Saturday, September 06, 2014

Tayibe, una ciudad árabe israelí combate la violencia armada - Doron Peskin - Al Monitor


Me ha interesado especialmente este artículo porque muestra bastante claramente la estructura de poder local - los clanes - que rige en las aldeas, pueblos y ciudades del área árabe de Israel.  
He de señalar que soy un decidido partidario de que estas poblaciones casi exclusivamente árabes situadas en la zona del Triangulo pasen a formar parte del futuro Estado palestino - a fin de cuentas, su población se manifiesta mayoritariamente nacionalista palestina, aunque no parece refrendar dicha solución porque no se fía demasiado de que su "patriotismo palestino y árabe" sea tan beneficioso en Palestina como lo es en Israel -,  una idea que por cierto antes defendía la izquierda israelí - ahora silenciosa ante esta sugerencia suya - y que ahora defiende de manera sumamente populista Lieberman. 
El 11 de Agosto, este mismo periodista escribía un sorprendente por tendencioso artículo titulado "Lieberman pide un boicot económico a los árabes de Israel". El titular solamente tenía de razonable el hecho de que Lieberman, en efecto, y como consecuencia de sus ideas y la guerra en Gaza, solicitó dicho boicot en su página de Facebook. 
Pero dicho artículo, aparte del titular, no se basaba en las acciones de Lieberman, sino en las quejas de ciertos sectores del empresariado árabe de estas zonas árabes del Triangulo (manifiestamente identificadas con el nacionalismo palestino) por el "abandono" de sus clientes mayoritariamente judíos.
Lo más sorprendente es que al inicio del artículo se hacía mención de varios casos muy llamativos de violencia anti-judía en dichas zonas, lo cual formaba parte de la resaca producida por el asesinato de los tres adolescentes judíos de yeshiva, y las manifestaciones y violencias anti-árabes que se generaron en Jerusalén - . Muy singularmente, esos empresarios árabes - y el propio periodista - que tanto se quejaban del "abandono o supuesto boicot" de sus negocios por sus mayoritarios clientes judíos, no parecían valorar lo suficientemente como posibles causantes de dicho "boicot" a la violencia anti-judía existente en su área, ni la pésima impresión que causaban sus líderes y diputados árabes entre la población judía, todo lo cual no ayudaba precisamente a sus negocios. 
En definitiva, y como se demuestra en este artículo, muy poca autocrítica - la denuncia de la estructura de poder local gobernada por los clanes - y el oportuno chivo expiatorio: la policía israelí
La ciudad de Tayibe todavía se tambaleaba por el asesinato del director de la escuela Amal Yussuf Haj Yihya, aproximadamente una semana antes del final de las vacaciones de verano el 25 de agosto. Su asesinato en las instalaciones de la escuela, durante una reunión con los maestros, consternó a muchos en Tayibe, a pesar de su reputación de ciudad plagada de violencia y de crimen.

Esta semana, también sobre dicho asesinato, es de lo único de lo que se habla. Como en otros casos se ha impuesto un apagón por parte de la policía, pero en los cafés de la ciudad la gente comenta las suposiciones y los rumores relacionados con el caso. La mayor preocupación es que las escuelas de la ciudad ya no estén fuera del alcance de los delincuentes.

"Este asesinato es inconcebible", dice un joven del clan Haj Yihya. "Es triste, pero nos hemos acostumbrado a esto. El asesinato de un educador dentro de una escuela muestra la magnitud del peligro al que todos nos enfrentamos en todas las partes de la ciudad".

"¿Cuándo vamos a tener aquí el derecho básico de poder pasear y vivir en paz y seguridad?", me dice una residente de Tayibe y madre de dos niños en edad escolar. "Ahora, la violencia ha llegado a la escuela a la que enviamos a nuestros hijos todos los días".

La víctima era una figura muy conocida en la ciudad, un miembro de uno de las dos grandes clanes de Tayibe (el primer clan es el Massarwe). Su hermano, Rafik Haj Yahia, fue miembro del partido Laborista en la Knesset y fue elegido dos veces para alcalde de Tayibe. Murió repentinamente en el 2000 y Yussuf se convirtió en la figura dominante y respetada del clan, e incluso fue su candidato a la alcaldía.

Tayibe ha sufrido por años la violencia en sus calles y una delincuencia generalizada. El asesinato, la extorsión de las empresas, las drogas y el contrabando de armas son sólo una pequeña parte de la rutina diaria en una población de 40.000 personas. La estación de policía en la entrada de la ciudad no disuade a los delincuentes. La semana pasada, el 29 de agosto, un joven del clan Haj Yihya fue asesinado cerca de la estación, y en este caso, también, la policía no parece tener pistas.

La mayoría de los incidentes en las calles de Tayibe se atribuyen a las luchas por el poder y el control de la ciudad entre los clanes locales, y el resto proviene de elementos criminales que han echado raíces en la ciudad en los últimos años. La increíble facilidad con que las armas pueden acabar en manos de las pandillas imponen temor entre los residentes de la ciudad.

Varias personas de Tayibe, que pidieron que sus nombres no fueran utilizados, señalaron que las cafeterías que funcionan dentro de los terrenos de la escuela representan una gran atracción para los delincuentes y, posiblemente, promueven la generación de la violencia.

En un debate en octubre del 2010 en el Comité de la Knesset sobre la Educación, el miembro de la Knesset Alex Miller dijo que cada escuela de Tayibe tenía una cafetería, pero no un gimnasio. El cínico comentario de Miller describía un sistema que se ha enquistado en el gobierno local en las últimas dos décadas, con el permiso del ministerio de Educación: Las escuelas pueden aumentar sus ingresos mediante la emisión de ofertas para la explotación de las cafeterías en sus jardines. Además del aspecto económico-empresarial, hay una consideración igualmente importante, que es la protección de los estudiantes de proveedores externos no homologados que solían venir a las escuelas y vender sus mercancías.

Y por lo tanto, la apertura de las cafeterías de las escuelas a través de licitaciones, con el permiso del ministerio de Educación, se ha convertido en especialmente atractiva. En Tayibe, el municipio emitió tales ofertas hace apenas un año, y de acuerdo a los residentes, algunos de los que pujarán no estaban en el negocio de la alimentación.

Al-Monitor se ha encontrado con un negocio que produce decenas de miles de shekels - y hasta 100.000 shekels israelíes (28.000$) en un mes -, con una relativamente pequeña inversión de tiempo y capital. Cuando los responsables de las cafeterías no alcanzan su objetivo en lo referente a sus ingresos, o bien quieren aumentarlos, adoptan diversos medios, como el aumento de los precios y la venta de artículos prohibidos (bebidas energéticas, por ejemplo). La influencia de un director de escuela en un propietario de una cafetería es limitada, y muchos en Tayibe prefieren hacer la vista gorda para no entrar en conflicto con los propietarios.

El ministerio de Educación no esperaba que la institucionalización de esta industria pudiera tener el efecto contrario y generar fuertes impulsos en los sectores de la educación judía y árabe. Una lectura atenta de los medios de comunicación hebreos de los últimos años revela al menos dos incidentes extremos, incluso criminales, relacionados con el funcionamiento de los comedores escolares en el sector árabe.

Hace casi un año, en noviembre de 2013, la cafetería de la escuela primaria Hussein Yassin en el pueblo árabe de Galilea, Arabeh, fue incendiada. El daño en el lugar se estimó en 30.000 shekels israelíes (8.500 dólares). Varios días después, la policía arrestó a un joven bajo la sospecha de haber provocado un incendio intencional derivado de una disputa de negocios con el propietario.

Antes de eso, en febrero de 2006, Alí ​​Amar, el director de la escuela Ibn Rushed en la ciudad de Kfar Qassem, en la zona del triángulo árabe, fue disparado y herido por el operador de una cafetería por una disputa que estalló entre los dos.

Hoy en día, los padres en Tayibe se preguntan si las bandas criminales de la ciudad verán las escuelas como su terreno para los negocios, y al hacerlo, pondrán en peligro a los estudiantes.

En Tayibe, que durante años ha estado funcionando sobre la base de un reparto de poder fundamentado en el sistema de clanes, el poder local entendió su potencial para los negocios y las familias gobernantes dispensaron ​​"licencias" a sus amigos y familiares para administras las cafeterías, comprometiéndose a distribuir algunos de sus ingresos a la escuela y al municipio. Las licencias fueron diseñadas para reforzar el apoyo político para los funcionarios electos locales.

Los residentes de Tayibe esperan que la sangre del director no haya sido derramada en vano y que su asesinato se convierta en un punto de inflexión en la oposición a la violencia. Es por eso que miles de residentes participaron en una primera manifestación el 30 de agosto, en protesta contra la violencia y la prevalencia de las armas. Los manifestantes llevaban pancartas donde se leía "Las armas nos están matando", y "A partir de ahora, no nos callaremos por más tiempo". Uno de los funcionarios electos que participaron en las manifestaciones, dijo, "El director fue asesinado dentro de la escuela. ¿Dónde estaban los policías israelíes? Ellos deben limpiar las calles de armas".

Las luchas entre los clanes tienen como objeto en su mayoría la lucha por el dinero y el control de sus fuentes, y esa es la principal razón del colapso administrativo-económico del municipio de Tayibe. Los recursos de la ciudad se dispensaron en los últimos años para beneficiar a la clientela de los clanes y no para el bien público, y el Contralor de las cuentas del Estado lo investigó más de una vez. La ciudad ha sido dirigido durante casi ocho años por un consejo nombrado por el ministerio del Interior, pero esto no ha traído a Tayibe ningún alivio.

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