Sunday, June 14, 2015

El Tikkun Olam no repara el mundo - Dennis Prager - Jewish Journal



Para muchos judíos que se preocupan por el judaísmo la esencia moral del judaísmo, de hecho su propósito final, es el Tikkun Olam, que literalmente significa "reparar el mundo".

Sin embargo, los judíos que utilizan habitualmente este término casi siempre lo adoptan como un sinónimo de adoptar posiciones políticas y sociales "progresistas".

Ahora bien, no hay duda de que el judaísmo desea ver al mundo "repararse", pero este deseo no es exclusivo del judaísmo, sino más bien todo lo contrario.

A fin de cuentas, ¿qué doctrina social y política no desea ver al mundo "reparado"?

Por citar solamente dos de los ejemplos más atroces del siglo XX, virtualmente tanto el comunismo como el islamismo, y en especial sus líderes, no importando qué tiránicos y genocidas hayan sido, han manifestado su creencia en que sus doctrinas y políticas repararían el mundo.

El Tikkun Olam, por lo tanto, es moralmente un sin sentido en si mismo.

Por lo tanto, la única cuestión que importa es, ¿qué debes hacer para intentar "reparar el mundo"?

Hemos de decir que esto tampoco es exclusivo del Tikkun Olam. La misma lógica también es cierta incluso con respecto a la creencia en Dios. Nosotros reconocemos que no sabemos realmente nada de los valores de una persona por solamente expresar su creencia en Dios. El Torquemada de la Inquisición española creía en Dios, al igual que los jefes de los grupos terroristas islámicos. Así, para el caso, sería lo mismo con Moisés, Jesús, Mahoma y José Smith.

Por lo tanto, la creencia en Dios es una de esas muchas cuestiones que necesitan una respuesta con el fin de determinar si dicha creencia en sí es probable que conduzca a buenos o malos resultados.

El judaísmo enseña que el camino hacia un mundo mejor discurre a través de la mejora moral del individuo, a través de cada persona que lucha con sus propios defectos morales. Por supuesto, en las sociedades donde reina el mal, como las tiranías fascistas, comunistas e islamistas, el individuo debe estar sobre todo preocupado por luchar contra los defectos externos. En todos los demás países, sin embargo, sobre todo en un país libre y decente como los Estados Unidos, la mayor batalla de las personas debe estar dirigida hacia su interior, hacia sus propios defectos y actitudes morales.

Los judíos que subrayan que el camino hacia una América mejor implica sobre todo superar los defectos morales de los Estados Unidos (reales o percibidos), creen que están actuando de conformidad con el judaísmo. Pero por lo general se equivocan, debido a que la manera judía de lograr un mundo mejor es a través del laborioso proceso de cambiar a la gente una a una.

Esta lección debería pasar a cada nueva generación. Si no es así, incluso la mejor sociedad comenzará a retroceder rápidamente, lo cual es lo que creen que ha estado ocurriendo en los Estados Unidos desde la década de 1960 la mayoría de los cristianos y judíos religiosos.

Las ideologías progresistas no se centran en el desarrollo de carácter individual. Más bien, siempre, y en todas partes, se han centrado en la revolución social. La declaración más reveladora que realizó pocos días antes de las elecciones de 2008 el entonces candidato presidencial Barack Obama fue la siguiente:  "Estamos a cinco días de transformar de manera fundamental los Estados Unidos de América", le dijo a un público entusiasta.

Los judíos que realmente entienden el modus operandi del judaísmo no sólo no están interesados en transformar de manera fundamental los Estados Unidos, de hecho se oponen a ello. Tener como principal objetivo transformar de manera fundamental la sociedad - por no hablar de transformar de esa manera la que es probablemente la sociedad más decente en la historia -, sólo puede dar lugar a una sociedad peor. Sí, los Estados Unidos deben ser mejorados, pero no transformados, y mucho menos transformado fundamentalmente.

Los padres fundadores de los Estados Unidos - unos hombres empapados en la teología del Antiguo Testamento - entendieron que esa transformación que cada generación debe intentar radica en la transformación moral de cada ciudadano. Por lo tanto, el desarrollo del carácter moral personal estaba en el centro de la educación de los hijos y de los jóvenes en la escuela.  Como dijo John Adams: "Nuestra Constitución fue hecha solamente para un pueblo moral y religioso. Es totalmente inadecuada para cualquier otro gobierno". Y en palabras de Benjamin Franklin: "Sólo un pueblo virtuoso es capaz de poseer la libertad".

Sin embargo, muchos judíos y no judíos no están especialmente preocupados por tener hijos y ciudadanos individuales virtuosos. En las escuelas, a los niños y a los jóvenes no se les dota de una educación centrada en el carácter personal, sino que se les enseña a centrarse en las cuestiones sociales, es decir, no se les enseña a luchar contra sus propias debilidades y naturalezas, sino sobre las supuestas huellas del sexismo, del racismo, de la homofobia, la islamofobia, la xenofobia y el carbono en los Estados Unidos. Y cuando llegan a la universidad, a los jóvenes americanos se les obsesiona con cosas tales como el "privilegio blanco" y la "cultura de la violación" en sus campus.

Al mismo tiempo, como un profesor de filosofía escribió recientemente en el The New York Times, cada vez "menos jóvenes estadounidenses creen que haya verdades morales".

Como resultado de todo esto, estamos produciendo un gran número de jóvenes estadounidenses que se muestran apasionados por el Tikkun Olam, pero que a la vez hacen trampas en las pruebas de nivel a un nivel sin precedentes en la historia.

La sabiduría milenaria abrazada por el judaísmo sigue siendo tan cierta como siempre, antes de que arreglemos la sociedad debemos trabajar en primer lugar en nuestra propia superación personal, porque somo nosotros los que componemos la sociedad.

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