Análisis muy interesante (Israel debería prestar atención a las lecciones de Siria en su relación con Irán – SRosner – Al Monitor)

Soldados en el borde de la frontera del Golán
En uno de los típicos diálogos de la serie de comedia "Seinfeld", George Costanza regresa de una visita al médico preocupado y quejándose. "Cuando le pregunté, doctor, es cáncer, él no me dijo váyase de una vez". "Pero eso es lo que yo quería oír. ¿Cáncer? ¡Fuera de aquí!".
Esta es una respuesta que un médico responsable no se apresura a dispensar, pero que la administración Obama ha difundido muy generosamente desde hace varios años (por lo menos su mensaje implícito, si no expresamente). El presidente sirio Bashar al-Assad amenaza, y el gobierno estadounidense responde diciendo: "¿Armas químicas? Él no se atreverá a usarlas. ¿Contra la población civil, contra los niños? ¡Fuera de aquí". Y es que si él se atrevía, cruzaría una línea roja. Después de todo, los EEUU le han estado enviado "mensajes", y por alguna razón la administración Obama también creía que Assad "entendía" sus mensajes.
Sólo la visión horrible de los cadáveres de los niños presentes en una larga fila atestiguan el hecho de que Assad no entendía esos mensajes, y señala que en el Oriente Medio ese "¡Fuera de aquí! (o no me cuente chorradas)" no es una buena respuesta. Cuando finalmente se van, la cosa no acaba en nada. Termina con una masacre.
A finales de 2010, el presidente Barack Obama aprovechó un receso del Senado para nombrar a un embajador en Siria, Robert Ford. Obama se vio obligado a emplear este atípico método porque varios senadores habían informado a la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton que se oponían a tal designación, ya que a su juicio constituía un "premio" para Assad por su pésimo comportamiento. Pero el gobierno de Obama no estaba convencido. Los funcionarios de la administración Obama dijeron que el nombramiento no era una concesión, sino un instrumento a través del cual los Estados Unidos harían llegar sus "mensajes" a los niveles más altos de Siria con la mayor eficacia.
En esos momentos, el entusiasmo inicial con respecto a la decisión de revocar el boicot impuesto a Siria desde los días del presidente Bush parecía haberse desvanecido. La administración Obama era ya más realista con respecto a Siria y sabía que el diálogo con los sirios era un asunto frustrante. Sin embargo, Obama se apresuró a dar un paso que Ileana Ros-Lehtinen, la presidenta del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara, denominó "capitulación". Este fue un comentario bastante acertado, aunque no necesariamente por la razón correcta: Ros-Lehtinen habló de capitulación con respecto a Siria, pero la verdad es que fue una rendición de la administración estadounidense ante sus propios impulsos incontrolables hacia la primacía absoluta del diálogo, y suponía capitular ante la creencia de que Assad era un interlocutor válido para un diálogo acerca de los "mensajes".
Hay que tener cuidado con las palabras, ya que este artículo está siendo escrito antes de que un ataque contra Siria haya tenido lugar. Pero en los últimos días parece cada vez más probable que la administración Obama dará un nuevo impulso a la vía de los "mensajes". Parece que Assad recibirá otro "mensaje" bajo la forma de un ataque quirúrgico limitado cuya intención es dejarle bien claro - la mano lo está escribiendo, pero el corazón se niega a creérselo - que el asesinato de niños con gas sarín es un acto punible. Y aunque el asesinato de miles de personas, el ataque sistemático contra los civiles, la destrucción y la brutalidad, haya quedado sin castigo; aunque se haya cruzado la línea roja de la utilización de armas químicas hace bastante tiempo - una línea roja que fue fijada por el propio presidente Obama - y eso también haya quedado sin castigo, esta vez, parece ser, Assad fue demasiado lejos. Ha llegado el momento de enviarle una mensaje en la parte posterior de un misil de crucero Tomahawk.
Ninguna ley obliga a los Estados Unidos a intervenir en todas las crisis que se produzcan en el mundo, no es su deber evitar las matanzas en todos los continentes periféricos. No, no hay obligación de querer determinar cómo otros países, otros gobernantes, se comportan.
Si los Estados Unidos anunciara que se lavaba las manos en Siria, que no tiene ningún interés en la guerra que tiene lugar allí, eso sería lamentable y doloroso, pero comprensible. Pero los Estados Unidos no han anunciado esa falta de interés. Anunció que Assad se tenía que ir, anunció que no permitiría el uso de armas químicas, anunció que iba a ayudar a los rebeldes y condenó la participación iraní en las batallas. Y después no hizo nada.
De todos los mensajes que la administración Obama ha enviado a Assad, el más poderoso de todos es que Washington "habla mucho y hace poco". Washington enunció un montón de condenas, pero hizo regresar a su embajador. Washington estableció unas líneas rojas, pero las ignoró o las borró cuando éstas se cruzaron. Washington consideró que tiene el derecho de determinar cuándo un acto específico es "inexcusable", tal como fue definido por el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, el 26 de agosto, pero luego tiene el derecho de apresurarse a perdonar ese acto.
En pocas palabras: Washington quiere comer su parte del pastel - para seguir liderando el mundo - y quiere seguir teniéndolo, pero no quiere pagar el precio que los líderes deben pagar. Es lamentable, penoso y vergonzoso.
Las manos de Assad y de sus oficiales son las que han derramado la sangre. Ellos son los asesinos. Pero uno no puede resistir la tentación de sugerir que Obama y Kerry siguen dándole vueltas en la cama una vez más, antes de quedarse dormido, preguntándose: ¿Cómo hemos contribuido a que Assad perciba que la ley del más fuerte al final se impone, y que no hay un precio a pagar por el más horrible de los actos delictivos?
Uno no puede dejar de reflexionar: ¿Cuántos de los niños sirios que fueron masacrados la semana pasada todavía estarían entre los vivos si Obama - en lugar de enviar un embajador, en lugar de permitir que Assad llevara al mundo a preferir no querer ver - hubiera enviado verdaderos mensajes llenos de determinación y resolución?
De todo esto se desprende una importante lección a retener de los acontecimientos de la semana pasada: el "¡Fuera de aquí" o "Déjenme en paz" no es una respuesta prudente en el Oriente Medio. Lo que parece ser una línea infranqueable para una persona puede ser pasada por alto con apenas un salto por otra. Lo que parece ser una hipótesis razonable hoy en día, puede ser una terrible realidad mañana.
Quiero aprovechar esta lección también para el lado israelí. Muchos expertos israelíes han explicado con incomparables razonamientos que Assad, muy seguramente, evitará dañar a Israel como represalia por una acción punitiva estadounidense, y ello fundamentado en unos razonables cálculos de rentabilidad de Assad. Sin embargo, estos puntos de vista no han tenido en cuenta que esos mismos cálculos razonables de posibles escenarios suponían que Assad evitaría cometer actos por los cuales pudiera ser castigado.
Los tomadores de decisiones israelíes también deben recordar esto y tomarlo en cuenta para las futuras decisiones, encabezadas por las relacionadas con el programa nuclear iraní y sus ramificaciones. La cuestión de si Israel va a tomar medidas contra Irán con el fin de evitar su armamento nuclear depende, en primer lugar, de la viabilidad operativa de dicha operación. Pero los cálculos utilizados para determinar si una operación es absolutamente necesaria también deben tener en cuenta los acontecimientos de las últimas dos semanas.
Por un lado, Assad ha demostrado claramente que no hay líneas rojas, y que por lo tanto no se puede presumir que haya cosas que el enemigo no se atreverá a realizar con las armas de que dispone, aunque algunas de estas cosas sean tan horribles que nadie las consideraría como una opción práctica.
Por otro lado, somos testigos de la indecisión permanente de los Estados Unidos de Obama en su tratamiento de la Siria de Assad. En otras palabras: los débiles y poco claros mensajes enviados por los Estados Unidos a Damasco, contienen un mensaje muy claro a Jerusalén.
Labels: Obama-Siria, SRosner
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