Sunday, June 14, 2015

¿Boicot a Israel? Sí. ¿Y a Irán, Corea del Norte, Sudán? Nooooo - Times of Israel



Un periodista judío americano ha filmado en secreto a tres minoristas irlandeses que boicotean los productos israelíes pero que no tienen ningún problema a la hora de hacer negocios con Sudán, Irán y Corea del Norte.

El segmento del documental transmitido por la Fox News el jueves pasado muestra como Ami Horowitz habla con los dueños de varios negocios en Irlanda, mientras se hace pasar por un agente de ventas de productos de los países que representa, manifestando aspectos muy incómodos a la hora de ofrecérselos a los minoristas irlandeses. Como de pasada, también les ofrece productos israelíes.

En sus conversaciones, Horowitz enfatiza casi cómicamente los abusos a los derechos humanos de los regímenes que supuestamente representa. Ninguno de sus comentarios suscita ningún tipo de reacción adversa por parte de sus compradores potenciales.

En una conversación con un minorista irlandés de la industria alimentaria, Horowitz le dice representar a un fabricante de chocolate sudanés. Confirmando que no tiene ningún objeción moral a trabajar con empresas de Sudán, donde el gobierno ha sido acusado de genocidio, el minorista le asegura a Horowitz que su firma no trabaja con productos de Israel.

"Oh, esos productos no", le dijo el comerciante que no fue identificado por su nombre, pero cuyo rostro salía en las imágenes, cuando le preguntó si su tienda vendía productos israelíes. "Nosotros tenemos una política pro-palestina".

El mismo minorista permanece imperturbable cuando Horowitz le comenta que Sudán está "bastante conocido por la lapidación de mujeres y de gays, pero es tan grande que la gente va más allá de eso". Además añade que su compañía esta exenta de emplear "herbicidas, pesticidas y judíos".





Otro minorista confirmó que no se opone a la compra de productos de Corea del Norte, un estado totalitario donde se cree que cientos de miles de personas han perecido en los gulags. Preguntado acerca de Israel, el comerciante le contesta: "Nosotros no hacemos ningún negocio con Israel" y señaló un cartel en la puerta que decía "Boicot al apartheid de Israel" y "Zona liberada del apartheid".

Los productos, le dice a Horowitz al minorista, están "hechos por nuestros... trabajadores invitados", con unos subtítulos agregando que se estaba refiriendo a "trabajadores huéspedes". Los productos son "todos hechos a mano, y son todos de carácter artesano... pre-internamiento". Horowitz continua añadiendo que su compañía es "feliz de poder cobrar unos precios tan bajos porque los trabajadores invitados (del gulag) los elaboran, y de paso ustedes pueden ahorrarse un dinero".

Una tercera minorista, a quien Horowitz le comentó que representaba a una granja orgánica de Irán, le dijo: "Tenemos un embargo, no hacemos cualquier tipo de negocio con productos israelíes". Horowitz aprovecha sus palabras y le dice: "Supongo entonces que ustedes también tienen objeciones de carácter político y cultural a la hora de trabajar con productos procedentes de Irán".

Ella entonces le responde: "No, no", y agrega: "Envíenos alguna información acerca de precios y de todo lo que tenga, y la echaremos un vistazo".

Horowitz entonces le dice a la minorista: "Tenemos trabajadores/presos políticos que tienen una de las tasas más bajas de uso de agua del mundo. Estamos muy orgullosos de ello. No hay electricidad, el agua es muy poca, y en realidad nuestros trabajadores consumen muy poco carbono".

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