Sunday, September 07, 2014

Esos pretenciosos europeos y los frutos de sus estúpidas políticas de inmigración y de su multiculturalismo políticamente correcto



Delante de discotecas y bares. Patrullando entre las terrazas de verano. En las piscinas públicas y a la puerta de instalaciones deportivas. Una brigada parapolicial mantiene a raya a los jóvenes musulmanes de Wuppertal y se encarga de que la 'sharia' se cumpla a rajatabla en las calles de esta ciudad alemana. Nada de alcohol, nada de drogas, nada de juegos de azar. Ni tabaco, ni música desenfadada. Y por supuesto nada de prostitución.

"Quieren apartar a los jóvenes del pecado. Si una chica de familia musulmana camina por la calle sin estar suficientemente cubierta la insultan y la mandan a casa. Si ven a un musulmán tomando una cerveza en una terraza lo abroncan públicamente. Usan modales muy agresivos y nadie en la calle se atreve a plantarles cara", denuncia el delegado de Integración de la ciudad, Jürgen Lemmer.

Los miembros de esta 'patrulla' moral islámica visten de negro y llevan puestos chalecos reflectantes en cuya espalda puede leerse "policía de la 'sharia'". Centran su actividad en las calles donde abunda la población musulmana y han creado zonas bajo control de la 'sharia' en ésta y otras ciudades, en las que reparten octavillas prometiendo "limpiar" la "sórdida" vida de barrios como el que rodea la estación central de Wuppertal. Sólo en esta ciudad, las autoridades alemanas calculan que hay unos 1.800 salafistas radicales.

Tras este movimiento está el predicador salafista Sven Lau, un ex bombero alemán convertido al islam suní bajo influencia del imán radical Pierre Vogel y al que la policía alemana considera responsable del reclutamiento de jóvenes para enviar a Siria como combatientes.

Tras unos primeros días de desconcierto en el Ministerio del Interior, 11 miembros de estos grupos de guardianes de la moral musulmana han sido imputados por violación de la ley que garantiza la libertad de reunión, pero no han podido ser detenidos y, desafiando a las autoridades, han vuelto a las calles.

El ministro alemán de Interior, Thomas de Maiziére, no está dispuesto a quedarse de brazos cruzados y ya ha anunciado que estudia las posibilidades legales de prohibir al grupo que, al no estar constituido como asociación ni como organización es susceptible de ser objeto de prohibición.

"Buscaremos la vía legal adecuada. Nadie puede arrogarse el derecho de abusar del buen nombre de la policía alemana", ha dicho el ministro en declaraciones al diario 'Bild'. "No se puede tolerar la imposición de la 'sharia' en suelo alemán".

La gran coalición de gobierno de Berlín está de acuerdo en la necesidad de erradicar esos grupos, que en las últimas semanas han surgido como setas en barrios musulmanes. El presidente del grupo parlamentario de la CDU de Merkel, Volker Kauder, ha recordado que "en Alemania rige la ley alemana y no la 'sharia'", mientras que el ministro alemán de Justicia, el socialdemócrata Heiko Maas, ha dejado claro que "sólo el Estado alemán es responsable del cumplimiento del derecho y la ley y no una autodenominada policía de la 'sharia'. No toleraremos una Justicia paralela ilegal".

En una primera redada, 11 de los componentes del grupo de Wuppertal, todos de entre 19 y 33 años, han sido identificados por la policía local y les fueron confiscados los chalecos. Un portavoz de la Fiscalía de Wuppertal ha precisado que ahora se investigan los posibles actos de coacción para añadirlos al sumario.



Unos 1.400 menores sufrieron abusos sexuales durante 16 años en una localidad de South Yorkshire (norte de Inglaterra), desde 1997 hasta 2013, a menudo ante la inacción de las autoridades, según un informe divulgado este martes.

El documento fue elaborado por encargo del ayuntamiento de Rotterham, después de que cinco hombres de origen paquistaní fuesen encarcelados en 2010 por explotación sexual de niñas, y señala múltiples fallos de la policía, las autoridades municipales y las agencias de protección de menores.

Según ese informe, niñas de solo once años fueron violadas por varias personas a la vez, mientras otros menores fueron secuestrados, golpeados y llevados a otras ciudades de Inglaterra durante esos 16 años.

Algunos niños fueron amenazados con pistolas, rociados con gasolina y obligados a asistir a violaciones, de acuerdo con el documento, que achaca la mayoría de los delitos a redes paquistaníes de explotación sexual que actuaban en Rotterham y en otras localidades del norte de Inglaterra.

"Es duro describir la naturaleza aterradora de los abusos que esos menores sufrieron", indicó en la presentación del documento su autora, Alexis Jay, una antigua trabajadora social. Según Jay, muchas de las pruebas que se presentaron a la policía y las autoridades municipales desde 1997 en Rotterham fueron pasadas por alto y no se tuvieron en cuenta.

"Si todas las autoridades implicadas hubieran estado menos preocupadas por sus propias agendas y sus prejuicios, y se hubieran centrado en el bienestar de los niños, muchos de esos menores no habrían sufrido los abusos y la brutalidad de lo que estamos oyendo", apuntó.

Según la autora del informe, el acoso y los abusos a los menores fueron durante años un problema en esa localidad. "Gran parte del personal habló de su nerviosismo al identificar el origen étnico de los culpables por temor a ser tomados como racistas, mientras otros hablaron de que sus jefes les dejaron claro que no lo hicieran", apunta el documento.

Niñas de solo once años fueron violadas por varias personas a la vez, mientras otros menores fueron secuestrados, golpeados y llevados a otras ciudades de Inglaterra durante esos 16 años. Algunos niños fueron amenazados con pistolas, rociados con gasolina y obligados a asistir a violaciones de acuerdo con el documento. Las víctimas incluyen sobretodo a niñas y a un pequeño número de niños, e indica que casi todos los autores de los delitos provenían de redes paquistaníes de explotación sexual que actuaban en Rotherham y en otras localidades del norte de Inglaterra.

La autora del documento, Alexis Jay, una antigua trabajadora social, indicó ayer que muchas de las pruebas que se presentaron a la policía y las autoridades municipales desde 1997 en Rotherham fueron pasadas por alto y no se tuvieron en cuenta.

Al menos un tercio de los abusos sufridos por esos 1.400 niños eran conocidos por las agencias de protección de menores, según el documento.


PD. Mientras tanto, ahora demuestran su gran preocupación por el regreso de los yihadistas europeos adeptos al internacionalismo yihadista sunnita y por la expansión del Estado Islámico. Menudo atajo de hipócritas irresponsables.

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