Tuesday, May 21, 2013

Definiendo el Sionismo: La creencia de que Israel pertenece a todo el pueblo judío - AB Yehoshua - Haaretz



"Sionista" es un concepto que es básicamente simple, claro, fácil de definir y comprender, y no debe existir ninguna dificultad para defender su definición. Pero en los últimos 20 a 30 años, este simple concepto se ha convertido en una de las nociones más confusas y complicadas de identidad, y su uso excesivo ha vuelto imposible llegar a un acuerdo sobre lo que significa.

A la derecha le gusta utilizarlo como un tipo de crema batida que mejora el sabor de los platos de gusto dudoso, mientras que la izquierda lo utiliza con miedo, como si fuera una mina que pudiera explotar en sus manos - es por eso que siempre siente la necesidad de neutralizarlo con un algún extraño adjetivo, como un "sionismo sano" o  un "sionismo.humano" - . En el conflicto entre el "campo nacional", el adoptado por la derecha, y el "campo de la paz", el adoptado por la izquierda, el sionismo se utiliza como un arma ofensiva que golpea a uno y otro lado.

En el extranjero, los críticos de Israel utilizan el sionismo como una especie de poción venenosa para así exacerbar todas las acusaciones contra el Estado de Israel. Muchos críticos creen que la solución para el futuro de Israel se encuentra en una des-sionización de su identidad. Entre los enemigos jurados de Israel, "sionista" es un epíteto básicamente demoníaco, un término de denigración que reemplaza la palabra "Israel" o "judío". Miembros de Hamas hablan del soldado sionista capturado, y Hezbollah e Irán parecen estar en guerra con la "entidad sionista criminal", no con Israel.

Así que es hora de que tratemos de definir la palabra "sionista" de una manera realista. En primer lugar, hay que recordar que, desde una perspectiva histórica, este concepto surgió solamente al final del siglo XIX. No tiene sentido tratar de describir a Yehuda Halevi como un sionista, o a cualquier otro judío que emigrara a Tierra Santa en los siglos pasados. De la misma manera, no podemos usar los términos "socialismo" o "socialista" para períodos anteriores a la mitad del siglo XIX, y describir, por ejemplo, a Robespierre como el "socialista" de la Revolución Francesa, la cual tuvo lugar a finales del siglo XVIII. Estos conceptos sólo tienen importancia desde el momento en que surgieron en un contexto histórico concreto, y utilizarlos libremente como etiquetas para cualquier cosa que elijamos es un acto claramente anacrónico.

Si es así, ¿cómo podríamos definir lo que es un sionista a partir de la aparición del movimiento sionista inspirado por Theodor Herzl y sus asociados? Aquí está la definición: "Un sionista es una persona que desea o apoya el establecimiento de un Estado judío en la Tierra de Israel, y que en el futuro se convierta en el Estado del pueblo judío". Esto se basa en lo que Herzl afirmó: "En Basilea fundé el Estado judío".

La palabra clave en esta definición es "Estado" y su ubicación natural es la Tierra de Israel a causa del vínculo histórico del pueblo judío a la misma. Así, el abuelo de mi abuelo, por ejemplo, que vino a la Tierra de Israel desde Salónica a mediados del siglo XIX, no puede ser considerado como un sionista. Él vino a establecerse a la Tierra de Israel, pero no para establecer un estado aquí. Esto es también lo que sucedió con los antepasados de los Neturei Karta y otros grupos hasídicos que vinieron hasta la Tierra de Israel y que se remontan a los siglos XVII y XVIII, y sus descendientes siguen siendo leales a ellos. No sólo estos judíos no estaban interesados en el establecimiento de un Estado judío, sino que contemplaban la posibilidad - y algunos de sus descendientes aún lo consideran - de un posible Estado de Israel como una abominación y una profanación del nombre de Dios.

Un sionista, por lo tanto, es un judío que apoya el establecimiento de un Estado judío en la Tierra de Israel, y no es necesariamente un judío que se estableció en esta tierra. El propio Herzl y muchos líderes sionistas, nunca se establecieron en esta tierra, sin embargo, no dudarían en llamarse a si mismos sionistas. Incluso hoy en día, los miembros de las federaciones sionistas de todo el mundo se consideran sionistas por nosotros y por ellos mismos, a pesar de que no viven en Israel.

Cualquier persona que crea que sólo una persona que vive en Israel puede ser un sionista, está diciendo esencialmente que, en la actualidad, no hay sionistas fuera del Estado de Israel, y ese no es cierto. Y ¿qué pasa con los nacidos en la Tierra de Israel que son considerados sionistas solamente basándose en su lugar de nacimiento?

Un sionista es una persona que quiso, quiere o apoya el establecimiento de un Estado judío en la Tierra de Israel. ¿Qué tipo de Estado? Bueno, cada sionista tenía su propia visión y su propio plan.

El sionismo no es una ideología. La definición de la ideología, de acuerdo con la Enciclopedia Hebrea, es la siguiente: "Una cohesiva y sistemática combinación de ideas, conocimientos, principios e imperativos que se expresan en la particular visión del mundo de una secta, partido o clase social". Por lo tanto, el sionismo no puede ser considerado como una ideología, sino simplemente como una "plataforma muy amplia de diferentes ideologías que incluso pueden llegar a contradecirse entre sí".

Desde que el Estado de Israel se fundó en 1948, la definición de "sionista" ha sido revisada, ya que no es necesario establecer otro estado. Por lo tanto, su definición es la siguiente: "Un sionista es una persona que acepta el principio de que el Estado de Israel no pertenece exclusivamente a sus ciudadanos, sino a todo el pueblo judío. La expresión práctica de este compromiso es la Ley del Retorno".

Los asuntos del estado, efectivamente, son manejados solamente por sus ciudadanos - las personas que tienen una tarjeta de identidad israelí, de las cuales el 80% son judíos, mientras que el 20% restante son palestinos de Israel y otros -. Pero sólo una persona que "apoya y reafirma la Ley del Retorno es un sionista, y cualquier persona que rechace la Ley de Retorno no es un sionista".

Sin embargo, existen judíos israelíes que rechazan la Ley del Retorno y que se declaran no sionistas o post-sionistas (ya sea en la derecha o en la izquierda), y aún así siguen siendo buenos ciudadanos que son leales al Estado de Israel, y conservan todos sus derechos civiles.

De esto se desprende que todas las grandes cuestiones ideológicas, políticas, sociales y de seguridad, y sobre las cuales batallamos día y noche, no tienen nada que ver con el sionismo. Son similares a esas cuestiones con las que muchos otros pueblos, pasados y presentes, han tenido que batallar y aún luchan.

Por otra parte, el sionismo no es una palabra que pretenda sustituir al patriotismo, al movimiento pionero, al humanitarismo o al amor a la patria, esos conceptos que se encuentran en otros idiomas. El hebreo es lo suficientemente rico como para dotar a cada posición o acción con la palabra adecuada. Un oficial de las Fuerzas de Defensa de Israel que sirva en el ejército de manera permanente, muchos años después de acabado su servicio militar obligatorio, por ejemplo, no es un mayor o mejor sionista que el propietario de un quiosco que así se gana la vida, aunque sin duda quizás se le considere como más patriota. Una persona que se ofrece a ayudar a los niños necesitados no es más sionista que un corredor de bolsa, a pesar de que su trabajo sea más humanitario y comunitario.

Ser un sionista no significa llevar una insignia de honor o una medalla que una persona pueda llevar en su pecho. Las medallas están conectados a las acciones, no a apoyar la Ley del Retorno.

Tampoco hay ninguna relación entre el tamaño del país y el sionismo. Si los árabes hubieran aceptado el plan de partición de 1947, el Estado de Israel dentro de esas fronteras divisorias habría sido igual de sionista a pesar de unas diferentes fronteras.

Si el Estado de Israel hubiera conquistado y anexionado la orilla oriental del Jordán, y derogado la Ley del Retorno, habría dejado de ser sionista, a pesar de que tendría tres o cuatro veces el tamaño original. El Estado de Israel era sionista cuando controlaba la Franja de Gaza, y siguió siendo sionista después de que se retiró de allí. Muchos países han visto cambios en el tamaño de su territorio soberano, pero sus identidades básicas han permanecido intactas.

Con respecto a la Ley del Retorno, algunos la consideran discriminatoria con respecto a los ciudadanos palestinos de Israel, y ante esa opinión esta es la respuesta: La Ley del Retorno es esencialmente la condición moral establecida por los países del mundo para el establecimiento del Estado de Israel. La Resolución de Partición de Palestina-Eretz Israel emitida por las Naciones Unidas en 1947 delimitaba claramente la creación de un estado judío y un estado palestino, estableciendo además la condición de que el Estado judío no solamente sería el estado de los 600.000 judíos que vivían allí en esos momentos, sino que en su lugar sería el estado que podría resolver la angustia de los judíos de todo el mundo, permitiendo que cada judío en el mundo pudiera considerarlo su hogar. ¿Hubiera sido moral para los cientos de miles de judíos que emigraron a Israel en base a la Ley de Retorno que se les hubiera cerrado la puerta por la que entraron delante de ellos?

Por otra parte, es casi seguro que habrá una ley similar en el Estado palestino, el cual espero que se establezca con rapidez y en nuestros días. A dicho estado le tocaría legislar una ley de retorno que permita a todos los palestinos exiliados regresar al Estado palestino y obtener asilo y ciudadanía.

Pero ni la Ley del Retorno israelí, ni una ley similar en el futuro Estado palestino, contradicen las leyes de inmigración generales que establecen criterios específicos de entrada, como es habitual en todos los países del mundo.

Liberando el concepto de sionismo de todos los apéndices y anexos que se le han adherido a él. no sólo nos permitirá aclarar los argumentos ideológicos y políticos con los que debatimos entre nosotros, sino que así evitaremos que estos conflictos sean mitificados, además de obligar a los críticos en el extranjero a que aclaren y centren sus posiciones.

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