Wednesday, April 23, 2014

Muy clarificador: ¿Significa el triunfo (y la existencia) de Israel que somos culpables? - Dror Eydar - Israel Hayom



La semana pasada, mientras que los israelíes estaban celebrando esa fiesta de la libertad conocida como Pesaj, el profesor Zeev Sternhell escribió un artículo de opinión en el Haaretz en el que criticaba a Israel por insistir en que los palestinos lo reconozcan como un Estado judío.

Esa "es una manera de exigir que los palestinos acepten su derrota histórica y reconozcan la propiedad exclusiva de los judíos de toda la tierra (de Israel)", escribió Sternhell.

Ya está. Con esa sola frase, Sternhell sintetizó la tendencia de la izquierda israelí a huir de los hechos históricos. Se les ha solicitado a los árabes que reconozcan el derecho de los judíos a poseer y mantener alguna parte de su patria histórica, la Tierra de Israel. Cada proyecto de acuerdo que se ha intentado desde la Primera Guerra Mundial ha estipulado tal disposición. Nunca Israel ha pedido a los palestinos que reconozcan su derecho a retener toda la tierra.

Sólo un izquierdista que niega los derechos y las reclamaciones judías a esta tierra, sólo una persona que desprecia la idea de que existen argumentos legales y morales válidos que demuestren un vínculo histórico y religioso entre los judíos y su única patria, puede describir esta demanda como algo que se asemeja a "aceptar una derrota".

¿Quién derrotó a los clanes en Ramallah, Hebrón, Nablus y Gaza? El triunfo de Israel fue solamente un golpe doloroso. Pero el martillo israelí no fue lo que causó su desventaja; fueron los propios árabes de la región los que se han infligido un golpe tras otro y se han fabricado su problemático destino. Los árabes se han negado constantemente a aceptar nuestra presencia aquí; y siguen albergando la falsa esperanza de que nos podrán echar de aquí si sólo esperan un poco más. Y encima son instigados a ello por Sternhell y sus cohortes.

Es por eso que nunca van a firmar un acuerdo de paz que anuncie o determine un abandono y un final del conflicto, de una vez por todas. De hecho, son los palestinos, no los israelíes, los que insisten constantemente en que tienen "la propiedad exclusiva de toda la tierra". Nuestro profesor se niega a ver esta verdad, por supuesto, y es porque sus ojos ya se han cerrado.

La intransigencia de los palestinos a que Israel sea reconocido como lo que es, un Estado judío, tiene que ver con una de las cuestiones fundamentales, una cuestión que gran parte de la izquierda israelí ha obviado y omitido de alguna manera: "¿Los judíos, como un grupo nacional y étnico, tienen  derecho a esta tierra, con base a razones morales, legales, históricas y religiosas? Y al menos, ¿tienen derecho a la parte de esta tierra que se nos dejaría para nosotros si Sternhell se sale con la suya?".

Mientras los palestinos se nieguen a aceptar esta demanda, y contesten con un "No" a esas preguntas, el conflicto perdurará. Cualquier acuerdo que no se considere como definitivo no sería más que otro paso más hacia la aplicación del plan por etapas de la Organización de Liberación de Palestina para destruir a Israel. En otras palabras, la deslegitimación del Estado judío continuaría incluso después de que se haya retirado a sus estrechas fronteras.

Y es que entonces, y no lo duden, los amigos de Sternhell se dedicarán a continuación a atacar a Israel por ser un estado de "apartheid y racista". En lo que a ellos respecta, ya que una quinta parte de la población no es judía, ese país solo sería legítimo si se convierte en un estado binacional. Este futuro desarrollo es obvio. Cómo es indignante para ellos que los libros de leyes abiertamente se muestren favorables a los derechos de la mayoría judía.

Y entonces Sternhell deberá cerrar aún más sus ojos, llenos de indignación, para escribir su siguiente artículo de opinión donde exija la transformación de Israel en un "país de todos sus ciudadanos", o mejor dicho, un "estado de todos sus nacionalidades". ¿Por qué? Para utilizar sus propias palabras, "la ciudadanía es inferior a la afiliación nacional". Y es que esa molesta cosa llamada nacionalidad, simplemente no va a desaparecer.

Pero es aún peor. Sternhell esencialmente está afirmando que los "judíos son y serán los culpables perennes". Por desgracia, una parte significativa de nuestras declinantes élites han crecido aceptando el antisemitismo en el escenario mundial.

Basta con mirar cómo Sternhell define este acuerdo: "Para los líderes de Israel, la palabra acuerdo significa una rendición palestina incondicional... Los palestinos deben aceptar su inferioridad". Sencillamente increíble. ¿De dónde se ha sacado esto? Sólo un auténtico colonialista podría hablar así. Sólo una mentalidad colonialista contemplaría el acuerdo como un pacto donde los lugareños aceptan su inferioridad con respecto a sus amos (foráneos).

Así que un "acuerdo justo", según la docta opinión de Sternhell, supongo que solamente sería factible con los palestinos sosteniendo un cuchillo contra nuestra garganta y poco a poco empujándonos hacia el mar. Posteriormente nos lanzarían a bordo de los buques ya dispuestos, y entonces nos dispersaríamos por toda Europa, verdadera patria espiritual de Sternhell.

El colectivo palestino (asumiendo que no es único, sino plural) ya tiene un estado en Jordania y en Gaza. Además tiene un mini-Estado en Ramallah. Además, existen nuevos estados palestinos en fabricación. ¿Esta es la inferioridad?

Pero no se preocupen, pues el patrocinio de la izquierda israelí también se extiende a los no árabes. Y de él también se benefician sus adversarios ideológicos. Y es que Sternhell se ha dado cuenta de que él forma parte de una minoría. Él quiere que el primer ministro Benjamin Netanyahu reniegue de las promesas que hizo a sus votantes, que repudie los mismos valores con los que se ha identificado y que tire por la borda la misión histórica que ha perseguido hasta ahora: "Debe tratar de parecerse a [Charles] de Gaulle y no a un hijo del profesor [Benzion] Netanyahu". Esencialmente, lo que quiere es que siga el camino de sus dos antecesores más recientes, Ehud Olmert y Ariel Sharon, además de emular a la actual ministra de Justicia, Tzipi Livni. Todos ellos han acabado ignorado sus propias raíces ideológicas.

¿De Gaulle? Esto es simplemente hilarante. Recuerden su retórica antisemita después de la Guerra de los Seis Días, cuando dijo que "no había justificación para un Estado judío que estuviera rodeado de naciones árabes hostiles". Además nos tildó de "pueblo de élite, seguro de sí mismo y dominador" (si usted leyera los artículos de opinión de Sternhell, es posible que comprobara que ha llegado a la misma conclusión).

Sternhell sugiere que Netanyahu debería retirarse del corazón de nuestra patria, al igual que de Gaulle se retiró de Argelia. Pero esto es como las manzanas y las naranjas. Argelia nunca fue tierra francesa. En cuanto a la Tierra de Israel, ha sido la tierra del pueblo judío desde tiempo inmemorial. Sí, Mr. Sternhell, ese ha sido el hogar histórico de su pueblo durante mucho tiempo. ¿Podría usted creerlo?

Me gustaría mucho alabar la postura patriótica de Gaulle durante la Segunda Guerra Mundial. En aquel entonces, se mantuvo firme contra los derrotistas que en el gobierno francés querían someterse a los nazis. Mi consejo: cuando usted haga paralelismos históricos, compruebe que escoge los correctos.

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