Saturday, May 31, 2014

Israel es un Estado judío, háganse a la idea – Erel Segal – Al Monitor



El día de la proclamación de la independencia de Israel - 14 de mayo de 1948, (5 Iyar 5708) - la comunidad judía romana que sobrevivió a las deportaciones a Auschwitz, se reunió cerca del Arco de Tito en el Foro Romano, en las ruinas de la antigua ciudad de Roma. Durante 2.000 años, los judíos de Roma se abstuvieron de pasar por debajo del arco que se había erigido para conmemorar la victoria romana sobre la rebelión de Judea. Pero el 14 de mayo de 1948, al pasar bajo el arco entendieron que iban en sentido contrario al de la marcha de la victoria romana.

Simbolizando la victoria sobre los rebeldes de Judea, el grabado del Arco de Tito representaba los frutos del pillaje y de la captura de presos judíos. En su centro se encuentra un relieve de los saqueadores que llevan sobre sus hombros la menorá (candelabro) del Segundo Templo. El triunfo del Imperio romano sobre el pueblo rebelde de Judea en el año 70 está simbolizado por esa menorá arrebatada del templo.

Los antiguos judíos - una mezcla difícil de alcanzar de materia y espíritu, de religión y la nación - se encarnan en la menorá del Templo grabado en el arco romano. Este es el templo cuya existencia algunos palestinos cuestionan. Dos mil años pasaron y esa misma menorá fue elegida como emblema del Estado judío. Es una señal de la alianza renovada entre el pueblo y su antigua patria. Este es un pueblo que se levantó como el ave fénix de los crematorios de Auschwitz y construyó un modelo de estado en una lucha sin cuartel. Y es que el pueblo judío no es como todos los demás pueblos. Más bien, son una nación en tensión que se sostiene dentro de sí misma entre lo físico y lo material, entre lo metafísico y lo espiritual. "La Torá es la base legal de la libertad judía y de su nacionalidad", estas palabras fueron pronunciadas no por David Ben-Gurion, el primer ministro de Israel, sino por John Locke, el "padre del liberalismo clásico".

Competente en la lengua hebrea, Locke incluso dedicó la primera mitad de su libro "Dos tratados sobre el gobierno" a realizar una exégesis política del Pentateuco. Su rival filosófico, Thomas Hobbes - también competente en hebreo - dedicó más de 300 páginas de su obra maestra "Leviathan" a las doctrinas políticas en las Sagradas Escrituras judías. Unos 200 años atrás, Nicolás Maquiavelo, uno de los más grandes pensadores políticos, destacó al pueblo judío como el primer pueblo de la historia. Y ahora, cuando el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu quiere aprobar la legislación básica del Estado-nación judío  - una ley que consagre a Israel como el Estado del pueblo judío - un montón de burlas y de rabia se ha lanzado contra él.

Francamente, prefiero disfrutar de la lectura de la oposición interna  a esta medida, aunque sólo sea para regocijarme de las múltiples contradicciones de sus argumentos.

Por un lado, se afirma que no se necesita esa ley, que dicha ley apenas es una declaración vacía sobre hechos que ya se conocen. Pero por el otro lado, se argumenta que esta ley discriminaría a los ciudadanos árabes del Estado de Israel. Por cierto, y para ser justos, se nos permite recordar aquí que el gobierno de Netanyahu aprobó una ley de acción afirmativa adaptada específicamente a los funcionarios públicos árabes. También puso en marcha una campaña dirigida a la integración de los árabes en el sector privado, así como una nueva campaña contra la discriminación y el racismo.

Normalmente, las leyes nacen porque son necesarias o porque los legisladores creen que se necesitan. Sin embargo, algunas leyes son en su esencia simbólicas y declarativas, como la Primera Enmienda de la Constitución de los EEUU. La necesidad de una ley básica del Estado-nación judío emana de una nueva tendencia que desafía inclusive el derecho del Estado judío a existir. Esta tendencia toma el viento de cola de la oposición palestina a reconocer a Israel como al Estado-nación judío.

La hipótesis que prevalece en todo el mundo es considerar la insistencia del gobierno israelí en que los palestinos reconozcan al Estado judío como un mero juego semántico, en el mejor de los caso, mientras que en el peor se trataría de un intento israelí para hacer descarrilar cualquier proceso de paz. Estas acusaciones se dirigen especialmente contra Netanyahu.

¿Pero por qué no preguntar a los palestinos por qué insisten en negarse a considerar algo que supuestamente es meramente "semántica"? ¿Por qué no están dispuestos a reconocer al Estado-nación judío y atrapar así a Netanyahu en la propia trampa que aparentemente les ha tendido? ¿O bien, cuál es realmente el problema?

Después de todo, todo el mundo acepta la solución de dos estados: Dos estados para dos pueblos. Uno de ellos es un pueblo reconocido y no cuestionado por nadie, el pueblo palestino. Si es así, ¿cuál es el problema en reconocer al estado del otro pueblo? Aunque, ¿quién es ese pueblo?

Ahí está el problema. Los palestinos se niegan a reconocer al Estado-nación de los judíos ya que descartan la existencia de esa nacionalidad étnica. Los palestinos reconocen a la fe judía, pero no a la nacionalidad judía (obviamente como forma de negar su derecho a la Tierra de Israel). Los pueblos tienen un derecho autodeterminación y a un territorio propio, pero no así las religiones. Lo que podemos deducir de esta negativa a reconocer al Estado de Israel como el Estado-nación judío es que eso implica su deseo de continuar con el conflicto (hasta obtener sus objetivos máximos). Esto nos demuestra la incapacidad de los palestinos a aceptar el hecho de que no habrá derecho de retorno al Estado de Israel, pues de lo contrario eso provocaría su final como un Estado judío.

La afirmación, que es abrazada a la vez por la izquierda israelí no sionista y por los palestinos, es que el Estado de Israel pertenece a sus ciudadanos judíos y árabes por igual, y ese es “el pueblo” que los palestinos quieren reconocer. Pero, ¿pueden definirse los ciudadanos judíos y árabes del Estado de Israel como un solo pueblo, o como una sola nación compartiendo valores comunes, una cultura común, unos sueños y aspiraciones comunes?

Los ciudadanos árabes de Israel se definen como palestinos. Ellos en general se sienten parte de la gran nación árabe. Esta es la razón por la que dicha minoría nacional no está dispuesta a servir mayoritariamente en las fuerzas armadas o realizar el servicio nacional. Por otro lado, nosotros los judíos israelíes nos sentimos mucho más cercanos de nuestros hermanos en la Diáspora. Su destino es nuestro destino. Podemos parecer paranoicos a algunos, pero a veces incluso los paranoicos tienen razón. Después de todo,  hace tan sólo 70 años se intento aniquilarnos como pueblo. Al igual que los rinocerontes, nosotros los judíos también necesitamos  una reserva o territorio natural. Nosotros también merecemos sobrevivir.

Aquellos que buscan promover una solución basada en dos Estados para dos pueblos también deberían aceptar el hecho de que incluso el pueblo judío tiene derecho a su autodeterminación y a su propio estado.

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