Por qué el conflicto étnico en Israel (asquenazí y mizrahim) nunca mueren - Rami Kimchi - Haaretz

Una simulación de billetes dedicados a figuras Mizrahi
Al igual que un absceso que no se puede curar y produce periódicamente pus, el conflicto étnico de Israel vuelve a los titulares cada pocos meses, más o menos regularmente. En primavera resurgió la polémica en torno a los nuevos billetes que el Banco de Israel emitiría y donde estaban excluidas figuras públicas de origen Mizrahi (Sefardíes y judíos levantinos, generalmente procedentes del Oriente Medio y del norte de África). Ahora ha resurgido con la emisión de una serie de televisión muy discutida del periodista Amnón Levi titulada "True Colors".
¿Por qué no se va a curar esta herida? A veces la intuición popular nos brinda una explicación. Denominar al conflicto el "demonio étnico", como se le conoce popularmente en Israel, hace hincapié en los aspectos ominosos del fenómeno, con el que la realidad israelí es incapaz de hacerle frente, pero sin embargo también se hace hincapié en una especie de carácter sobrenatural o elemento imaginario.
Parece que el conflicto étnico, tal como aparece en el discurso sionista-israelí, se basa en elementos poco realistas y en una desinformación que lleva a opiniones y direcciones irracionales. Esto puede verse en la explosión anterior del "demonio étnico", en la disputa sobre los nuevos proyectos de ley, en cuyo diseño las figuras Mizrahim supuestamente aparecen excluidas. Dos posiciones contrarias se oyeron durante esta diferencia.
La primera afirma que no hay suficientes figuras judías no europeas que haya hecho una importante contribución a la cultura judía y general, y que la distribución de figuras Asquenazíes-Mizrahim existente en los billetes expresa la realidad, y que, en general, los judíos Mizrahi reciben más importancia de la que es debida por sus (pocos) logros científicos y culturales en el ámbito de la cultura israelí.
La otra posición estima que si hay muchas figuras Mizrahim que han contribuido a la cultura judía y general, y que la relación entre las figuras Asquenazíes y Mizrahim en los billetes es discriminatoria y pretende justificar los privilegios concedidos a los judíos asquenazíes, y ello en base a unas perspectivas eurocéntricas que a priori dan más peso a todo lo que se origina o provenga de la cultura europea.
Parece que lo que ambas posiciones tienen en común es que no cuestionan la dicotomía básica en el discurso étnico de Israel, según la cual los judíos no asquenazíes son vistos como "orientales", es decir, como portadores y representantes de la cultura árabe en Israel, mientras que los judíos asquenazíes son vistos como "occidentales", es decir, portadores y representantes de la cultura europea-occidental en Israel. La interiorización de esta dicotomía crea muchas convenciones en el discurso israelí, todo lo cual ayudó al mensaje del programa de Amnón Levi y a la polémica mediática que desencadenó.
Por ejemplo, la gente tiende a pasar por alto el hecho de que el grupo llamado "Mizrahim" se compone de una amplia gama de judíos no asquenazíes, incluyendo a los judíos turcos o etíopes, la mayoría de los cuales no han tenido ningún contacto íntimo con la cultura árabe en las últimas generaciones, y son incapaces de representarla.
Levi llegó tan lejos como para entrevistar en Ofakim (una "ciudad de desarrollo” poblada prácticamente por sefardíes) a los descendientes de los inmigrantes marroquíes, pero evitó ir hasta Borgata, en el Hefer Valley, cuyos fundadores, judíos turcos, no son menos “orientales” que los residentes de Ofakim, y al menos en términos de alienación con respecto a la élite asquenazí.
Del mismo modo, hay una tendencia a pasar por alto el hecho de que muchos judíos "Mizrahi" - por ejemplo, los de Alejandría o Argel - provenían de grandes metrópolis coloniales, donde entraron en contacto con la cultura occidental-europea, mientras que por el contrario muchos judíos asquenazíes vivían en regiones rurales y atrasadas de la Europa del Este, y no entraron en contacto con la cultura europea occidental.
Cuando Levi habla de una "Asquenización", en realidad está hablando de "occidentalización" - la adopción de las características culturales europeas que se atribuyen exclusivamente a los judíos asquenazíes, como si los judíos Mizrahi se hubieran encontrado con la cultura europea solamente a su llegada a Israel, y a través de la mediación asquenazí -.
Esta división dicotómica nos hace olvidar que los judíos del norte de África vivían en su mayor parte, por lo menos en el siglo pasado, bajo el dominio colonial francés, el cual se fijó como objetivo convertir a los residentes del norte de África, con su cultura árabe, en franceses, con el francés como lengua en lugar del árabe, y el francés era la lengua cultural de los judíos del norte de África cuando llegaron aquí. Ellos contribuyeron y siguen contribuyendo a la cultura occidental en Francia a través de figuras como el poeta Edmond Jabes, el filósofo Jacques Derrida, o como en Israel a través de figuras como Jacqueline Kahanoff, una escritora "Mizrahi" nacida en El Cairo que escribe en inglés. Levi no menciona a Kahanoff y a gente similar en su ensayo televisado sobre los judíos Mizrahi. [N.P.: En buena medida, los principales escritores y pensadores judíos franceses, desde la post-guerra hasta la actualidad, tanto religiosos como seculares, proceden del norte de Afríca, y muchos hicieron aliya a Israel: Neher, Manitou, Chouraquí, Memmi…].
Hay que cuestionar la legitimidad de la dicotomía que atribuye automáticamente la cultura árabe a los judíos Mizrahi y la cultura europea a los judíos asquenazíes. Cualquier controversia pública que presente una realidad imaginaria como real no se podrá resolver. Lo más que ocurrirá es que seguirá resonando con la singularidad de ser un conflicto étnico diferenciado de otros conflictos, de la misma manera que el demonio se diferencia de los seres humanos.
Labels: Ashkenazies, Mizrahim
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