Saturday, February 07, 2015

La "Corrección". El New York Times admite su gran metedura de pata en la llamada “rotura del protocolo” por parte de Bibi - Liel Leibovitz - Tablet



Durante toda esta semana he estado mirando fijamente la "Corrección".

Soy un lector bastante veterano del New York Times, y también un crítico frecuente del diario, pero cuando más contemplaba la "Corrección", más la miraba desafiante, ¿pero qué demonios es esto?

Es posible que ustedes hayan visto lo mismo. Esto venía añadido el 30 de enero a una noticia del día anterior sobre las tensas relaciones entre Netanyahu y el partido demócrata. Aquí está en su totalidad: "Una versión temprana de este artículo exponía erróneamente el momento en que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu había aceptado la invitación del portavoz del Congreso para hablar ante la cámara. En realidad aceptó la invitación después de que la administración Obama hubiera sido informada de dicha invitación, no antes".

La "Corrección", tal como se hacen las correcciones, figuraba en la parte inferior de la historia, pero uno no tiene que ser un veterano con las manos manchadas de tinta para saber que debía incluirse en pleno titular. La historia parecía una novela policíaca, y la "Corrección" demostraba claramente como el NYTimes había acusado al hombre equivocado.

La premisa del NYTimes al publicar su primicia, y la masiva tormenta política y diplomática que la siguió, fue que Bibi había cometido un pecado imperdonable - el término que utilizaron por igual la MSNBC y la Fox fue "sin precedentes" - , al no molestarse siquiera en notificarlo a la Casa Blanca antes de aceptar la invitación del republicano John Boehner a dirigirse al Congreso sobre la cuestión del programa nuclear iraní. Al hacerlo, Bibi no sólo había faltado al respeto al actual ocupante de la Casa Blanca, cuyos funcionarios por cierto habían llamado recientemente a Bibi "cobarde", sino algo mucho más serio, a la propia institución de la Presidencia.

La versión original de los hechos, que según el NYTimes se basaba en las confidencias de altos funcionarios de la Casa Blanca, los más autorizados para afirmar con certeza que Bibi no se había molestado en informar a la Casa Blanca de su visita, se convirtió rápidamente en una sensación. El primer ministro de Israel no solamente había aceptado una invitación para dirigirse al Congreso sobre el programa nuclear iraní, una cuestión sobre la que ha venido insistiendo desde hace años por considerarlo de importancia existencial para su país, sino que al mismo tiempo trababa de impulsar sus propias perspectivas electorales para su reelección, actitud que por cierto han practicado bastantes presidentes de los Estados Unidos, entre ellos Obama, conocidos por usar sus visitas a Israel para fines similares.

Sin embargo, y según se desprendía del NYTimes, el primer ministro de Israel estaba planeando bailar su propio vals en el Congreso como Pedro por su casa, al tiempo que dejaba de lado la institución de la Presidencia, en abierta violación del vigente protocolo diplomático. Los comentaristas de todo el espectro político se unieron en su indignación ante la arrogancia de Bibi y su sorprendente desprecio por las normas constitucionales estadounidenses. Todo el mundo parecía estar de acuerdo en que la relación estadounidense-israelí había alcanzado un nuevo mínimo, y la culpa recaía clara y enteramente en Bibi por su comportamiento grosero y descaradamente partidista.

Solamente ahora, tras la “Correción” del NYTimes, resulta que según este mismo diario la historia que contó no era cierta en absoluto. De hecho, Netanyahu había informado a la Casa Blanca de su visita antes de anunciarla a todo el mundo, un “detalle menor” que significaba que la información original del diario, y todo la indignación que sembró, estaba totalmente equivocada. Y si Bibi había seguido el protocolo estándar y proporcionado a la Casa Blanca la apropiada y diplomática información, como hacía constar ahora la “Correción” del NYTimes de manera clara y inequívoca, eso significaba que habían podido pasar dos cosas: o bien las fuentes de la Casa Blanca del NYTimes estaba lamentablemente desinformadas sobre un asunto clave del protocolo, o bien, y es lo más probable, se habían inventado la historia de una conducta escandalosa de Bibi con el fin de atenuar sus críticas no deseadas a la política sobre Irán de la administración Obama.

Una “Correción” decente habría supuesto publicar un artículo que contemplara por qué el diario había sido mal informado por la Casa Blanca, la cual sacó muchos réditos de esta historia fabricada, y modificar todas las implicaciones de perfidia y mala educación por parte de Bibi que surgieron en el informe original.

Pero bueno, se trata de Bibi, un hombre cuya villanía está tan asumida inherentemente por los redactores, periodistas y lectores del NYTimes, que corregir ese error con algo más que una nota al pie del artículo no valía la pena.

No había pues razón para estropear la narrativa oficial del diario, esa gran historia de "un Israel ignorante que permite que le gobierne gente desabrida y de mal carácter, cada vez más intransigente y sin alma", como se evidencia por su oposición a los intentos de Obama de llegar a un acuerdo nuclear de beneficio mutuo con Irán.

Cuando se trata de Israel, es la única historia que el NYTimes parece saber contar, incluso cuando los hechos se interponen en el camino. Por eso, siempre nos quedará la "Corrección".

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