Sunday, August 31, 2014

El estancamiento y la izquierda quejumbrosa - Sever Plocker - Ynet



Tan pronto como terminaron los combates en la Operación Margen Protector, las preguntas comenzaron. Aquí están dos de mías:

¿Qué es la victoria?

"Hamas", dijo el primer ministro Benjamin Netanyahu en una conferencia de prensa para resumir la operación Margen Protector, "tuvo que aceptar un alto el fuego sin haberse aceptado ni una sola de sus demandas". Netanyahu presentó esta situación como una victoria, o al menos como un logro.

Hasta entonces ellos parecían enojados - Netanyahu, el ministro de Defensa y jefe del IDF - por el hecho de que su presentación de la realidad no hubiera convencido a la opinión pública de que Israel había obtenido una victoria masiva. ¿Así que cómo podrían convencerla? La opinión pública estaba esperando oír del primer ministro la siguiente declaración: "Hamas se vio obligado a aceptar la mayor parte de nuestras demandas para que Israel aceptara un cese del fuego". Entonces el ministro de Defensa se apresuró a explicar: "Acordamos un alto el fuego sólo después de que Hamas aceptara nuestras demandas principales". Pero Netanyahu y Ya'alon no querían mentir. Ellos formularon cuidadosamente sus discursos para reflejar con precisión el resultado de la guerra, que se puede resumir en tres palabras: "Ellos no ganaron".

La operación Margen Protector, de acuerdo con la mayoría de los ministros del gabinete, había sido desde el principio una operación cuyo objetivo era llegar pronto a su fin. Pero esto sólo se logró después de 50 días de combates.

La opinión pública israelí, al parecer erróneamente, pensaba que la operación Margen Protector tenía diferentes objetivos: como por ejemplo la eliminación de un régimen fanático y terrorista en Gaza cuya cosmovisión subyacente era su compromiso con la destrucción de Israel; o por ejemplo la desmilitarización y la reconstrucción de Gaza; o por ejemplo establecer las bases para un importante avance diplomático sin Hamas. Ahora resulta que esto era una mera fantasía. El gobierno se apresuró a regresar a su cómodo estancamiento y a su pacífica impotencia.

Los previos conflictos militares de Israel se han caracterizado por la presión internacional para un cese el fuego. Esta vez, la presión estaba sobre el enemigo, sobre Hamas, que había emitido sus demandas para abandonar las armas. Pero la presión funcionó, y Hamas acordó poner fin al fuego "sin logros significativos". Sus dirigentes no recibieron a cambio las promesas de un puerto marítimo en Gaza, ni la oportunidad de participar en el reality show de Big Brother. Ellos, así pues, perdieron.

 ¿Qué es la izquierda?

Los acontecimientos de los últimos dos meses han supuesto un reto para la izquierda de Israel; un reto del tipo descrito por el poeta alemán Bertolt Brecht en su obra "El incrédulo":

Cada vez que parece
que hemos encontrado la respuesta a una pregunta,
uno de nosotros se enrolla con la cadena del viejo
pergamino chino situado en la pared, por lo que cae al suelo y
nos revela al hombre en el banco que
tanto duda.

La duda tiene que ser una de las características que definan el pensamiento de la izquierda, en oposición a la visión conservadora de la derecha. Se espera que la izquierda vacile, dude, critique tanto la realidad como a sí misma, para renovarse, para revitalizarse y para resistir a todas las formas de incitación, no sólo racial, sino también de clase.

De acuerdo con estos criterios, la izquierda israelí "se ha perdido" durante la operación Margen Protector. En lugar de viajar a las comunidades del sur ofreciendo su asistencia, y demostrando su cariñosa presencia, la izquierda fue a manifestarse - como de costumbre - a la Plaza Rabin en Tel Aviv. En lugar de comenzar un diálogo con los cientos de miles de israelíes del centro y de la derecha moderada que han perdido su camino y su confianza, la izquierda se retiró y se cocinó en su propio jugo.

En vez de examinar los profundos cambios habidos en el mapa del Oriente Medio, la izquierda ha seguido adherida a los ideales de la izquierda de los días de antaño, a pesar de que se han convertido en totalmente irrelevantes.

Una conferencia de izquierdistas en la Universidad de Tel Aviv tenía el extraño título de "¿Cómo pensar acerca de la guerra?". La conferencia realizó, entre otras cosas, un análisis académico de los discursos oficiales del IDF y de las pancartas de apoyo al IDF, un ejemplo de cómo su preferencia radica en reflexionar sobre los discursos en vez de sobre la realidad.

Aunque también  hubo gente dentro de la izquierda que escapó a sus propios confines: como el escritor AB Yehoshua, que recomendó abrir un diálogo con Hamas; o como Amos Oz, que con su apasionada elegancia literaria defendió el derecho de Israel a devolver el fuego, y como el presidente del partido Laborista Yitzhak Herzog, quien luchó por liberarse de los clichés de su partido. Pero representaban a una minoría, la mayor parte de la izquierda no pasó la pregunta de la prueba que les planteaba el poema de Brecht.

Siempre por encima de todo: cómo actuar
si se cree en lo que se dice

En vez de atreverse a elaborar soluciones innovadoras, la izquierda israelí se ocupó principalmente de lloriquear pensando en si misma durante la operación Margen Protector.

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