Tuesday, April 23, 2013

Los pocos elegidos: una nueva explicación del éxito judío - Maristella Botticini y Zvi Eckstein - PBS


Imaginen una conversación en una cena en un restaurante de Nueva York,  Milán o Tel Aviv en el que tres personas - un israelí, un estadounidense y un europeo – se preguntan los unos a los otros: "¿Por qué hay tantos habitantes urbanos judíos en lugar de agricultores? ¿Por qué los judíos que se dedican principalmente al comercio, las actividades empresariales, las finanzas, el derecho, la medicina y la erudición textual, y por qué el pueblo judío ha experimentado una de las diásporas más largas y dispersas de la historia, junto con un declive demográfico acrecentado?"

Muy probablemente, las respuestas estándar que se propondrían irían en este sentido: "Los judíos no fueron agricultores porque sus ancestros tenían prohibido poseer tierras en la Edad Media". "Muchos de ellos se convirtieron en prestamistas, banqueros y financieros porque los cristianos de la época medieval tenían prohibido prestar dinero a interés, por lo que los judíos cubrieron ese papel". "La población judía dispersa por todo el mundo se redujo en gran número como resultado de masacres sin fin".

Imagínese ahora que dos economistas sentados en una mesa cercana, después de escuchar esta conversación, les dicen a esas tres personas que están teniendo ese animado debate: "¿Están seguros de que sus explicaciones son correctas Ustedes deberían leer un nuevo libro, el nuestro, 'Los pocos elegidos: Cómo la educación conformó la historia judía 70-1492', y ustedes aprenderán que cuando se mira a través de los quince siglos que van desde el 70 d. C., hasta el 1492, esas respuestas tantas veces esbozadas que están sugiriendo parecen estar en contradicción con los hechos históricos, y cómo este libro les ofrece una nueva explicación de por qué los judíos son hoy en día el pueblo que con una población relativamente pequeña su individuos tienen unos resultados económicos e intelectuales prominentes".

Suponga usted que es una de esas tres personas de la conversación y se pregunta por qué debería seguir el consejo de los dos economistas. Hay muchos libros que han estudiado la historia del pueblo judío y que han abordado estas cuestiones fascinantes. ¿Qué hay de realmente especial en éste?

Para entender el espíritu del libro se deben pedir dos herramientas: una lupa y un telescopio. Con la lupa, el lector será como un historiador que se centra en un lugar y en un período de tiempo cuidadosamente registrado a través de las fuentes, y documentar cuidadosamente la trayectoria histórica de los judíos que vivían allí. Sin duda existe un millar de eruditos que les ofrecerán una descripción detallada de la historia de los judíos en cientos de lugares a lo largo de la historia.

Pero con el telescopio, el lector, como un economista, reunirá y comparará cuidadosamente la información ofrecida por las obras de los historiadores, creando un panorama completo de la historia económica y demográfica de la población judía durante más de quince siglos, y luego utiliza la poderosas herramientas del razonamiento y la lógica económica para abordar una de las cuestiones más fundamentales de la historia judía: ¿Por qué los judíos, una población relativamente pequeña, se especializó en las ocupaciones más cualificadas y económicamente rentables?

De este modo, la "alianza" de los historiadores y los economistas ofrecerá una forma completamente novedosa de interpretación de la trayectoria histórica de los judíos del período que abarca 70-1492. A su vez, esto puede ayudar a entender algunas características de la historia del pueblo judío desde el 1500 hasta la actualidad, incluyendo el buen desarrollo de la economía israelí a pesar de la reciente crisis económica.

El viaje que nos propone "Los pocos elegidos" comienza en Jerusalén, después de la destrucción del Segundo Templo en el año 70, continúa en la Galilea durante los siglos I y II, se traslada a Babilonia en Mesopotamia durante los siglos IV y V, y luego a Bagdad, en la segunda mitad del primer milenio, cuando el imperio abasí musulmán alcanza su ápice económico e intelectual.

Al comienzo del nuevo milenio, el viaje histórico alcanza Cairo, Constantinopla y Córdoba, y poco después el conjunto de Europa occidental y meridional, entonces se vuelve a Bagdad en los años 1250 durante la conquista mongol del Oriente Medio, antes de terminar en Sevilla en 1492.

Durante estos quince siglos, una profunda transformación del judaísmo asociada al encuentro de los judíos con tres actores históricos significativos: Roma, el Islam y la conquista mongol, lo cual dio forma a la historia económica y demográfica del pueblo judío de una manera única y de larga duración hasta llegar a la actualidad.

Primero vamos a empezar describiendo la profunda transformación del judaísmo a principios del primer milenio, que ha sido ampliamente documentada por los trabajos académicos. En los siglos anteriores al 70 d. C., el núcleo del judaísmo se centraba en torno a dos pilares: el Templo de Jerusalén, en el que los sacrificios se realizaban por la pequeña élite de los sumos sacerdotes, y la lectura y el estudio de la Torah escrita, que también se limitó a una pequeña elite de rabinos y académicos. (Fue el poder de esta élite la que ese judío llamado Yeshua ben Josef, posteriormente conocido como Jesucristo, tantas veces denunció) [N.P.: esta es una presunción de los autores, sobre todo si lo aplicamos a los fariseos, su medio ambiente intelectual].

La destrucción del Templo en el año 70 d. C., al final de la primera guerra judeo-romana, fue el primero de los tres eventos externos que dieron forma permanente A la historia del pueblo judío. Momentáneamente, canceló uno de los dos pilares del judaísmo, cambiando los líderes religiosos de la comunidad judía de los sumos sacerdotes de Jerusalén a una comunidad mucho más ampliamente dispersa de rabinos y académicos. De este modo se transformó el judaísmo para ser una religión cuya norma principal exigía a cada hombre judío leer y estudiar la Torah hebrea por si mismo, y algo aún más radical, enviar a sus hijos desde la edad de seis o siete años a la sinagoga o una especie de escuela primaria para aprender a hacer lo mismo.

En un mundo el de principios del primer milenio donde el analfabetismo era universal, se trataba de una transformación absolutamente revolucionaria. En esos momentos, ninguna otra religión tenía una norma o requisito similar para la afiliación de sus seguidores, y ningún Estado o imperio tenía leyes que impusieran la enseñanza obligatoria o la alfabetización universal para sus ciudadanos. Las consecuencias inesperadas de este cambio en las norma religiosas del judaísmo se desarrollarían en los siglos posteriores.

Para entender lo que pasó con el pueblo judío en los ocho siglos que transcurren después del 70 d. C., "Los pocos elegidos" pide al lector que viaje en el tiempo hacia un pueblo de la Galilea hacia el año 200 d. C. ¿Qué vería el lector?

Verían agricultores judíos, algunos ricos, algunos pobres que tienen que decidir si enviar a sus hijos a la escuela primaria ya que sus rabinos les dicen que lo hagan. Algunos de estos agricultores están muy apegados al judaísmo y dispuestos a obedecer las normas de su religión, otros no son muy devotos y consideran si deben o no convertirse a otra religión. En esta economía rural, la educación de los niños tal como el judaísmo requería suponía un costo, pero no traía beneficios económicos directos porque la alfabetización no hacía que un agricultor fuera más productivo o rico.

Ante esta situación, ¿qué podría predecir la lógica económica, qué sería lo más probable que pudiera sucederle al judaísmo y al pueblo judío? Dada una alta preferencia por la afiliación religiosa, algunos judíos educarán a sus hijos y mantendrán su apego a su religión. Otros judíos, sin embargo, optarán por su bienestar material y no educarán a sus hijos. Además, una parte de este último grupo es probable que se convirtiera a otras religiones con requisitos menos exigentes. Y así, con el tiempo, incluso ausentes las guerras u otros shocks demográficos, el tamaño de la población judía se reduciría debido a este proceso de conversión

¿Pero están las predicciones de la teoría económica en consonancia con lo que realmente sucedió a los judíos durante el primer milenio? La evidencia histórica que sugiere el libro dice que sí. La aplicación de esta nueva norma religiosa dentro del judaísmo en la época talmúdica (siglos tercero a sexto) determinó dos patrones principales que se alargan del año 70 d. C. hasta principios del siglo séptimo de nuestra era.

La primera de estas tendencias fue el crecimiento y la difusión de la alfabetización entre la población judía que por entonces era predominantemente rural. La segunda tendencia fue un proceso lento pero significativo de conversiones dentro del pueblo judío (sobre todo hacia el cristianismo), que causó una caída significativa de la población judía - de 5 a 5 millones y medio de personas hacia el año 65 d. C. a alrededor de 1,2 millones de personas alrededor del año 650 de nuestra era. Por supuesto, las diversas masacres y epidemias relacionadas con las guerras contribuyeron a esta drástica caída, pero no pueden por sí solas explicarla.

A principios del siglo séptimo, los judíos experimentaron su segundo gran encuentro histórico, esta vez con el Islam. En los dos siglos después de la muerte de Mahoma, en 632, los omeyas musulmanes y, más tarde los califas abasíes, establecieron un vasto imperio que se extendía desde la península Ibérica hasta la India y China, con una lengua (árabe), religión (Islam) y leyes e instituciones comunes. Concomitante con el ascenso de este imperio, la productividad agrícola creció, nuevas industrias se desarrollaron, el comercio se amplió en gran medida, y de desarrollaron nuevos pueblos y ciudades. Estos cambios aumentaron considerablemente la demanda de trabajadores calificados e instruidos en ese imperio urbano de reciente creación.

¿Cómo afectó esto a los judíos del mundo? Entre el 750 y el 900, casi todos los judíos en Mesopotamia y Persia - casi el 75% de los 1,2 millones de judíos del mundo – abandonaron la agricultura y se trasladaron a las ciudades y pueblos del imperio abasí de reciente creación, dedicándose a innumerables ocupaciones cualificadas que les proporcionaban unos ingresos más altos que a los agricultores. La agricultura, la ocupación típica de los judíos en los días de Flavio Josefo en el primer siglo de nuestra era, ya no era su ocupación principal siete u ocho siglos después. Esta transición laboral se produjo en un momento en el que no había restricciones legales a la propiedad judía de la tierra. Los judíos podían ser propietarios de la tierra en muchos lugares del vasto imperio musulmán abasí. Y, sin embargo, los judíos se alejaron de la agricultura. Esto fue de una importancia vital.

Las explicaciones modernas sobre por qué los judíos se convirtieron en una población de artesanos, comerciantes, tenderos, financieros, académicos y médicos se han basado en supuestas restricciones económicas o legales. Pero éstas no pasan la prueba de la evidencia histórica.

Este es uno de nuestros principales y novedosos mensajes: la alfabetización judía masiva fue clave. Permitió a los judíos – les incentivó - abandonar la agricultura como actividad principal y les permitió migrar a las zonas más rentables de Yemen, Siria, Egipto y el Magreb.

La ola de migraciones de los judíos en busca de oportunidades de negocio también llegó a la Europa cristiana. Las migraciones de los judíos dentro de las tierras del Imperio Bizantino, que incluían al sur de Italia, podrían haber sentado las bases, a través de Italia, de gran parte de la judería europea. Del mismo modo, judíos de Egipto y del Magreb se establecieron en la Península Ibérica, y más tarde, en Sicilia y en otras partes del sur de Italia.

El mensaje principal de "Los pocos elegidos" es que la alfabetización del pueblo judío, junto con su asociación a unas instituciones contractuales desarrolladas durante los cinco siglos posteriores a la destrucción del Segundo Templo, dieron a los judíos una ventaja comparativa en ocupaciones tales como la artesanía, el comercio y el préstamo de dinero, ocupaciones que se beneficiaron de la alfabetización, de los mecanismos contractuales que daban seguridad a las relaciones comerciales y la creación de unas redes comerciales que proporcionaban un elevado rendimiento.

Una vez que los judíos se dedicaron a estas ocupaciones, ya no existía la suficiente presión económica que les vehiculara hacia la conversión (para disfrutar de parecidos beneficios), lo cual es consistente con el hecho de que la población judía, que se había reducido tan drásticamente en los primeros tiempos, creciera ligeramente desde el siglo VII hasta el XII.

Por otra parte, esta ventaja comparativa fomentó la diáspora voluntaria de los judíos durante la Alta Edad Media en busca de oportunidades en todo el mundo dentro del ámbito de la artesanía, el comercio, el préstamo de dinero, la banca, las finanzas y la medicina.

Esto a su vez podría explicar por qué los judíos, en este momento de la historia, llegaron a ser tan exitosos en ocupaciones relacionadas con el crédito y los mercados financieros. Ya durante los siglos XII y XIII, el préstamo de dinero fue la ocupación por excelencia de los judíos en Inglaterra, Francia y Alemania, y una de las principales profesiones de los judíos en la Península Ibérica, Italia y otros lugares de Europa occidental.

Una opinión popular sostiene que tanto su exclusión de los gremios artesanales y mercantiles, como la prohibición de la práctica de la usura por musulmanes y cristianos, dio lugar a que los judíos cubrieran esas vacantes en el negocio del préstamo de dinero durante la Edad Media. Pero muestra nuestro estudio, con pruebas que han llegado a lo largo de más de una década de investigación, nos dice que ese argumento es simplemente insostenible.

En cambio, nos hemos visto obligados a ofrecer una explicación alternativa y novedosa, de acuerdo con el registro histórico: los judíos en la Europa medieval ingresaron voluntariamente en ese negocio, especializándose posteriormente en el préstamo de dinero y en la banca, porque ya poseían los activos clave para ser unos jugadores de éxito en los mercados de crédito:
- un capital ya acumulado como artesanos y comerciantes.
- capacidades de red, ya que vivían en muchos lugares y podían comunicarse fácilmente y alertar a otros judíos en lo referente a la mejor compra y venta de oportunidades.
- su alfabetización, su dominio de la contabilidad y la tenencia de instituciones contractuales - todo ello un regalo que su religión les otorgó - les dio una ventaja sobre sus competidores.
Con estos activos, no es de extrañar que un número significativo de judíos se especializara en la ocupación más rentable, una que dependía de la alfabetización y de su habilidad para la aritmética y la contabilidad: las finanzas. En este sector han trabajado durante muchos siglos. Cuando se especializaron, al igual que Adam Smith hubiera predicho, perfeccionaron su oficio, dándoles una ventaja competitiva hasta el presente.

Pero ¿y si la economía y la sociedad en la que los judíos vivían de repente dejaba de ser urbana y de orientación comercial, volviéndose agraria y rural, regresando al entorno en el que el judaísmo había existido siglos antes?

El tercer encuentro histórico de los judíos, la conquista mongol del Oriente Medio, les ofreció la posibilidad de responder a esta pregunta. La invasión de los mongoles de Persia y Mesopotamia se inició en el 1219 y culminó con la destrucción de Bagdad en 1258. Dicha conquista contribuyó a la desaparición de la economía urbana y comercial del imperio abasí, haciendo regresar a las economías de Mesopotamia y Persia a una nueva fase agraria y pastoril durante un largo período de tiempo.

Como consecuencia de ello, una cierta proporción de judíos persas y mesopotámicos, y posteriormente egipcios y sirios, abandonó el judaísmo. Sus normas religiosas, especialmente la que requería que los padres fomentaran la educación de sus hijos, se había vuelto a convertir en un sacrificio religioso demasiado costoso ante esa regresión económica. Y fue por ello por lo que un cierto número de judíos se convirtió al Islam.

Una vez más, las persecuciones, masacres, y las plagas (por ejemplo, la Peste Negra de 1348) también se tomaron su peaje entre la población judía de estas regiones y de la Europa occidental. Pero las conversiones voluntarias de judíos en el Oriente Medio y África del Norte, según nuestra opinión, ayudan a explicar mejor por qué la población judía mundial llegó a su nivel más bajo a finales del siglo XV.

En suma, el mismo mecanismo que explica la disminución de la población judía en los seis siglos posteriores a la destrucción del Segundo Templo, explica la disminución de las comunidades judías de Oriente Medio en los dos siglos que siguieron a la conmoción mongol.

Nada de esto fue planeado. Los rabinos y estudiosos que transformaron el judaísmo en una religión de alfabetización durante los primeros siglos del primer milenio, no podían haber previsto el profundo impacto de su decisión de hacer capaz a cada hombre judío de leer y estudiar la Torah (y más tarde la Mishna, el Talmud y otros textos religiosos).

Sin embargo, la elección de una aparentemente extraña norma religiosa - la aplicación de la alfabetización en un mundo muy mayoritariamente analfabeto y agrario, además de ser potencialmente peligrosa por propiciar procesos de conversión que podían costar muy caro al judaísmo hasta poder hacerlo desaparecer - resultó ser la palanca del éxito económico y la prominencia intelectual judía desde los siglos posteriores hasta la actualidad. Este es el mensaje en líneas generales de "Los pocos elegidos".

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