Saturday, April 30, 2016

Antisemitismo ya sin disfraces en la izquierda británica: "Jeremy Corbyn no puede resolver la actual crisis del partido Laborista británico porque él forma parte del problema" - Tim Stanley - Telegraph



Jeremy Corbyn no puede resolver la actual crisis del partido Laborista británico porque él forma parte del problema. Si se acepta que el antisionismo es igual al antisemitismo, entonces la única forma de que Corbyn podría conducirlo fuera de su partido es purgarse a sí mismo. E incluso el más disciplinado estalinista nunca haría eso.

Sí, necesitamos abordar este debate con mayor precisión. En primer lugar, el antisemitismo y el antisionismo no son siempre lo mismo; debemos evitar la retórica que conduce a una congelación del debate. En segundo lugar, tenemos libertad de expresión en este país y aún si alguien distorsiona la historia o no, debería tener la libertad de decir lo que piensa. En tercer lugar, se puede encontrar mucho antisemitismo tanto en la derecha como en la izquierda.

Y, en cuarto lugar, no imaginemos conspiraciones allí donde no existen. Toda la izquierda no es congénitamente antisemita. Mildred Gordon murió hace un par de semanas, él era un ex miembro del Parlamento, feminista, trotskista y discípulo de Ken Livingstone, encarnaba una tradición judía radical que tanto hizo para hacer avanzar en el socialismo en el siglo XX. Israel, del mismo modo, comenzó su vida como un proyecto socialista. Cada vez que la izquierda lanza plátanos contra el sionismo, me gusta volver a las palabras de Golda Meir, la primera ministra laborista israelí, quien dijo: "La realización del sionismo forma parte del socialismo". Si usted cree que el racismo sólo puede ser derrotado por el igualitarismo, esta afirmación tiene mucho sentido, y hay que reconocer que Israel fue creado como reacción al mayor crimen cometido por el fascismo.

Yo no me creo - no puedo llegar a creerlo - que la izquierda británica se haya convertido de repente en un pantano infestado de antisemitas raciales o religiosos. Pero puedo creer que su ideología desde la Guerra Fría no ha sabido adaptarse a la realidad, que ha hecho bastantes malas alianzas y que su obsesión por la igualdad, las minorías y la defensa de lo indefendible ha socavado su juicio moral. Ese es el problema, ¿verdad?.

El marxismo es materialista. Sus adeptos creen que la historia es una lucha en torno a las diferentes clases, y que la raza y la religión son mitos utilizados para dividirnos. Ellos han entendido de manera absoluta a Israel a través del prisma de la política de poder, como una narrativa del fuerte que oprime al débil. Del imperialismo capitalista. Este relato ha sido coloreado con algunos prejuicios, algo de propaganda marxista y mucho odio irracional al aliado de Israel (en mejores tiempos), América.

Pero sobre todo por el deseo de estar siempre al lado de los autoproclamados movimientos revolucionarios, esos hombres en kufiyya que profesan ideales marxistas. "No es terrorismo, es defenderse", dijo Seumas Milne, el actual jefe de prensa de Corbyn. Milne pasó su año sabático en el Líbano y aprendió árabe. Cuando asistió a una conferencia caminaba con una chaqueta de Mao y hablaba con un falso acento palestina. Esta mentalidad es mimética. Al apropiarse de la lengua de los "oprimidos", tal vez uno espera convertirse en ellos para ser y estar con "la gente común como usted".

La fuerte e histórica identificación de la izquierda con el nacionalismo árabe y su sesgo en contra de Israel - articulada en ocasiones a través de antiguos mitos conspiracionistas de moda - se produjo sin ninguna comprensión real del sujeto. Ignorando la lucha de Israel por sobrevivir o la evolución de la política árabe lejos del anticolonialismo y hacia el islamismo. En los últimos años, la extrema izquierda británica a menudo se ha manifestado a través de intelectuales burgueses que defienden los intereses de los fanáticos religiosos. Este no es el antisemitismo religioso o biológico el pasado, se trata una muy novedosa coalición de fuerzas e hipótesis que han producido un nuevo odio: un odio a un estado específico sobre la base de distorsiones de la historia, de diferencias religiosas y de la percepción que tienen de la tierra y el dinero que otros no tienen.

Puedo entender por qué otros deducen que estamos ante un antisemitismo político. Y esto sin duda, y es una triste ironía, es una traición al socialismo. Si el socialismo nos advierte que la raza y la religión son una distracción de lo que realmente importa - el dinero y el poder -, aquí tenemos un ejemplo de como estos socialistas están terriblemente distraídos de lo que realmente importa en el Oriente Medio.

Israel no tiene nada que ver con el Estado islámico. O con el fascismo militarista en Egipto. O con la pena de muerte en Arabia Saudí. O con el asesinato de las minorías sexuales en toda la región. Y sin embargo, toda la izquierda solamente quiere hablar de Israel. Ellos no tienen ninguna obsesión con China, Ruanda, o Corea del Norte.

Y esta ideología fue validada cuando Jeremy Corbyn fue elegido líder del partido Laborista, un hombre que dirigió la Coalición Parar la Guerra y que describe a Hamas y Hezbolá como unos amigos.

Ahora, bien por él, se ha visto obligado a desatar una investigación y a tener un debate. Pero ¿por qué es necesario cuando si hubiera un liderazgo audaz ya habría realizado este trabajo? Sin duda, uno debe tener el valor instintivo de decir a los Livingstones de la izquierda: "Sus puntos de vista están equivocados y deben irse".

Pero eso no sucederá porque el juicio moral de la izquierda ha sido sofocado por la política del vudú anti-colonial. Esto es a lo que los moderados tienen que enfrentarse: una pasión intelectual que se ha desprendido de las amarras morales del socialismo.

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