Thursday, April 23, 2015

Deben leerlo: "Aprender a estar solos. El editor del Wall Street Journal le dice a Israel que ignore al mundo después de la traición de Obama" - Arutz Sheva



En un artículo de opinión en el Wall Street Journal, el ganador del premio Pulitzer y editor del diario, Bret Stephens, argumentó el lunes que debido a las acciones irreversibles del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, los EEUU ya no volverán a estar detrás de Israel nunca más, y que por lo tanto Israel debe aprender a valerse por sí mismo.

En el artículo de opinión titulado "Israel (está) solo", Stephens informaba que en sus recientes conversaciones con altos funcionarios israelíes éstos le han mostrado "una sensación de incredulidad. Ellos no pueden entender qué ha sido de la política exterior estadounidense".

"Ellos no saben cómo cuadrar las promesas de Barack Obama con sus políticas", señaló el periodista, que presenta una breve reseña de cómo Obama está permitiendo a Irán dirigirse hacia la proliferación nuclear y sembrar el terror en el Oriente Medio.

"En una palabra, los israelíes aún no se han dado cuenta de que América ya no es lo que era", escribe Stephens. "Tienen que empezar a pensar en lo que viene después".

Según el periodista, muchos esperan con optimismo el fin de la presidencia de Obama en el 2016. Stephens señala que una encuesta de Gallup de febrero, el 70% de los estadounidenses veían a Israel favorablemente, y agregó que "todos los candidatos presidenciales de ambos partidos profesan una amistad inquebrantable al Estado judío, y los candidatos republicanos en realidad se lo creen cuando lo dicen".

"Sin embargo, es diferente esta vez", comentó hablando del bajo nivel en las relaciones EEUU-Israel que también existió antes, pues según Stephens hay dos principales razones por las que las cosas han cambiado.

La primera razón por la que esta vez es diferente es porque "las abdicaciones sobre el Oriente Medio de la administración Obama son creación de un conjunto de realidades irreversibles para las cuales no hay respuestas preparadas en los Estados Unidos".

"Ahora el presidente Obama nos está llevando más allá del punto de no retorno de un Irán nuclear, y de allí a un Oriente Medio nuclear", escribe Stephens. "Cuando eso suceda, ¿cuántos estadounidenses se mostrarán dispuestos a que su presidente intervenga en un duelo nuclear? Los estadounidenses pueden amar a Israel, pero en parte se debe a que ni un solo soldado estadounidense ha muerto luchando en su nombre".

Tras elaborar este argumento, el editor del WSJ señaló que "Obama no solamente está legando un más peligroso Oriente Medio, sino también un Oriente Medio en el que los próximos presidentes no van a querer inmiscuirse".

Israel, por lo tanto, se queda solo de cara "a miles de misiles de Hezbolá pagados con el alivio de las sanciones a Teherán; del ISIS en los Altos del Golán; con un Irán a salvo, gracias a los misiles rusos, de cualquier concebible ataque israelí", en una clara referencia al sistema de misiles rusos S-300.

La segunda razón por la que las cosas son diferentes ahora "se deriva de la primera", escribe el periodista. "Las rencillas anteriores entre Washington y Jerusalén se basaron principalmente en las distintas percepciones del Oriente Medio. Ahora la cuestión principal es cómo los EEUU se perciben a sí mismos".

"Desde más o menos el final del siglo XX, todos los presidentes de los Estados Unidos destacaron la fuerza tanto a nivel internacional como nacional", y se puede ver como mutuamente contribuyeron a ella.

"Entonces llegó Obama con su mantra de la 'construcción de la nación en casa', y su idea de que una política exterior activa es una amenaza para la democracia social que busca construir", escribe Stephens. "El resultado es un mundo en desorden, y un Israel que, por primera vez en su historia, debe buscar su seguridad con una América que, diga lo que diga, ya nadie podrá asegurar que estará de vuelta, sino que más bien se ensimismará".

"¿Qué se puede hacer ante esto? Al recordar lo que Israel fue capaz de hacer durante los primeros 19 años de su existencia, en otro período donde los EEUU fueron en el mejor de los casos un amigo ambivalente y con frecuencia sospechoso, es fácil comprobar que Israel era por entonces una nación más bien presuntuosa que una nación start-up", mencionando así Stephens un período de tiempo en el que Israel luchó dos guerras por su supervivencia sin recibir ni una sola bala de los EEUU.

Recordando a ese Israel en el momento de su renacimiento, Stephens escribe "que era un Israel que estaba dispuesto a tomar apuestas estratégicas ya que sabía que no podía permitirse el lujo de esperar a los acontecimientos. Tampoco estaba pendiente de la legitimidad internacional como un requisito previo para la acción, ya que también sabía perfectamente lo poco que valía esa legitimidad".

"En aquellos momentos se entendía el valor del territorio y del terreno, sobre todo porque tenía tan poco. Se construyó su poder de disuasión tomando constantemente la iniciativa militar, sin necesidad de construir armas defensivas como la Cúpula de Hierro. No importaba tener que actuar como un profesional independiente en la política exterior, e incluso a veces como un pícaro, cuando las circunstancias lo exigían.  Ese valeroso y pequeño Israel se ganó el respeto del mundo y no le importaba, y mucho menos estaba pendiente, se su aprobación moral".

En conclusión, Stephens da un consejo final a Israel señalando que "tal vez el próximo presidente estadounidense rescate a Israel de tener que aprender nuevamente lo que una vez fue y conoció. No obstante, los israelíes debe ser prudentes y no contar con ello".

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