Friday, April 25, 2014

Gran, gran artículo de Ari Shavit que le será muy reprochado: Esperando al Godot palestino - Ari Shavit - Haaretz



Hay algunos momentos que un periodista nunca olvidará. A principios de 1997, Yossi Beilin decidió confiar en mí y me mostró el documento que probaba que la paz estaba al alcance. Ese por aquel entonces destacado y creativo político del movimiento laborista, abrió su caja fuerte, sacó una pila de páginas impresas, y las puso sobre la mesa como haría un jugador de poker con una mano ganadora.

Los rumores ya eran moneda corriente sobre un acuerdo Beilin-Abu Mazen(Abbas), pero sólo unos pocos tuvieron la oportunidad de ver el documento con sus propios ojos o al menos tenerlo entre sus manos. Yo fui uno de esos pocos. Con la boca abierta, leí el resumen completo de dicho documento para un acuerdo de paz que habían formulado 18 meses antes dos brillantes campeones de la paz, uno israelí y el otro palestino. El documento no dejaba nada al azar: Mahmoud Abbas está dispuesto a firmar un acuerdo permanente. El refugiado de Safed había superado los fantasmas y las ideas del pasado, y estaba dispuesto a construir un futuro conjunto palestino-israelí sobre la base de la convivencia. Si nosotros solamente evitábamos el pulgar hacia bajo del Likud, y echábamos a Benjamin Netanyahu de la oficina presidencial, Abbas se uniría a nosotros, e iría de nuestra mano para caminar hacia la solución de dos estados.

Abbas era un socio serio para una paz verdadera, el único con el que podríamos hacer un avance histórico hacia la reconciliación.

Así lo entendimos. He hicimos lo que era necesario. En 1999, derrocamos al Likud y a Netanyahu. En 2000, fuimos a la cumbre de paz en Camp David. !Pero menuda sorpresa!: Abbas no llevó el plan Beilin-Abu Mazen a Camp David, o cualquier otro proyecto de una propuesta de paz. Lo contrario fue más bien lo cierto: Abbas fue uno de los más acérrimos objetores, y su demanda de un derecho al retorno impidió cualquier avance.

Pero preferimos creer que él no podía hacerlo tan rápidamente.

Durante el otoño de 2003, ya se estaba formulando el Acuerdo de Ginebra, y estaba claro para nosotros que no había más excusas, y que ahora Abbas debía firmar el nuevo acuerdo de paz y la adopción de sus principios. !Pero menuda sorpresa!: Abu Mazen envió a Yasser Abed Rabbo (un ex ministro de la Autoridad Palestina) en su lugar, mientras él permanecía en su cómoda oficina de Ramallah. No hubo ninguna firma, y no hubo ningún acuerdo.

Pero personas tan firmes como nosotros no podíamos darnos por vencidos en nuestros sueños. Así pues, en 2008, estuvimos detrás de Ehud Olmert y de las maratonianas conversaciones que mantuvo con Abbas, y es que esa oferta no podía ser rechazada. !Pero menuda sorpresa!: Abu Mazen en realidad no se negó, simplemente desapareció. Él no dijo que sí, tampoco dijo que no, simplemente desapareció sin dejar rastro.

¿Acaso no empezamos a entender que estábamos ante el Yitzhak Shamir palestino? No, no y no. En el verano de 2009, nosotros incluso apoyamos a Netanyahu cuando hizo sus propuestas a Abbas en su discurso de Bar-Ilan, y congeló la construcción en los asentamientos. !Pero menuda sorpresa!: éste sofisticado objetor no parpadeó, ni se movió adelante. Sencillamente se negó a bailar el tango de la paz, ese que deben bailarlo dos, con el líder derechista israelí.

¿Hemos abierto los ojos? Por supuesto que no. Una vez más, culpamos a Netanyahu y al Likud, y hoy en el 2014, y pese a todo lo anterior, creímos que Abu Mazen no se atrevería a decirle que no a John Kerry. !Pero menuda sorpresa!: a su manera sofisticada y educada, Abbas ha dicho que no en los últimos meses tanto a Kerry como a Barack Obama. Una vez más, la posición del presidente palestino era clara y consistente: los palestinos no deben ser obligados a hacer concesiones. Sin duda se trata de un juego complicado que se basa en exprimir más y más los compromisos que deben realizar los israelíes, sin que los palestinos tengan que conceder ni un solo y real compromiso por su parte.

Miren, veinte años de conversaciones infructuosas no han conducido a nada. No existe ningún documento que contenga algún tipo de concesión palestina real con la firma de Abbas. Ninguno. Nunca lo hubo y nunca lo habrá. Durante los 17 años que han transcurrido desde que Beilin sacó ese documento de su caja fuerte, él se ha divorciado, se ha vuelto a casar y ha tenido nietos. Yo también me he divorciado, me vuelto a casar, y traje más hijos al mundo. Pasa el tiempo y la experiencia que hemos acumulado nos ha enseñado tanto a Beilin como a mí un par de cosas.

Pero muchos otros no han aprendido nada. Todavía están permitiendo que Abbas les engañe como a bobos mientras sigan esperando al Godot palestino, ese que nunca vendrá.

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1 Comments:

Blogger Unknown said...

B"H

MOSHIAJ NOW!!!

7:29 PM  

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