Wednesday, January 08, 2014

Lieberman podría ser coronado como el próximo héroe nacional de la izquierda - Emmanuel Navon - i24News


Cambiaremos esto y esto, y aquí es donde estará la frontera

El Ministro de Asuntos Exteriores Avigdor Lieberman sorprendió a muchos recientemente al declarar que la propuesta de John Kerry era la mejor oferta que Israel podría conseguir al sugerir que los intercambios de tierras con el propuesto Estado palestino sean sobre áreas pobladas en lugar de vacías. Su declaración fue inmediatamente condenado por la izquierda israelí que apoya la idea de la transferencia de población judía (de Gaza en el pasado, de Judea y Samaria en el futuro), pero aborrece esa misma idea cuando se aplica a los árabes (a pesar de que en el plan de Lieberman no habría ninguna transferencia de población, sólo un nuevo trazado de las fronteras). Y sin embargo, esa misma izquierda es muy probable que al final canonice a Lieberman como a un héroe nacional. Después de todo, fue lo que hizo con Ariel Sharon hace ocho años, transformándole de la noche a la mañana de demonio en un ángel.

¿Pero por qué sucederá esto? Debido a que Lieberman quiere ser primer ministro y sabe exactamente que tipo de pago político inicial tendrá que pagar para alcanzar esa meta, y también porque es tan pragmático como cínico.

El mismo hecho de que Lieberman haya sido etiquetado como un "radical derechista" viene a demostrar lo falsos que son sus críticos y lo cínico que es. Tanto él como sus críticos saben que él no es un "radical derechista", pero esta etiqueta le sirvió políticamente a él (para atraer a los votantes de habla rusa) y a sus opositores (al poder atacarle por edificar una plataforma "radical de derechas").

¿Pero por qué, exactamente, es "radical de derechas" la plataforma de Lieberman? Sus puntos de vista sobre el Estado y la religión y sobre el servicio militar apenas son diferentes de los de Yesh Atid, un partido de centro, o de uno de la izquierda como el Meretz. En el tema del conflicto árabe-israelí, sus posiciones son similares a los de los sionistas de izquierdas: apoya la creación de un Estado palestino y la partición de Jerusalén (en un marcado contraste con la plataforma del Likud), así como apoya los intercambios de territorio (Likud rechaza los intercambios ya que implícitamente respaldan la idea equivocada de que cualquier presencia israelí más allá de las líneas de 1949 es ilegal y debe por lo tanto ser "compensada").

Lieberman sí ha sido denunciado como un radical debido a sus duras palabras con respecto a los ciudadanos árabes. Pero su discurso es sólo eso: hablar. Y ese parloteo no ha sido seguido por una legislación significativa.

El historial legislativo del partido de Lieberman ("Yisrael Beitenu") sobre el tema "no hay ciudadanía sin lealtad" es casi inexistente y lo poco que pasó fue sobre todo contraproducente. Un ejemplo de ello es la Ley de Comisión de Admisión promovido por el Yisrael Beitenu y aprobada en 2011. En 2000, el Tribunal Superior de Justicia dictaminó en el caso "Kaadan" que los ciudadanos árabes tienen derecho a comprar tierras en pueblos construidos y financiados por el Fondo Nacional Judío para la población judía. En 1989, sin embargo, ese mismo Tribunal Supremo había dictaminado (en el caso "Avitan") que un judío no tiene derecho a comprar tierras en un pueblo construido por los beduinos. Como resultado, Yisrael Beitenu tramitó una ley supuestamente destinada a proteger el carácter judío de los pueblos judíos. Al final, la ley aprobada en 2011 por iniciativa de Yisrael Beitenu hizo todo lo contrario y efectivamente convirtió a la ley "Kaadan" en la triunfadora.

Mi punto de vista es que si Lieberman se tomara en serio su agenda nacionalista, nunca habría permitido la aprobación de una ley de ese tipo. Pero lo que realmente le interesa a Lieberman es seguir siendo etiquetado como fascista o ultranacionalista con el fin de atraer a los votantes nacionalistas.

Tal era, al menos, su interés hasta hace poco. Desde que fue absuelto por la Corte, el objetivo de Lieberman es llegar a ser primer ministro. Y para llegar a esa meta su estrategia debe cambiar.

La relación entre Lieberman y Netanyahu es una reminiscencia de la que existía entre Ariel Sharon y Menachem Begin. Begin no hubiera firmado el Acuerdo de Camp David sin la aprobación de Sharon (para no dejar un flanco abierto a sus críticas), de la misma manera que Netanyahu buscará y necesitará el apoyo de Lieberman para cualquier acuerdo con los palestinos. Y al igual que Sharon bajo la jefatura de Begin, Lieberman quiere reemplazar a su jefe.

Amigo de toda la vida de Sharon y su ayuda de campo, Uri Dan afirmó después de la salida de Sharon del gobierno después de las masacres de Sabra y Shatila que los que no querían a Sharon como ministro de Defensa tendrían que tragarle como primer ministro. Pasaron veinte años hasta que su profecía se materializó, pero tan pronto como lo logró, el establishment legal de Israel fue a por la cabeza de Sharon. Como táctico veterano y brillante, Sharon sabía exactamente cómo derrotar a sus enemigos. En 1973, sobrepasó y sorprendió al ejército egipcio desde su retaguardia. En 2003, anunció que entregaría a 8.600 colonos de Gaza y Samaria a la izquierda israelí en bandeja de plata. De repente y milagrosamente, el abogado del Estado abandonó la persecución judicial de Sharon. Y los mismos medios que lo habían estado representando como la encarnación del mal durante dos décadas, se dieron la vuelta mágicamente durante la noche y lo convirtieron en un héroe nacional.

Lieberman lo sabe. Al igual que Sharon, es ambicioso, despiadado y cínico. Los de la derecha lo ven como su mejor esperanza para reproducir el precedente Sharon y conectar con la gente. En cuanto a la izquierda israelí, estoy convencido y lo digo públicamente que si Lieberman sigue los pasos de Sharon, tal como sospecho que lo hará, la misma gente de la izquierda que ahora lo demoniza mañana lo alabará.

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