Sunday, December 20, 2015

Muy interesante: La guerra americana contra los judíos - Caroline Glick - JPost



Los fundamentos de la vida judía estadounidense están bajo asalto actualmente bajo formas o maneras que eran inimaginables hace una generación. Las universidades son la zona cero de la embestida. Los movimientos de protesta en los campus son ante todo movimientos anti-judíos.

Durante la última década más o menos, los líderes y activistas comunitarios judíos se han concentrado solamente en un aspecto de esta campaña antijudía. Los líderes judíos se han dedicado a ayudar a los estudiantes judíos a combatir el directo antisemitismo inherente a los movimientos estudiantiles anti-Israel.

A pesar de los cuantiosos fondos que se han dedicado a la lucha contra las fuerzas anti-Israel en los campus, éstos no han disminuido. Por el contrario, con cada año que pasa se han vuelto más poderosas y amenazantes.

Consideren una muestra de los incidentes antisemitas que tuvieron lugar en las últimas dos semanas.

Hace dos semanas, Daniel Bernstein, un estudiante judío de la Universidad de California en Santa Cruz, y un miembro del gobierno estudiantil de la universidad, recibió la orden de no votar una resolución que solicitaba que la universidad desenvirtiera en cuatro compañías que hacen negocios con Israel.

Bernstein representa al Stevenson College de la UCSC en el gobierno estudiantil universitario. Él es también vicepresidente de la Unión de Estudiantes Judíos de su universidad. Antes de la votación en contra de Israel, Bernstein recibió un mensaje de un miembro del consejo estudiantil de su universidad donde se le ordenaba abstenerse en la votación sobre la desinversión en Israel.

El consejo de estudiantes, según informó Bernstein, había determinado que él estaba motivado por "su agenda judía", y que por lo tanto no podía ser de confianza a la hora de votar de manera justa la resolución.

En el mismo mensaje, el corresponsal de Bernstein le comunicó amistosamente de "primera mano" que sus compañeros estaban considerando removerlo de su cargo porque es "un judío con el apoyo de la comunidad judía".

Para su crédito, Bernstein ignoró sus órdenes. Él votó oponiéndose a la resolución contra Israel.

Tras el incidente, Bernstein publicó un comunicado denunciando la discriminación contra los judíos y el odio ahora rampante en su campus.

Entre otras cosas, escribió, "Me gustaría pensar que estar sometido al antisemitismo supone una nueva y sorprendente impactante incidencia. Pero la verdad es que no estoy sorprendido. No estoy sorprendido porque este odio y esta ignorancia me ha seguido a todas partes. No estoy sorprendido porque los estudiantes judíos han sido el blanco de los ataques de ese racismo vil en la UC [Universidad de California] durante años, y especialmente desde que el BDS se convirtió en un tema importante de discusión. El antisemitismo... se ha convertido en una parte inseparable de la política del campus aquí en la UC Santa Cruz y en todo el sistema de la UC".

Luego está el creciente movimiento de asociaciones profesionales que boicotean a Israel.

La semana pasada, la Asociación Nacional de Estudios de la Mujer aprobó una resolución donde se unía al movimiento BDS. La resolución, escrita en una turgente e incomprensible prosa, proclamaba que el único estado en el Oriente Medio que proporciona plena igualdad de derechos para las mujeres era el único que debía ser señalado, boicoteado y sancionado, y había que deshacerse de él.

Mientras Bernstein fue atacado personalmente, y la NWSA criminalizaba a Israel, en CUNY, el 12 de noviembre, un grupo de manifestantes se dirigió contra la comunidad judía en su conjunto.

Ese día, como parte de la "marcha nacional estudiantil del millón" donde los estudiantes exigieron una matrícula gratuita, los estudiantes anti-judíos en la CUNY se manifestaron en el Hunter College e introdujeron una nueva demanda: la expulsión de todos los partidarios de Israel del campus.

Congregándose en el centro del campus, unos 50 estudiantes corearon al unísono, "Sionistas fuera de CUNY".

Aparte de una declaración anodina a favor de la "libertad de expresión", los administradores de la CUNY no tenían nada que decir sobre el asunto.

Por su parte, los administradores de Hunter emitieron un comunicado "condenando los comentarios antisemitas" realizados por los participantes en la manifestación.

Pero ninguna medida disciplinaria se tomó en contra de cualquiera de ellos.

En declaraciones al Algemeiner, el director regional del noreste de StandWithUs, Shahar Azani, comentó que el incidente en Hunter "es otro ejemplo del secuestro de diversas causas sociales por parte del movimiento anti-Israel".

Al hacer esta afirmación, Azani se limitaba a reiterar la posición adoptada por los líderes y activistas comunitarios judíos que participan en la lucha para defender a los judíos e Israel en los campus universitarios. Desafortunadamente, esta posición es incorrecta.

De acuerdo con la sabiduría prevaleciente que guía las respuestas comunitarias judías ante los ataques contra los estudiantes judíos en los campus, los movimientos anti-Israel y anti-judíos son diferentes del resto de fuerzas anti-liberales más amplias que ahora perturban la vida de los campus a lo largo de los EEUU. Tal como los líderes judíos ven las cosas, no hay una conexión intrínseca entre los manifestantes que abrazan el victimismo y las limitaciones que exigen a la libertad de expresión (siempre que ponga en cuestión las ideas políticamente correctas), los que requieren el asambleísmo y matrículas gratuitas, y los que tratan de conducir a los judíos fuera de la esfera pública en los campus universitarios.

En otras palabras, los líderes judíos creen que los sionistas también pueden compartir el victimismo políticamente correcto estudiantil.

Pero no pueden.

El movimiento victimista estudiantil, que exige que en las universidades se limite la libertad cuando pueda molestar a los grupos étnicos, sexuales y religiosos que se designan como auténticas víctimas, son necesariamente hostiles a los judíos. Esta es la razón por la que, al mismo tiempo que las autoproclamadas "víctimas" - negros, musulmanes, transexuales - son mimados y acariciados, los judíos se han convertido realmente en el único grupo que no está protegido. De hecho, el movimiento BDS ya requiere que las universidades discriminen a los estudiantes judíos.

El conflicto inherente entre los principios del movimiento progresista y los derechos judíos se expone claramente en una guía para "microagresiones" raciales publicada a principios de este año por la Universidad de California. Los estudiantes y profesores deben evitar cometer estas "microagresiones" si quieren permanecer en el lado políticamente correcto de las autoridades del campus y de la ley.

La UC define "microagresiones" como "intercambios verbales o no verbales breves y sutiles que envían mensajes denigrantes para el receptor debido a su pertenencia a un grupo (como la raza, el género, la edad o el estatus socio-económico)".

Los transgresores pueden esperar ser acusados de generar un "ambiente de aprendizaje hostil", un acto que puede provocar que sean expulsados y sometido a investigaciones criminales.

Como el profesor de Derecho Eugene Voloch informó en The Washington Post en junio pasado, entre otras cosas la lista de delitos incluye "abrazar los méritos como un medio para avanzar en la sociedad". Una declaración del estilo de "yo creo que la persona más calificada debe realizar o conseguir el trabajo" puede destruir la carrera académica de una persona.

También las declaraciones rechazando la raza como un factor importante para juzgar la competencia de una persona pueden ser ahora consideradas como racistas. Y sentencias en el sentido de: "Sólo hay una raza, la raza humana", "Estados Unidos es un crisol de culturas" o "Yo no creo en la raza" pueden provocar problemas a un estudiante o un profesor.

En una columna de la semana pasada, Dennis Prager señalaba que la lista castiga como racismo todos los pilares de la sociedad liberal en América. "La lista", escribía, "muestra que la universidad americana está ahora más cerca del fascismo que de la libertad tradicional".

Prager tiene razón, por supuesto. Pero la toma fascista del poder en las universidades americanas no afectará a todos los estadounidenses por igual.

Los judíos son las principales víctimas de esta situación.

Durante la mayor parte de los últimos cien años, la movilidad ascendente de los judíos estadounidenses se ha relacionado directamente con el abrazo de los valores meritocráticos de los Estados Unidos. Cuando los estadounidenses han ido dejando atrás la raza y el origen étnico como valores, y las personas han sido progresivamente juzgadas por su talento, saber y competencia profesional, entonces esos criterios han promovido el ascenso social de los judíos. En cambio, cuando cualidades  distintas a la competencia, el talento y la profesionalidad han determinado el estatus social y profesional, los judíos han sufrido y se han enfrentado a la discriminación, y visto como sus oportunidades a la hora de avanzar han sido limitadas.

La Universidad no es más que un pequeño componente de la sociedad estadounidense. Pero para ganar un lugar en el centro de los Estados Unidos, las clases media-alta y alta, se necesita por lo menos un título universitario. Por otra parte, los graduados universitarios van a poblar y dirigir el Estado y las burocracias de gobierno federal, el mundo empresarial, el sector del entretenimiento y cualquier otra área importante de la actividad humana en la sociedad estadounidense.

El rechazo en la universidad de los principales principios liberales y simultáneamente la legitimación de las fuerzas antisemitas, no representa una simple coincidencia. Los judíos son un recordatorio constante de que la acción humana - en lugar de la raza y las otras identidades de grupo - tiene sobre todo que ver con la capacidad de una persona de sobresalir en lo académico y más allá. Pero para que los principios fascistas se impongan, los judíos deben ser demonizados y aborrecidos.

El vínculo intrínseco entre el antisemitismo y el fascismo, y su abrazo simultáneo por una institución estadounidense clave, significa que la igualdad de derechos y libertades de los judíos se verán mucho más amenazadas en los actuales EEUU, algo de lo que la mayoría de los líderes y activistas judíos no se han dado cuenta. El fracaso de la comunidad judía hasta la fecha para derrotar con éxito a las fuerzas antisemitas en los campus se debe al menos en parte a su incapacidad de reconocer o lidiar con la doble naturaleza del problema.

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