaje cotidiano.

Aquí está la prueba de que el Estado binacional de Jabotinsky era en efecto un código para una igualdad civil y judicial de la minoría árabe, pero ciertamente no era un plan de acción para el establecimiento de una entidad política meramente judía-árabe.

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