Sunday, June 08, 2014

Los nuevos ciberguerreros de Israel: los haredim - Christa Case Bryant - CSMonitor



En un campus situado en una colina en Jerusalén, 16 jóvenes ultra-ortodoxos se reúnen cada tarde para un entrenamiento intensivo para defender a Israel en el nuevo frente de batalla: el dominio cibernético.

Estos hombres están más acostumbrados a permanecer encorvados estudiando el Talmud y la ley judía, que es el centro de su vida, que pendientes de los ordenadores. Pero en medio de los esfuerzos para conseguir que la creciente población ultra-ortodoxa de Israel ayude a "compartir la carga" de la protección del país y de su prosperidad económica, estos jóvenes están siendo preparados por períodos de dos años como ciberdefensores por las Fuerzas de Defensa de Israel, uno de las fuerzas cibérneticas de seguridad más avanzada del mundo.

A través de un programa conocido como yeshiva hesder, estos jóvenes pasan sus horas diurnas estudiando detenidamente los textos religiosos y participando en vigorosos debates teológicos - la piedra angular de la educación, a menudo perenne, de un hombre haredi -. Pero por las noches, aplican sus habilidades para un pensamiento crítico a las 1.000 horas de formación cibernática requeridas como preparación para el servicio militar.

Esta es la primera iniciativa de este tipo para los hombres ultra-ortodoxos, que han evitado tradicionalmente tanto el servicio militar como los empleos tradicionales en favor de la educación religiosa. Aunque modesto, el programa está creciendo rápidamente y existen esfuerzos paralelos más amplios para integrar a la floreciente generación ultra-ortodoxa o haredi, tanto en el ejército como en los puestos laborales, muchos de ellos ligados a empresas de alta tecnología, una de las mayores áreas de crecimiento de Israel y en otras actividades más sencillas, para que así puedan mantener a sus grandes familias con una mano de obra poco calificada.

"Este año, después de esfuerzos masivos ... empezamos con ocho chicos", nos dice el rabino Karmi Gross, quien trabajó con el ejército para establecer el programa que se encuentra en el campus de Machon Lev de Jerusalén.

Dice que su sueño era hacer crecer el programa hasta unos 12 estudiantes a finales de este año, y 20 en el segundo año. Pero hoy ya tienen en el programa a 16, y la matrícula total está en camino de llegar hasta a unos 50 estudiantes el próximo año. (Su participación sigue siendo muy sensible dentro de su comunidad, sin embargo, por lo que su monitor no les permitió hablar con los estudiantes).

La participación haredi también está incrementándose en los programas académicos, incluyendo a las mejores escuelas tecnológicas como la Technion; en el ejército, donde el 90% de los haredim en la Fuerza Aérea sirven en puestos de trabajo de alta tecnología; y en las start-up, donde recientemente el gobierno anunció un nuevo programa para facilitar la financiación en un 85% de las empresas de alta tecnología de emprendedores haredi.

Muchos ven en la integración de los haredim como un triunfo de partida doble, tanto para esa comunidad de rápido crecimiento como para Israel en su conjunto, que necesita de su mano de obra.

"Esto no es sólo una visita social, esta es una oportunidad económica", nos dice Erel Margalit, fundador de Jerusalem Venture Partners (JVP), una de las start-up de mayor éxito de Israel, y miembro del parlamento israelí, donde preside el lobby para la integración de los haredi en la fuerza laboral.

Mr. Margalit nos dice que fueron en realidad las mujeres haredi las que primero entraron en el mundo de alta tecnología de Israel. Ese campo es ideal para las mujeres haredi, que a menudo tienen un máximo de siete a 10 hijos, y que sirven como sostén económico de la familia mientras que sus maridos estudian. Altos salarios les permiten ganar más en menos horas, y la facilidad de trabajar a distancia desde un ordenador portátil les permite a estas madres tener más flexibilidad.

Tomen el caso de Racheli Ganot. En 2007 fundó su propia compañía de semiconductores, Rachip, y en la actualidad emplea a 100 ingenieros, todos ellos mujeres. La demanda es alta, pues en los últimos dos meses la señora Ganot dice haber contratado a ocho nuevas ingenieros de alrededor de 100 solicitantes.

"Ahora, el cambio drástico proviene de los hombres al entrar en el sector", nos dice Margalit. En los últimos cinco años, la tasa de ocupación en general entre los hombres haredi ha saltado del 38 al 44,5%, siendo la tasa de empleo de la corriente principal de la población israelí del 81%.
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Ese repunte ha sido posible en parte por la introducción de nuevos programas académicos para los haredim. Ellos les ayudan a llenar sus vacíos educativos en matemáticas, ciencias e inglés, que son una enseñanza secundaria dentro del saber religioso que se práctica en la mayoría de las escuelas ultra-ortodoxos, y también ofrecen capacitación tecnológica.

El Technion, la principal universidad tecnológica de Israel, ha creado un centro pre-universitario para los haredim que ocupan alrededor de 120 estudiantes. Esperan llegar a 200 el próximo año. Dan Zilberstein, decano del centro pre-universitario, hace hincapié en que el cultivo de los estudiantes haredi es un tema crítico para la universidad y para el futuro del país.

En el 2025, se estima que el 45% de los estudiantes secundarios judíos sean haredim, y para el 2050 se espera que un 40% de la población total de Israel sea haredi.

"Yo no tengo que decirte lo que esto significa para el país, especialmente para su sector militar y tecnológico", nos cuenta el profesor Zilberstein. "Tenemos que asegurarnos de que tenemos suficientes estudiantes, por un lado, y que contribuimos como lo hemos hecho a lo largo de 66 años de existencia de Israel proporcionando a los ingenieros de alto nivel".

Por mantenerse al margen de los militares, los ultra-ortodoxos, que como una pequeña minoría que eran en los primeros días de Israel se les concedió una exención al servicio militar, no se han beneficiado de la experiencia del trabajo práctico y de las redes educativas que ofrece el servicio militar.

Pero los esfuerzos incipientes para integrarles no han parado de crecer. En la élite de la Fuerza Aérea, desde hace seis años, el alistamiento haredi casi se ha triplicado, de 120 a 300. Alrededor del 90% sirve en puestos de alta tecnología, muy populares, en parte, debido a que pueden acomodar su necesidad a ciertas condiciones, como la segregación de género.

"Hay una gran demanda de estos soldados ultra-ortodoxos", dice el capitán Natan Hanina, uno de los fundadores del programa, que dice que traen una madurez y una vocación única de servicio.

Cada vez más, el gobierno israelí está tratando de aprovechar el talento para la alta tecnología de los haredi para alimentar lo que se ha denominado como la "Nación Start-Up", es decir, la descomunal capacidad de Israel para crear nuevas empresas de alta tecnología, muchas de los cuales son adquiridas por multinacionales.

A principios de este mes, Avi Hasson, el jefe científico del Ministerio de Industria, Comercio y Trabajo, ha anunciado dos nuevos programas destinados a los emprendedores haredi y árabes israelíes. El primero sirve para que los futuros emprendedores desarrollen un plan de negocios mediante la financiación de un 75% de las 200 horas de consultoría, así como el 75% de los estudios de mercado. El segundo proporciona el 85% de los costos de investigación y de desarrollo - muy por encima de la financiación habitual del 50% - de hasta 2 millones de shekels ($ 575.000), para los nuevos empresarios que cumplen con los criterios del estado.

"Ahora tenemos necesidad de pensar y mirar cuáles serán los próximos retos de la Nación Start-up. Y este es uno de los más importantes: ¿cómo llevar a estos dos sectores hacia la comunidad de la alta tecnología?", nos dijo Hasson en la entrevista, destacando tanto los beneficios sociales como los económicos. "Si se puede hacer bien y hacer el bien a la vez... pienso que es muy simple, es lo que deberíamos estar haciendo".

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