Tuesday, May 27, 2014

Israel no es una salsa de tomate y otros pensamientos sobre su 66 aniversario - Shmuel Rosner - Jewish Journal



Perdido entre batallas de importancia minúscula, rodeado por el ruido constante de las noticias del día, sumida en los debates sobre política, políticos y el simbolismo, a menudo nos olvidamos de lo afortunados que somos. Qué suerte tenemos de formar parte de una generación que puede luchar por todo esto o por la política de un Estado judío. Qué suerte tenemos de celebrar un Día de la Independencia de un Estado judío. Qué suerte tenemos de celebrar el 66 aniversario del Día de la Independencia.

¿Qué hay de especial en este 66 cumpleaños, podrían preguntarse?

La respuesta sería que nada. Nada hay de especial en este 66 aniversario, y eso es especialmente lo que hay de especial. Es mucho más agradable celebrar la rutina del día de la Independencia. Otro año, otro día más.
Ya no estamos instalados en el temor, tal como debe ser, por el hecho de que existe un Estado judío en la Tierra de Israel. Ya no vivimos en el temor, tal como debe ser, por el hecho de que sobrevivimos, prosperamos, y bueno, alcanzamos edades provectas. No tenemos nada único que decir sobre este año 66: Israel no está marcando un hito, ni está cruzando un umbral. Hace un par de años, cuando Israel cumplió su 50 aniversario, y luego, de nuevo, cuando cumplió los 60, tuvimos que sufrir una serie de artículos con el leiv motiv de "¿vamos a llegar a celebrar los 100 años?”. La celebración de este 66 aniversario aún no es una respuesta a esa pregunta, y el próximo 67 aniversario, si no hay una catástrofe esperando al país, tampoco no nos proporcionará una respuesta a esa pregunta, ni tampoco los 68 o 69. Por supuesto, cuando Israel llegue a su 70 aniversario, y luego, cuando este próximo a los 75, es probable que sea sometido a una nueva ronda de dichos artículos. Pero en algún momento, tal vez en el 113 aniversario, la discusión sobre "el futuro" de Israel se haya convertido en vieja. Uno espera que lo haga.

Sé que no es algo sencillo y muy maravilloso tener esta sensación de rutina en el Día de la Independencia, una rutina que tampoco es ignorante de los muchos problemas a los que se enfrenta Israel, pero también está lejos de ser un preocupación histérica sobre sus perspectivas de futuro.

Por supuesto, también hay buenas razones para preocuparse por el futuro de Israel, y los israelíes están justificadamente preocupados. A la edad madura de 66 años, sin embargo, la proporción y la perspectiva deben estar en su lugar: El hecho de que la última ronda de conversaciones entre israelíes y palestinos no fuera exitosa no supone ni supondrá el "fin del sionismo", como algunos expertos han afirmado. El hecho de que Israel tenga una creciente población ultra-ortodoxa no es razón para que esas típicas predicciones del fin del mundo (por una vez, porque los haredis no son los enemigos de Israel, y también porque la sociedad haredi puede acoplarse, y también porque las tendencias pueden revertir). El hecho de que aún no hayamos encontrado una exacta y acordada definición de lo que significa "judío y democrático", tampoco es una señal de que Israel no sea "judío" o "democrático", tal como algunos israelíes parecen quejarse por ciertas esquinas. El hecho de que J Street no fuera aceptado en la Conferencia de Presidentes de organizaciones judías americanas no supone el fin del apoyo judío estadounidense a Israel, tal como algunos estadounidenses han amenazado.

Ciertamente, el Israel del mañana no puede ser el Israel de ayer, para bien y para mal. Sin duda, algunos de los ciudadanos y de los partidarios de Israel pueden no estar satisfechos con las alteraciones que asoman en su carácter. De hecho, hay muchas cosas con las que no estoy del todo satisfecho. Mala suerte: hay personas que no estaban satisfechas con las características anteriores de Israel, y tenían que vivir con ellas, y lucharon por su orden del día, y los que ahora no se muestran satisfechos tienen las mismas decisiones a la vista. Por supuesto, también podrían abandonar Israel. Si lo hacen, no solamente sería una derrota para Israel, sino también la suya propia.

Me vi obligado a pensar en este tema cuando estuve leyendo un artículo del profesor Yochai Bankler en The New Republic. Él es, sin duda, uno de esos inteligentes israelíes que se han hecho una carrera por sí mismos en el extranjero. Su artículo criticaba la decisión de no aceptar a J Street por la Conferencia Presidentes, ese tipo de críticas que ya hemos escuchado antes y que es sin duda razonable. Hay razones para excluir a J Street y hay razones para incluir a J Street, buenas razones en ambos casos. Bankler cree que las razones para su inclusión son más poderosas, y las expone. Él no se molesta en exponer también las razones para no incluir a J Street, ya sea porque no entiende que existan tales razones, o porque no piensa que merezcan ser escuchadas, o bien porque no tiene espacio para exponer todo y prefirió no incluir esos argumentos que no son compatibles, o contradicen, su propia creencia.

Podría escribir nuevamente sobre la saga de J Street en los próximos días , pero hoy en día – en el Día del Recuerdo y la víspera del Día de la Independencia - mi interés por el artículo de Bankler no es debido al voto negativo a J Street, sino más bien debido al contenido de un párrafo:
"una comunidad judía estadounidense que apoye a Israel , incluso si opta en última instancia por perder su carácter democrático y no su carácter judío, perdería a las próximas generaciones de judíos americanos, que simplemente se darían la vuelta y se alejarían asqueados de un estado que representa a un judaísmo que no puede ajustarse con el resto de su identidad" .
Por supuesto, este no es mi primer encuentro con la amenaza de "alejarse asqueados" de Israel. De vez en cuando escuchamos este tipo de amenazas cada vez que Israel decide una política que no es del agrado de esta especie de “cruzados de Paz Ahora”, o de los extremistas de la “Gran y Santa Tierra de Israel”. Y siempre me maravilla: ¿a dónde irán estos judíos asqueados cuando "se alejen" del único Estado judío?

Israel no es un producto para el que exista un sustituto. No se puede eliminar esta salsa de tomate, y escoger otra marca, o incluso tomar mostaza en su lugar (lo siento, estaba viendo un episodio de Mad Men). No hay sustituto para Israel en estos momentos, por lo que su abandono significa apartarse de tener una expresión política nacional judía. Alejarse sería posiblemente una gran pérdida para Israel si pierde a valiosos partidarios, pero no lo será menos, de hecho será mucho más, para quien decide abandonarlo. En otras palabras, la amenaza no es exactamente una amenaza. Bankler nos advierte - bueno, ni siquiera estoy seguro de en qué dirección envía su advertencia - que los judíos estadounidenses podrían terminar cortándose su propia nariz para así castigar a su cara.

Estoy bastante seguro de que Israel no está siguiendo el guión de Bankler, de hecho, para ser justos, incluso Bankler es lo suficientemente cuidadoso para decir que Israel tendría la posibilidad de salvarse del horror que tiene en mente (en pocas palabras: un Estado ortodoxo antidemocrático). Yo tampoco creo que el posible abandono y rechazo que prescribe Bankler sea bueno para la salud y el bienestar de uno, y por lo tanto no creo que los judíos estadounidenses vayan a seguir este guión.

Por lo tanto, este tipo de amenazas desencadenadas por un tema tan poco importante como un voto - defectuoso o no – sobre la aceptación en tal o cual organización, acerca de esta o aquella mesa, son, por supuesto, exageradas y fuera de lugar. Pero también son el resultado inevitable del milagro israelí convertido en rutina. Son la consecuencia inevitable de convertirse en lo suficientemente fuerte como para soportar este tipo de amenazas, y otras más graves. Esto quiere decir que a los 66 años, es probable que sea el momento de celebrar la rutina de la Independencia y de aceptar con calma su lado negativo.

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